El pueblo de Salamanca que parece sacado de una película Disney

A unos 75 kilómetros de Salamanca descubrimos este bello pueblo que, además, esconde una curiosa leyenda.

Pasear por este pueblo de Salamanca es como hacerlo por una película Disney.
Pasear por este pueblo de Salamanca es como hacerlo por una película Disney. / Istock / Jose Miguel Sanchez

Nos trasladamos hasta la comarca salmantina de Sierra de Francia para descubrir un pueblo en el que parece que el tiempo se haya detenido. Con 215 habitantes censados, sus calles parecen un escenario en el que princesas medievales, caballeros, doncellas y villanos podrían hacer acto de presencia en cualquier momento.

Conocido como el ‘balcón’ de la comarca, el pueblo de Sequeros nació gracias al proceso de repoblación llevado a cabo por los reyes leoneses en la Edad Media en la Sierra de Francia. Y, 500 años después, en 1756, fue elevado al rango de ‘villa’ gracias al título expedido por el rey Fernando VI. Saltamos ahora hasta el periodo comprendido entre 1833 y 1968, en el que formó parte de la Región Leonesa, hasta que, finalmente, se acabó integrando en Salamanca.

El pueblo de Salamanca que parece escenario de una película Disney.

Un pueblo de Salamanca muy, muy bonito.

/ Istock / Jose Miguel Sanchez

Tras esta breve pincelada histórica llega el momento de poner un pie en este bello pueblo que ya fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 2004 gracias, entre otras cosas, a la belleza de sus calles, con casas blasonadas, bodegas y corrales para el ganado. Y, antes de nada, es curioso saber que debe su nombre a los secaderos de castañas situados en las plantas más altas de las casas serranas.

El centro neurálgico de Sequeros es su Plaza Mayor, de una belleza que dan ganas de quedarnos allí a pasar la tarde charlando con los locales. Y es que su frente balconado se ha convertido por méritos propios en un icono de este pueblo Disney. Seguimos descubriendo rincones como la pequeña placita que alberga la Iglesia de San Sebastián y San Froilán, antigua iglesia parroquial, construida entre 1783 y 1785, digna de unas cuantas fotos.

Cada rincón de Sequeros tiene un encanto único.

Cada rincón de Sequeros tiene un encanto único.

/ Istock / Jose Miguel Sanchez

Sequeros: pueblo Disney

También nos sorprende otro punto muy cinematográfico, el Mirador de la Cruz desde el que se pueden divisar varios pueblos del entorno. Un enclave perfecto para que Mufasa levante al futuro Rey León y le diga aquello de ‘Mira, Simba. Todo lo que toca la luz es nuestro reino’.

Sequeros posee un rico patrimonio natural, y, justamente, en un amplio robledal aparece ante el espectador la iglesia parroquial en el lugar donde se encontró la imagen de la Patrona del pueblo, la Virgen del Robledo. Y justo en relación a esa imagen llega el momento de hablar de una leyenda muy ligada a la historia de Sequeros.

Redacción Viajar

La leyenda de la Moza Santa

En 1424 una vecina de Sequeros que respondía al nombre de Juana Hernández se levantó en su propio funeral para anunciar que se iba a descubrir la imagen de una Virgen (sí, la de Nuestra Señora de la Peña de Francia). Y no es que entonces ocurriera un milagro, sino que los vecinos creyeron que estaba muerta, cuando en realidad estaba agonizante.

Sequeros se encuentra en la comarca de la Sierra de Francia.

Sequeros se encuentra en la comarca de la Sierra de Francia.

/ Istock / Jose Miguel Sanchez

En vida, Juana también realizó otras profecías, como la fundación de tres conventos, que fueron el de Santa María de Gracia (San Martín del Castañar), el propio de la Peña de Francia y el de las Batuecas.

En Sequeros, la mayoría de fuentes tienen su encanto particular.

En Sequeros, la mayoría de fuentes tienen su encanto particular.

/ Istock / Jose Miguel Sanchez

Hoy en día se conservan sus restos en la hermosa Ermita de la Virgen de Robledo, lugar en el que cada 3 de mayo se pone fin a la romería en honor a esta Moza Santa cuya historia, para ser sinceros, tiene todos los alicientes para formar parte de la próxima película de la factoría Disney.

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