5 rincones míticos en la andaluza

La costa que se extiende entre Cádiz y Málaga posee míticos y desconocidos rincones tan bellos como sorprendentes. Dunas, arrecifes, playas, faros, calas, parques nacionales, castillos, murallas, reliquias botánicas y montañas de casi 2.000 metros que se despliegan por un accidentado y fascinante paraje.

Atardecer en Trafalgar
Atardecer en Trafalgar / ajcabeza

Desde la gaditana Caños de Meca hasta la malagueña Istán se despliegan una costa salvaje y un interior montañoso inimaginables. Los arrecifes que rodean al mítico Faro de Trafalgar son una enorme plataforma que rodea todo el cabo, donde se pueden ver los huecos circulares de donde se sacaron las piedras para los molinos. Más adelante se alza una gran duna retenida por la vegetación, y una gran zona rocosa sobre la que se asientan el Faro de Trafalgar. Desde esta gran torre, los únicos testigos son la inmensidad del mar y el silencio. La zona posee una riqueza faunística impresionante, donde destacan meros, corvinas, robalos y doradas de tamaño increíble. Pero lo más valioso de la zona es su riqueza arqueológica, por la multitud de barcos naufragados cargados de tesoros. Para los submarinistas más experimentados es la Meca de este deporte.

A lo largo de la historia este cabo ha tenido una intensa actividad humana por su estratégica ubicación. Aquí existen vestigios tanto romanos como hispano- musulmanes. Aunque parece poco habitable por su aridez y por su cercanía al mar, el paraje está cargado de historia. En la época romana, donde hoy se levanta el faro, existía un templo dedicado al dios Juno, donde había incluso un altar para los sacrificios en su honor. Y lo cierto es que algunos submarinistas dicen haber visto el templo sumergido en las aguas del cabo. Y los árabes construyeron en el siglo IX una torre de vigilancia, cuyos restos se pueden ver junto al faro. Pero el hecho más recordado es la Batalla de Trafalgar, donde los ingleses derrotaron a las tropas franco-españolas y hundieron decenas de barcos que hoy yacen bajo las aguas. Cerca de Trafalgar existen diferentes bancos o bajos rocosos que se deben evitar por los peligros de embarranque que comportan, como en el caso del Banco del Hoyo, que arbola en mar gruesa, o del Banco de Trafalgar, en cuyas inmediaciones el agua incluso amarillea por acción de las arenas removidas por la corriente.

La gaditana Bolonia es el nombre de una playa mítica donde Roma halló el mejor espacio para enclavar una ciudad que dio en llamar Baelo Claudia. Cuentan que en ella trabajaron marineros y sabios gastrónomos que elaboraban el codiciado garum en factorías de las que aún queda memoria arquitectónica. Las reviradas carreteras llevan hacia el interior malagueño donde el futuro Parque Nacional Sierra de las Nieves atesora profundos valles, barrancos y desfiladeros. Pero sobre todo, conserva antiguos bosques de pinsapos, algunos con más de 400 años, una reliquia botánica que se remonta a la época glaciar de la península. El nombre del parque viene de la nieve de sus altas cumbres que, antiguamente, se mantenía durante todo el año. Los lugareños la almacenaban en los neveros y por la noche la bajaban con mulas para distribuirla por los pueblos. En lo más alto, Ronda, una de las ciudades más antiguas de nuestro país. Además de su impresionante Puente Nuevo, esconde fascinantes e inimaginables escondrijos. Y en Istán, los musulmanes marcaron el legado histórico, y Fernando el Católico celebró una misa.

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