Lanzarote, Timanfaya
Lanzarote, Timanfaya / zodebala

Lanzarote: la isla canaria de agua y fuego

Su sublime paisaje volcánico, como si fuese de otro planeta, convierte todo viaje a estas tierras en una aventura inaudita

El pintor César Manrique definió su isla natal como la perfecta simbiosis entre el hombre y la naturaleza. Playas de arena negra, lagunas verdes, cuevas formadas por la eclosión del oleaje del Atlántico y exquisitos pueblos de pescadores hacen de Lanzarote una ‘escapada ideal para vivir el verano’ como si fuésemos los protagonistas de la novela de Julio Verne, ’Viaje al centro de la Tierra’. Te descubrimos los mejores lugares para empaparse de la belleza insólita de la isla.

El Parque Nacional de Timanfaya

Acceder a él es como adentrarse en la estancia del diablo. Subidos a un autobús descubrimos calderas y hoyas de formas caprichosas que, llevados por la imaginación, nos hacen pensar en el ‘paisaje lunar’. La singularidad de Timanfaya se debe a la actividad volcánica que tuvo lugar entre 1730 y 1736 en buena parte de la isla, que quedó cubierta de ‘lava y rocas ardientes’. Si andamos descalzos por el terreno sentiremos las altas temperaturas de la superficie, recordándonos que bajo nuestros pies sigue latiendo una cámara magmática, una bola de fuego que en su día llegó a sepultar a doce pueblos bajo las cenizas.

Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote

Vista aérea del paisaje volcánico del Parque Nacional de Timanfaya

/ rusm / ISTOCK

Para adentrarnos en la singularidad de este ‘Parque Nacional de casi 50 kilómetros cuadrados’ lo primero que debemos hacer es acudir al ‘Centro de Visitantes e Interpretación de Mancha Blanca’. Allí podremos conocer a fondo el fenómeno volcánico que originó esta joya de la naturaleza que sorprende por sus majestuosos ‘paisajes teñidos de negro en contraposición con tonalidades ocres y rojas’.

Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote

Ruta de senderismo por la Caldera Blanca un impresionante cráter en Timanfaya

/ Orietta Gaspari / ISTOCK

Si el ‘senderismo’ es una de nuestras pasiones, en el propio Centro orientan sobre los distintos recorridos que pueden realizarse a pie por Timanfaya. Para quienes prefieran hacerse una idea aproximada de toda su extensión y conocer los lugares más emblemáticos, lo más habitual y sencillo es hacer una ‘ruta guiada en autobús’. El itinerario recorre, durante unos 40 minutos, la llamada ‘ruta de los volcanes’, entre tubos volcánicos, campos de piroclastos y lava.

Las piscinas de Los Jameos del Agua

Artista local de proyección internacional, Manrique realizó una serie de intervenciones espaciales y dejó como legado ‘parajes sorprendentes como los Jameos del Agua’, localizados en el interior del túnel volcánico producido por la erupción del volcán de la Corona.

Club VIAJAR Lanzarote

Club VIAJAR Lanzarote

/ sssanchez

VENTE DE VIAJE

Pasear entre miles de cactus

Rodeado de una inmensa plantación de tuneras, el Jardín de Cactus fue la última intervención de Manrique en Lanzarote. Acoge alrededor de ‘4.500 ejemplares de 450 especies diferentes de 13 familias de cactus’ llegados desde los cinco continentes.

Jardín del Cactus, Lanzarote

El impresionante Jardín del Cactus en la isla canaria

/ Allard1 / ISTOCK

El verdor de las plantas contrasta con el azul del cielo y el negro del volcán para crear una explosión armónica de color que impacta en el visitante. El canto de pequeñas aves y el infatigable zumbido de los insectos que disfrutan de su particular oasis son los únicos sonidos que rompen la paz y el silencio que reinan en el lugar.

Playas de todos los colores

Así es. En Lanzarote encontramos maravillas de arena y agua en una gran diversidad cromática. El Charco de los Clicos, popularmente conocido como ‘el lago verde del Golfo’ y situado al norte de la isla, cerca de Yaiza, no tiene parangón. Su ‘color verde’, causado por las algas que se encuentran en el fondo, ‘contrasta con la arena negra’ de la llamada playa de El Golfo, situada apenas a 100 metros del lago, y con el azul del cielo y del mar.

La Graciosa desde el Pico de Famara en Lanzarote

Vista de la isla La Graciosa desde el Pico de Famara en Lanzarote

/ zianlob / ISTOCK

En la playa de Famara, cobijada por el risco montañoso que acoge el punto más alto de la isla, Peñas del Chache, de 670 metros, se rodaron numerosas escenas de la película de Pedro Almodóvar, ‘Los abrazos rotos´. De unos seis kilómetros, esta playa mira a su risco y a las islas de La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara y Roque del Oeste (islotes del Archipiélago Chinijo).

Los jameos del Agua, Lanzarote

La impresionante piscina principal de Los Jameos del Agua

/ Magove / ISTOCK

A través de Playa Blanca, antiguo poblado de pescadores, llegamos a ‘Papagayo, uno de los tesoros mejor guardados de Lanzarote’, con su forma de media luna y su arena negra. Debido al carácter protegido del área, para acceder a ella hay que pagar tres euros, pero bien merece la pena teniendo en cuenta todos los tesoros de esta zona llena de ‘playas vírgenes’.

Los Hervideros: grutas de lava

Una de las estampas más bonitas de Lanzarote se obtiene precisamente en Los Hervideros cuando el océano está revuelto y el oleaje rompe contra las cuevas que forman la costa. En este lugar, ubicado entre las Salinas de Janubio y la localidad costera del Golfo, podremos de nuevo, como en Timanfaya, sentir que el mar hierve bajo nuestros pies.

Los Hervideros, Lanzarote

El océano chocando contra Los Hervideros

/ rusm / ISTOCK

Es una zona rocosa debida a la acelerada solidificación y a la continua erosión de las olas, que emergen con potencia por los aliviaderos, es decir, por las aberturas que se hallan repartidas en la superficie del risco. Por ello debemos caminar por los ‘senderos delimitados con piedras’, ascendiendo y descendiendo por las escalinatas habilitadas para tal finalidad. Sin embargo, para obtener la sensación de vivir a merced del Atlántico, se han creado una serie de balcones artificiales que permiten experimentar, especialmente en los días de mar embravecido, la enorme fuerza del océano.

Pese a no superar los 800 kilómetros cuadrados de superficie, Lanzarote acumula una excepcional diversidad de paisajes que hacen que recorrer sus tierras, con sus espectaculares formas y colores, lagos y túneles, cráteres y grutas, componga un viaje que siempre recordaremos con el eco del oleaje y el silencio de las piedras volcánicas del Timanfaya. Y, evidentemente, con su maravilloso clima benigno en cualquier época del año.

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