Epecuén, la villa argentina que quedó sumergida 15 años y en la que hoy solo vive una persona
Don Pablo, de 101 años, es el único ciudadano de esta localidad en Argentina que vivió momentos de esplendor en los 60 por su laguna que curaba enfermedades.
El mundo está lleno de lugares que un día vivieron una época de esplendor en la que los turistas inundaban las calles y los habitantes vivían felices en sus casas. Pero lamentablemente las desgracias existen y muchas veces terminan con la felicidad de estos enclaves a los que solo les queda mirar atrás y pensar en lo que un día fueron. Este es el caso de la villa de Epecuén, en Argentina, donde un día los turistas no inundaron las calles pero sí lo hicieron las aguas de su lago.
Esta ciudad vivía un momento único lleno de felicidad y esperanza por el aumento de población y una buena situación económica hasta que en el año 1985 los sueños de su población quedaron sumergidos bajo litros y litros de agua que les obligaron a abandonar sus casas y todo lo que habían creado allí.
La villa de Epecuén está ubicada en la provincia de Buenos Aires, en Argentina y se estima que fue fundada aproximadamente en el año 1921 y su fuente principal de turismo se debía a una laguna muy especial. Esa es la laguna de Epecuén, una masa de agua contenida cuyos niveles de sanidad eran tan altos que la gente aseguraba que bañarse en ella era curativo y sanaba las dolencias.
Este lago similar al Mar Muerto es el último de un conjunto de varias lagunas que conforman las Lagunas Encadenadas del Oeste y era la encargada de recibir toda el agua sobrante de las demás.
El grave error de esta construcción que conectaba masas de agua estancada es el hecho de que la Laguna de Epecuén no tenía camino de salida y toda el agua se quedaba contenida en sus orillas. Miles de personas visitaban cada año este enclave por lo que en 1970 decidieron adecuar la infraestructura construyendo un canal para evitar posibles problemas como la falta o el exceso de agua del Epecuén.
Cómo quedó sumergida la villa de Epecuén
Todo parecía estar bajo control, pero esa felicidad no duró mucho tiempo. Cinco años después de la creación del canal comenzó una Dictadura Militar en el país y éste quedó abandonado sin revisión alguna. Lamentablemente, en el año 1985 la laguna desbordó inundando totalmente Epecuén. Solo hicieron falta 15 días para que la villa quedara sumergida casi por completo haciendo que todos sus habitantes tuvieran que abandonar sus casas, pertenencias y trabajos y huir lo más lejos posible. Lo más curioso de esta inundación es que no fue temporal o efímera, Epecuén quedó bajo 10 metros de agua más de 15 años sin que se hiciera nada para recuperar la ciudad.
Tras años de decadencia en los que la ciudad sumergida se iba descomponiendo lentamente, en el año 2000 comenzó a drenarse para tratar de salvarla. No fue hasta 2015 cuando Epecuén salió de nuevo a la luz y sus calles dejaron de ser vías para los peces para poder volver a serlo para las personas. Pero lamentablemente las ruinas eran demasiado inestables y nadie quería volver a vivir allí. Nadie excepto un hombre, Don Pablo, que a día de hoy tiene 101 años y es el único y orgulloso habitante de esta villa que no ha logrado volver a ser ese enclave mágico y turístico que un día fue.
A Don Pablo Novak aún se le puede ver recorriendo las calles de Epecuén montado en su bicicleta y acompañado de su perro. El famoso youtuber Luisito comunica viajó hasta la villa y tuvo la oportunidad de conocer a su único habitante y mantener una agradable conversación con él. Pese a que sus hijos, nietos y bisnietos viven en un pueblo cercano, Don Pablo desea quedarse en Epecuén para siempre y asegura que mientras sea independiente vivirá allí. En la actualidad sus calles son más bien ruinas, pero su lago todavía mantiene la salinidad y sus supuestas propiedades curativas. Pero esta ciudad de Argentina tiene una curiosidad más, en el año 2017 ganó un Récord Guiness del mayor número de personas flotando en su lago sin asistencia, es decir, sin flotador ni ayuda, solo con las propiedades salinas que lo permiten, un total de 1.941 se mantuvieron flotando en el Lago Epecuén. Cada año cientos de curiosos viajan hasta allí para ver los restos de una ciudad que un día fue un centro neurálgico de turismo y de la que hoy solo quedan los fantasmas de tiempos mejores.
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