El pueblo medieval con 1.000 años de historia en el Pirineo que es perfecto para una escapada
Es posible teletransportarte a la época medieval con tal solo andar por este pueblo aragonés que apenas tiene 20 habitantes y ha sido nombrado Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural.
La Edad Media en España, qué tiempos aquellos... Ese periodo que duró algo más de mil años y al que más de uno le gustaría experimentar por lo menos una vez en la vida. Vivir en un pequeño pueblo medieval, despertarse con la luz del sol— adiós a esa alarma que pospones tres o cuatro veces antes de coger el móvil y estar en la cama por lo menos quince minutos más—y ponerse a afanar el campo. Si tienes suerte visitará el pueblo algún comerciante curioso—desde luego mucho más entretenido que ir de tiendas a ver la misma ropa de siempre que solo sabe subir de precio y que cada vez es más terrorífica—, o podrás hacer un viaje a la "gran ciudad" para vender queso o alguna cerámica. Si te quedas en el pueblo, podrás recorrer sus calles empedradas hasta lo alto de la iglesia para la misa de primera mañana y ver desde la colina el amanecer. No todo es tranquilo, estamos en el siglo de la invasión musulmana en la península—siempre hay una guerra sea el siglo que sea, eso no cambia— y estando más al norte siempre hay un rey califal que quiere invadiros. Esto es mucho suponer, pero realmente hay un pueblo en los Pirineos que una vez llevó este tipo de vida, y que puedes visitar para revivir esta historia gracias a la restauración que ha llevado a cabo el Gobierno de Aragón, consiguiendo que cada piedra de cada camino siga manteniendo la misma esencia que en el siglo X. ¿Te atreves a vivir esta aventura medieval?
Montañana, historia medieval en estado puro
Este fantástico pueblo anclado en el pasado medieval es Montañana, una villa pirenaica de Ribagorza, en Huesca. Perfecto para una escapada rural, sus apenas 20 habitantes viven orgullosos en este pueblo aragonés que ha sido nombrado Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural. Quedarte a pasar la noche no creo que puedas, a no ser que conozcas a uno de esos escasos 20 habitantes, pero si viajas hasta Huesca para vivir esta experiencia puedes alojarte en Lérida y subir hasta aquí en coche para pasar el día como un auténtico personaje del medievo con una de las visitas guiadas que se hacen durante todo el año, en las que se ven todos sus puntos de interés.
Recorriendo sus calles, subiendo por sus cuestas, Montañana te enseñará paso a paso su historia: está se remonta al año 987, donde su situación tanto geográfica como de altura le servía a los habitantes de la villa como punto defensivo de las incursiones musulmanas dirigidas por Abd al-Málik. Por ello encontramos dos zonas bastante diferenciadas en esta villa, la baja—que es la que vemos en la fotografía de más arriba— donde se encuentran las casas que estaban dedicadas al cultivo, por la que pasa un riachuelo en el que nos encontramos con el "puente de dos ojos", un gran arco central del siglo XV.
En la parte alta ya encontramos más concentrado el patrimonio románico de la villa, donde destaca la Iglesia de Santa María de Baldós, una iglesia parroquial destilo románico-gótico que tiene el elemento más icónico del pueblo y que es lo primero que se ve desde lejos de Montañana: una gran torre adosada de principios del gótico con su respectivo campanario. También es imprescindible ver la Ermita de San Juan, una ermita románica del siglo XII que ha sufrido más el paso del tiempo, pero que también es uno de los elementos arquitectónicos más importantes de la villa.
La experiencia medieval definitiva
Ya te he adelantado al comienzo del texto que venir a ver este pueblo es como vivir la experiencia medieval en tus propias carnes. Y no estaba exagerando, los fines de semana más cercanos a San Jorge (23 de abril) y día de la Virgen del Pilar (12 de octubre), en Montañana se recrean de forma rigurosa eventos históricos ocurridos en el pueblo. Unos cuantos actores que se toman muy en serio su misión representan la vida cotidiana de la villa, esa que te he narrado y que puede vivirse en primera persona: los campesinos y su día a día, los carpinteros en faena, con sus herramientas... Una experiencia única si tienes la oportunidad de pasarte por aquí durante esas fechas señaladas.
Ya ha quedado claro que esto es una experiencia turística a otro nivel. Visitar esta pequeña villa de Huesca no puede denominarse como una escapada rural más, es un viaje al pasado en el sentido literal. Gracias a la conservación de pueblos como este podemos conocer un poco mejor la historia de nuestro país, y sentirnos mucho más cerca de ella que nunca.
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