Quinta da Regaleira, el palacio de Sintra que es un paraíso terrenal

La Quinta da Regaleira se encuentra a las afueras de Sintra, Portugal, en un espacio donde los arquitectos del Siglo XIX se atrevieron a retocar la naturaleza con una arquitectura muy peculiar. Sus palacios, capillas y jardines, reflejan la sensibilidad y el cariño que tenía hacia la naturaleza el principal propietario y promotor de su construcción, Antonio Augusto de Carvalho Monteiro. Trabajó junto al arquitecto italiano Luigi Manini para alzar un conjunto arquitectónico con un enfoque muy particular y respetuoso con el entorno.

La parte principal la compone el Palacio da Regaleira, cuyo interior se puede visitar. En él encontraremos antiguos bocetos y apuntes que Manini fue tomando en sus viajes para diseñar cada rincón de esta edificación. Todo su interior se ha reconvertido en un museo, pudiéndose visitar la biblioteca, las habitaciones y la torre octogonal. De forma puntual, acoge exposiciones temporales que permite la entrada al resto del palacio.

Sin embargo, aunque el Palacio destaque entre tanta vegetación y jardines, son precisamente estos últimos los que más extensión ocupan. Y además, cuentan con un aspecto destacado, pues están basados en el primitivismo, que defiende una vuelta a lo simple y poco planificado. En la parte baja de los jardines, toda la vegetación está muy cuidada y ordenada, pero conforme vamos alzando la vista, esta se vuelve cada vez más salvaje. A medida que pasa el tiempo, los árboles se vuelven más simples y crecen a su libre albedrío.

Y estos jardines no son únicamente un montón de árboles, plantas y arbustos por doquier, sino que cuentan también con otros atractivos. El Paseo de los Dioses cuenta con una gran cantidad de estatuas de los dioses de la mitología griega. También destaca una pequeña iglesia, la Capilla de la Santísima Trinidad, con un estilo muy barroco. Túneles, cascadas, fuentes y grutas complementan el terreno de este bello paisaje. Sin embargo, hay dos elementos que destacan por encima del resto: la Fuente de la Abundancia y el Pozo Iniciático.

La Fuente de la Abundancia de la Quinta da Regaleira se encuentra en los jardines y algunos aseguran que si bebes de ella, llegarás a ser rico. La parte frontal tiene un banco y un trono dispuestos en un semicírculo, donde se cree que en el pasado se llevaban a cabo rituales de purificación. Además, esta fuente está cargado de simbología, y en ella podemos ver las figuras de un sátiro y un carnero, que representan el Caos y el Orden. Entre ellas podemos observar una concha, que simboliza el equilibrio entre ambos elementos.

Pero uno de sus elementos más fotografiados es sin duda el pozo Iniciático, un enorme pozo de piedra en forma de espiral con sus nueves pisos conectados mediante escaleras. Subir por este pozo es prácticamente algo obligatorio, aunque hay caminos alternativos más sencillos por el exterior. En su cima encontrarás una estatua, el Portal de los Guardianes, con dos tritones que vigilan la entrada al inframundo del que acabamos de salir.

Consejos

La Quinta da Regaleira abarca bastante terreno, de modo que la visita te llevará varias horas. Nuestra recomendación es que reserves toda una mañana o toda una tarde para poder disfrutarla sin prisas. Ten en cuenta también que este recinto deja de admitir visitantes a partir de las 17:30 horas, de manera que tampoco deberás ir muy tarde. Entre abril y septiembre cierra a las 19:30 y el resto del año a las 18:30. En cuanto a las entradas, lo mejor es que las compres con antelación y así evitas hacer colas al llegar. Su precio es de 11€ para los adultos y de 6€ para los menores de edad y mayores de 65 años. Los mayores de 80 y menores de 5 tienen la entrada gratuita, aunque han de adquirirla igualmente.

Cómo llegar

Desde el Palacio Nacional de Sintra, en el centro de la ciudad, puedes llegar andando en unos 15 minutos. Esta es la opción más factible, ya que durante buena parte del año, hay desvíos y cortes de tráfico en los alrededores por la gran afluencia de visitantes. Si optas por ir con vehículo propio, te arriesgas a tener que aparcar en las afueras y verte obligado a andar igualmente hasta la entrada.