Cómo es volar en business cuando nunca has volado en business

No solo hay que ser honrado, sino parecerlo. Al menos, eso asegura el refranero. Algo similar sucede con viajar en business. No es suficiente con viajar en la clase top del avión, sino que hay que transmitir la impresión de que es lo más normal del mundo. Ya sea por conocimiento o por fingimiento, la gran mayoría de la gente que va en business actúa como si aquello fuera tan habitual como coger el metro. Y, sinceramente, para la gran mayoría de los viajeros, esto no es así. Por eso, si tiene la fortuna de ir en business, es recomendable tener una ligera idea de lo que se va a encontrar. 

Antes de empezar, conviene puntualizar que el que esto subscribe tampoco es un experto en estos lares. Las pocas veces que he volado en business es porque me han invitado – por favor, no me malinterpreten, hablar de viajes es mi trabajo –. La última vez que esto sucedió fue gracias a Cathay Pacific, la compañía hongkonesa. El vuelo conectaba Madrid con Hong Kong, un destino donde convergen las tradiciones orientales y occidentales, debido a que fue colonia del Imperio Británico durante casi siglo y medio, hasta que volvió a manos chinas el 1 de julio de 1997. 

A pierna suelta

Pero, antes de llegar, hay que coger el avión. Cathay Pacific opera con Airbus A350-1000, que cuenta con una capacidad de 334 pasajeros, 46 de ellos en su clase preferente. Al entrar en el avión, lo primero que llama la atención es que las filas de asientos comienzan en la 12. E, inmediatamente, pasan a la 14, por eso de evitar el mal fario del “12+1”. La clase business va de la mencionada fila 12 a la 23 y los asientos son totalmente independientes. Aquí no hay luchas con el vecino por el reposabrazos ni dolores articulares por golpear con la rodilla el asiento delantero.

Mediante una disposición de los asientos escalonada, en diagonal, se crea un espacio más amplio para los pasajeros y para la tripulación del vuelo. Cada viajero ocupa lo que se denomina pod (vaina, en inglés). Se trata de un cubículo individual que crea una completa sensación de intimidad. El asiento puede ponerse en posición horizontal, transformándose en una acogedora cama. En un vuelo como el que une Madrid y Hong Kong, con una duración de 12 horas, la posibilidad de dormir cómodamente reduce considerablemente los riesgos del jet lag. 

Nada más sentarse, uno recibe una serie de amenities que le ponen en situación: un neceser con todo lo imprescindible para la higiene personal durante el vuelo – y más allá –, unas zapatillas para andar por el avión como si estuvieras por tu casa y un edredón tipo saco. Obviamente, todo está perfectamente ubicado en su compartimento para no alterar la comodidad. Una vez sentado, una gran pantalla táctil, individual, por supuesto, nos da toda la información necesaria del vuelo y ofrece una amplia oferta de cine, series, realities, música, podcasts... De hecho, Cathay Pacific ha recibido en 2023 el galardón de mejor entretenimiento a bordo del mundo por SKYTRAX, auditoría británica dedicada al análisis y comparación en materia de calidad de las diferentes aerolíneas y aeropuertos de todo el mundo.  

Camino a Hong Kong, por ejemplo, uno puede decantarse por el último cine de Hollywood o por clásicos del cine asiático. Hong Kong es una potencia cinematográfica y el entretenimiento a bordo da buena cuenta de ello. Algunos optarán por los mamporros de Jackie Chan y Bruce Lee –dos héroes locales–. Otros, por largometrajes de autor como Deseando amar, de Wong Kar-wai. Todas estas opciones son válidas para ponerse en situación antes de llegar a nuestro destino. Además de la cantidad, también hay que tener en cuenta la calidad, ya que algunos contenidos están en 4K. 

A mesa puesta

Todo esto está muy bien, pero la mayor parte de los viajeros se preocupan principalmente por dos cosas: el comer y el beber. Respecto a lo segundo... sí, es cierto, todo está incluido con el billete. Y sobre la comida, Cathay Pacific ofrece un variado menú donde elegir.

Un ejemplo de la cena: para empezar, uno puede decantarse por la ensalada de gambas marinadas con hierbas, maíz chipotle y puré de judías cannellini; de plato principal, los amantes de la carne tienen el costillar de ternera cocido a fuego lento con jugo de tomillo alcachofas asadas y patatas con rábano picante; y, para acabar, una buena opción sería la tabla de quesos con Reblochon, Double Gloucester y Colston Bassett Stilton. En cuanto a la bebida, uno ha de elegir entre alguno de los muchos vinos de su carta, champagne, agua, cócteles, tes... o una cerveza creada en exclusiva para la compañía aérea, la Betsy Beer. 

Obviamente después de una cena tan opípara lo más probable es que a uno le entre sueño. No hay problema, reclina su cama y a dormir hasta que lleguemos la destino. Aunque es probable que antes prefiera pasar por el cuarto de baño. Pues ahí también hay diferencias. El principal baño de clase business tiene una ventana, por lo que podrá contemplar como el sol se oculta en el horizonte mientras satisface sus necesidades de limpieza... Lo cierto es que uno se acostumbra enseguida a viajar en clase business.