La guía práctica de Cracovia: 78 horas para llenar la memoria de recuerdos

A medio camino entre lo medieval y los vestigios de la Segunda Guerra Mundial, Cracovia invita a viajar en el tiempo con un toque bohemio y multicultural.

Cracovia

Caminando por una calle del barrio de Podgórze

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Día 1

Ruta real

Situándonos en el corazón de la ciudad, concretamente en la Plaza del Mercado (Rynek), echamos la vista hacia los lados para ver numerosos edificios, como la Lonja de los Paños, la basílica de Santa María o la Torre del Ayuntamiento, que conforman el punto neurálgico de la urbe, sin olvidarnos del museo subterráneo que se encuenta bajo la misma plaza y nos hará viajar en el tiempo. Dejarse llevar por los entramados de las calles de Floriańska y Grodzka hará que descubramos los antiguos muros defensivos que rodeaban la ciudad medieval, como la Barbacana y la Puerta de San Florián, hasta la iglesia barroca de San Pedro y San Pablo y la románica de San Andrés.

Atardecer en Wavel

Culminamos la ruta en la colina del castillo de Wawel, mientras se ve caer el sol sobre el río Vístula, para descubrir uno de los complejos arquitectónicos más famosos del mundo custodiados por la leyenda de un dragón.

Cracovia

Castillo de Wawel en la colina de Wawel

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De Polonia al plato

Los milk bar son una parada fundamental para conocer la historia de Cracovia tras la Segunda Guerra Mundial y la gastronomía polaca por excelencia de forma muy barata. En ellos se puede probar desde las famosas sopas zurek con especias hasta unos ricos pierogi o el tentempié callejero obwarzanek.

Día 2

Kazimierz

El barrio judío de Cracovia es sinónimo de ambiente bohemio y alternativo. Sus sinagogas, su antiguo cementerio judío y la arquitectura desgastada de sus casas y calles han servido de escenario para películas como La lista de Schindler. Numerosos murales artísticos y mercadillos de pulgas, como el de Nowy Kleparz Market en la Plaza Central, confieren a este barrio un atractivo especial, además de ser uno de los puntos para salir por la noche más divertidos y vanguardistas.

Cracovia

Basílica de Santa María en Rynek Główny

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Un café

Llega el momento de tomar un café en una de las numerosas cafeterías con encanto de la zona, muchas de ellas subterráneas o escondidas tras puertas ocultas. El café Singer, con sus particulares máquinas de coser, o el café Mleczarnia, con su decoración de antigüedades y velas, pueden ser una buena opción.

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Puente del Padre Bernatek sobre el río Vístula

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Podgórza

Terminamos el día visitando el antiguo gueto de Cracovia. Para ello debemos cruzar el río por el puente del Padre Bernatek y será cuando ya empecemos a sentir ese gris característico que viste sus calles y la Plaza Héroes del Gueto, donde eran seleccionados antes de ir a los campos de concentración. La farmacia del Águila y la Fábrica de Schindler son puntos clave de visita.

Día 3

Minas de sal

Nos escapamos de la ciudad para adentrarnos en la oculta catedral subterránea de sal de Polonia: las minas de Wieliczka. Recorrer sus más de 320 metros de profundidad y sus infinitos kilómetros de galerías nos llevará a descubrir desde grandes cámaras y capillas con enormes figuras esculpidas con sal hasta lagos subterráneos. Una auténtica obra de arte bajo tierra.

Cracovia

Minas de sal de Wieliczka, en la ciudad polaca de Wieliczka

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Universidad

Cracovia es por excelencia una de las ciudades universitarias con más relevancia del mundo. Visitar el Collegium Maius hará que viajemos en el tiempo como un estudiante más y que conozcamos el lugar donde Copérnico inició sus estudios de astronomía o donde se formó el Papa Juan Pablo II. Su arquitectura neogótica, su biblioteca y su patio interior son varios de los tesoros que esconde, sin olvidarnos del particular reloj que suena cada dos horas haciendo alusión a la música tradicional polaca.

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Sala de biblioteca en el Museo de la Universidad Jagellónica en el Collegium Maius

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Música

Culminamos el día escuchando uno de los géneros más populares de la ciudad, el jazz. La música en directo es protagonista de la vida nocturna en Cracovia, es por ello que disfrutar de un concierto mientras cenas, en el Harris Piano Jazz Bar por ejemplo, es una de las opciones más originales que ofrece la ciudad.

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