LANZAROTE

El agua y el fuego han compuesto una de las estampas más bonitas, Lanzarote

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En busca de la huella de César Manrique en Lanzarote

La creatividad infinita del artista se funde con la naturaleza ardiente de esta isla canaria configurando un paisaje único.

Aterrizar en Lanzarote es como descender de una nave espacial en otro planeta. Los cráteres y volcanes, en tonos grises y rojizos, perfilan gran parte del paisaje, sumergiendo en la paz y calma más profundas.

Pero esta isla, además de estar esculpida por el fuego, también lo está por el arte de César Manrique. Un arte que se ha convertido en la mayor esencia de Lanzarote y de su cultura.

LANZAROTE, LA ISLA DIFERENTE

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VENTE DE VIAJE

Pintor, escultor, arquitecto. El polifacético artista nació en Arrecife en 1919, pero se marchó de la isla con 17 años. A ella volvería definitivamente en 1966, tras participar en la Guerra Civil, estudiar en Madrid y Tenerife y vivir en Nueva York, donde realizó varias exposiciones.

Su obra, pionera en ecologismo, llena cada rincón de la ínsula, mimetizándose con el paisaje y dialogando con él, especialmente a través de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote. Un importantísimo patrimonio público, propiedad de los lanzaroteños, que marca los enclaves turísticos imprescindibles de la isla. La lava, el mar y el arte confluyen entre casas blancas de ventanas y puertas verdes o azules.

La lava transformada en arte

La primera obra creada por César Manrique en Lanzarote fue Los Jameos del Agua, en el municipio de Haría. Un espacio originado en el interior de un tubo volcánico al que el artista dio forma para conectarlo con la naturaleza exterior. De los tres jameos, o aberturas, que lo componen destaca el Jameo Grande, donde una laguna, rodeada de palmeras y piedra volcánica, contrasta con su reluciente suelo blanco. Por otro lado, en las aguas de la laguna natural habita un tipo de cangrejo endémico, que se caracteriza por ser albino y ciego. Se le conoce coloquialmente con el nombre de "jameíto".

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Los Jameos del agua de Lanzarote son una de las atracciones más populares e impresionantes de la isla canaria

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El espacio cuenta también con un restaurante y un auditorio natural que acoge emocionantes conciertos. Para llegar a este maravilloso oasis hay que bajar por una escalera de caracol hecha con piedra volcánica.

Conectado bajo tierra por el mismo tubo volcánico encontramos otro de los lugares más visitados en Lanzarote, la Cueva de los Verdes, cuyo diseño habilitado para las visitas turísticas corrió a cargo de Jesús Soto, arquitecto paisajista colaborador de César Manrique. El momento más especial en un recorrido por esta gruta es cuando la quietud de sus profundidades es irrumpida por su reflejo guardado en forma de secreto.

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Los preciosos Jameos del Agua desde otra persoectiva

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Al sur de Lanzarote, el Parque Nacional de Timanfaya está dominado por sus Montañas de Fuego, el mejor punto de la isla para sentirse marciano. En él, César Manrique diseñó el restaurante El Diablo, cuyos platos son cocinados aprovechando el calor que desprende la tierra.

Las obras de César Manrique donde disfrutar de las mejores vistas de Lanzarote

En el extremo norte, elevado sobre el Risco de Famara, se ubica el Mirador del Río, una terraza tallada sobre piedra volcánica que se columpia encima del Atlántico, ante la estrecha franja de agua que separa Lanzarote de La Graciosa. Desde allí casi es posible tocar la isla vecina. Merece la pena detenerse unos minutos ante las espectaculares vistas que se extienden hasta el archipiélago Chinijo, una de las reservas marinas más importantes de Europa.

LANZAROTE, UNA ISLA DIFERENTE

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A unos 20 minutos en coche, llegamos al Jardín de Cactus. Excavado en una antigua cantera de arena volcánica y rodeado de una plantación de tuneras, era la obra predilecta de Manrique, quizá por tratarse también de su último proyecto.

Más de 4.500 cactus, entre los que se encuentran cientos de especies diferentes procedentes de todo el planeta, se distribuyen en este edén configurado a modo de anfiteatro. Sus tamaños y formas imposibles guían a un apacible paseo de verdes y espinas vigilado por un molino.

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El Jardín de los Cactus es una de las construcciones más bellas y curiosas de Manrique

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Levantado en el siglo XVIII en Arrecife, el Castillo de San José fue transformado por César Manrique en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC) con un restaurante donde comer disfrutando de las bonitas panorámicas de la bahía.

En una rotonda próxima a la Milla de Oro de las bodegas de Lanzarote, la Casa-Museo del Campesino homenajea a los agricultores de Lanzarote por medio de la arquitectura tradicional lanzaroteña y el Monumento a la Fecundidad, una escultura de 15 metros de altura creada con tanques de agua de barcos. El recinto es el punto idóneo para hacerse con productos de artesanía y degustar la gastronomía local

Los hogares de César Manrique

Acercarse a la vida y talento de este artista multidisciplinar es posible también desde las casas en las que vivió. A las afueras del bonito pueblo de Haría se encuentra su última residencia, la Casa del Palmeral. Actualmente es un museo que muestra su vida más personal.

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Una de las partes de la curiosa Casa Museo del Campesino

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Para visitar otra de sus viviendas debemos dirigirnos a Tahiche. Allí hallaremos la Fundación César Manrique, difundiendo la obra del artista desde una peculiar casa edificada aprovechando los restos de una colada volcánica. En una de las cinco burbujas subterráneas transformadas en estancias, que comunicó con pasillos excavados en la lava, se exponen algunas de sus pinturas.

Lanzarote es una verdadera joya de la que te enamorarás en cuanto pongas un pie en ella y, al igual que Manrique, sentirás una pasión única al pasear por la isla de fuego y arte junto a Club VIAJAR.

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