Así era la Marina d’Or cordobesa: un recorrido por uno de los yacimientos más increíbles de España
Ubicado a unos 18 kilómetros de Baena, el yacimiento de Torreparedones se configura como una importante ciudad balneario en época romana. Visitarlo es toda una lección de historia y de importancia del agua.
El Yacimiento de Torreparedones de Baena es ya uno de los referentes del turismo arqueológico nacional. Turistas nacionales, pero también suizos, franceses, alemanes, belgas, holandeses o checos se han dejado caer por este Bien de Interés Cultural.
Situado entre dos municipios, el de Baena y el de Castro del Río (pero dependiente del ayuntamiento de Baena), llegamos a este elevado cerro de la Campiña acompañados por José Antonio Morena, arqueólogo municipal y director del Parque Arqueológico de Torreparedores. Él nos cuenta que se labraba aquí, en esta zona, desde siempre, y que el sitio ha estado habitado desde la Prehistoria (desde el Neolítico final) hasta el siglo XVI. Es decir, ha estado unos 5.000 años habitado.
Pero fue en época romana cuando adquirió su máximo esplendor y cuyas ruinas hoy lo convierten en un centro turístico, al que se accede desde el Centro de Visitantes. Fue hace casi 200 años, en 1833, cuando tuvo lugar el primer gran descubrimiento: el Mausoleo de los Pompeyos. Fueron unos labradores de la zona, que trabajaban en las tierras que se conocían como cortijo de las Vírgenes, los que encontraron esta tumba en cuyo interior había varias urnas cinerarias con el nombre de las personas allí enterradas. Ya a finales de 1980 y principios de 1990 es cuando se puso en marcha The Guadajoz Proyect, donde la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto de Arqueología de la Universidad de Oxford y la Universidad de Córdoba unirían fuerzas para iniciar unas excavaciones que se reforzaron en 2006 y siguen a día de hoy, ya que “solo hay un 10% excavado”, nos cuenta José Antonio.
Son muchos los elementos de esta ciudad balneario que se debate entre dos nombres (la colonia Ituci Virtus Iulia o el municipio Bora Cerealis) los que la hacen especial, desde el foro con su templo, su curia, su basílica… hasta varias termas, mercado, necrópolis, anfiteatros…
Vamos a verlos.
La inscripción más larga de la Bética
Entramos en el foro, centro de la vida en época romana y uno de los lugares más majestuosos del conjunto. A ello contribuyen las esculturas monumentales de la familia imperial y otros individuos destacados que la decoraron en su día y que hoy se asoman a la plaza en forma de réplicas (las originales de mármol se pueden ver en el Museo Histórico y Arqueológico de Baena). Está la de Livia, la de Tiberio… Pero la más especial se encontró en uno de los laterales del foro, en la curia, y representa a Augusto. Es la única que se conserva del tipo divus Pater en todo el Imperio.
Tuvimos la suerte de encontrarnos en la curia, ubicada en el ángulo noroeste de la plaza, con el doctor Ángel Ventura, profesor del área de Arqueología de la Universidad de Córdoba, quien nos dio una clase magistral sobre cómo funcionaba el gobierno romano, cómo se guardaban los documentos en el archivo (tabularium) y los fondos públicos, en el arca ferrata (una caja fuerte, aerarium).
En un lateral del foro se encuentra el templo, dedicado al culto de César Augusto; en el lateral opuesto, la basílica jurídica. Y cruzando el suelo de la plaza, la inscripción más grande de la Bética, con 19 metros. Aunque se ha perdido su parte central, las letras que se conservan dejan claro que un tal Marco Junio Marcelo pagó de su propio bolsillo esta obra.
Fuera del foro están el mercado público (donde se vendía pan, frutas, pescado, carne… y uno de los pocos ejemplos conservados en la península ibérica), la casa del panadero, el anfiteatro, las necrópolis…
Las Termas de la Salud
Tres son las termas que se han encontrado de momento en el yacimiento. Se cree que puede haber más. Unidas al altar en honor a la diosa de la Salud también hallado en ellas, todo parece apoyar la hipótesis de que este lugar era una ciudad balneario, donde la gente venía a sanarse. La fuente de la Romana, situada a unos 300 metros al sureste de la antigua ciudad, se configuraría así como un manantial de aguas con propiedades terapéuticas.
Entre los tres baños públicos de los que se tiene conocimiento hasta el momento, visitamos las llamadas Termas de la Salud, las mejor conservadas del conjunto. En ellas había piscina de agua fría, sala templada, sala caliente (caldarium), fuentes de agua fría, un pozo de 20 metros de profundidad… y hasta 23 taquillas en las paredes del caldario para dejar la ropa.
El milagro de la luz
Son dos los lugares de culto con los que contaba esta ciudad en época ibérica y romana. Uno de ellos es visitable y en él se adoraba en época romana a Dea Caelestis, encarnada en un betilo, es decir, una columna sagrada sobre la que se produce el llamado “milagro de la luz”, propiciado por la orientación norte-sur del edificio: cuando los rayos solares impactan sobre ella y la van recorriendo iluminando su parte más alta en el solsticio de invierno y recorriéndola hasta abajo en el solsticio de verano. Junto a ella se encontraron más de 350 exvotos de piedra, muchos de ellos representando a figuras humanas, piernas y mujeres tocándose la tripa.
Horario y cómo llegar
El yacimiento de Torreparedones está abierto al público de miércoles a domingo y festivos de 9:00 a 13:00.
Si se parte de Baena, hay que coger la A-3125 dirección Cañete de las Torres. En el kilómetro 17 parte un camino (la antigua vía pecuaria camino de Castro del Río a Porcuna) que enlaza a su vez con otro dirección norte que conduce directamente al yacimiento.
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