Ciudades donde las noches son eternas

Llega el invierno y con él ciertos rincones del mundo quedan sumidos en el letargo de la oscuridad

Tromsø
Tromsø / RelaxFoto.de

Es lo que se llama la noche polar, el fenómeno por el que sol no llega a superar el horizonte y, de esta manera, la luz directa del astro deja de ser observable durante meses. Esto, claro, ocurre en lo puntos cercanos a los Polos, donde el invierno, dependiendo de la latitud, se vive en un letargo perpetuo que va desde la penumbra a la más plena oscuridad.

Noche polar
Noche polar / WireStock / ISTOCK

Larga, misteriosa y eterna es la estación invernal en algunas ciudades del norte. Pero más allá de las condiciones severas que implica este clima extremo, existen otros motivos para que la noche polar también se considere mágica.

Por ejemplo, el hecho de que la oscuridad adquiere tonos azules, violetas y púrpuras, tiñendo el cielo de una luminosidad única. O la posibilidad de ver las estrellas durante 24 horas. O el reflejo de la nieve bajo el impacto de la luna. O el privilegio único de contemplar auroras boreales, esa danza etérea de cortinas multicolores que iluminan las largas noches del ártico y que es, para muchos, el mejor regalo de la naturaleza, el espectáculo más misterioso del firmamento.

Auroras boreales
Auroras boreales / ISTOCK

A todo esto se puede asistir en las siguientes ciudades, donde las noches son más o menos interminables:

Helsinki

La capital finlandesa brinda una lección de buena vida incluso en los días sin luz, cuando esta ciudad que es el paradigma del bienestar se muestra especialmente deliciosa. A ello ayudan sus omnipresentes saunas abiertas hasta muy tarde y el carácter pragmático y creativo de sus gentes, emocionalmente ligadas a una naturaleza que se cuela por el asfalto. El frío no intimida porque todo está preparado para pasar un agradable (y larguísimo) invierno.

Helsinki
Helsinki / fotoVoyager / ISTOCK

San Petersburgo

La ciudad más europea de Rusia, la más refinada también, vive la noche polar con una energía especial. Envuelta en un grueso manto de nieve y con el río Neva y sus canales convertidos en un espejo de hielo, nada puede con la belleza incomparable y la magnificencia de esta Venecia del Norte: su profusión de palacios y plazas colosales, sus iglesias de cúpulas doradas, sus jardines y puentes pintorescos. Así permanece durante todo el invierno, con unas temperaturas gélidas, sí, pero con tanta arquitectura fastuosa, tanta estilizada pompa que es un regalo para los sentidos.

San Petersburgo
San Petersburgo / Xantana / ISTOCK

Tromsø

Es la capital del norte de Noruega, una ciudad de animada vida universitaria que oficia como puerta de entrada a las maravillas del Ártico. Aquí el invierno despiadado apenas da tregua a la capa de nieve de más de un metro de grosor y a la oscuridad permanente que invade incluso las horas del día. Aun así, sus aventureros habitantes no se privan de montar en bicicleta en lo que podría considerarse de madrugada, plantar la tienda de campaña en pleno bosque para ver auroras boreales o dar un paseo en barco entre los cercanos fiordos. Todo es posible en la noche polar.

Tromsø
Tromsø / RelaxFoto.de / ISTOCK

Reikiavik

Lejana, misteriosa, encajada en medio de una naturaleza primitiva, la capital de Islandia es una ciudad vibrante que combate el aislamiento con altas dosis de proyección cultural, una gastronomía interesante y un agradable ritmo de pueblo que no renuncia al cosmopolitismo. Cuando llega el invierno y la noche se vuelve casi eterna, esta metrópoli se recluye un poco, pero sin renunciar a al trasiego de sus restaurantes donde despachan bacalao seco y cerveza, y a los conciertos que se suceden por la ciudad donde no falta la música de sus hijos predilectos: Björk y Sigur Rós.

Reikiavik
Reikiavik / sumos / ISTOCK

Utqiaġvik, Kaktovik, Point Hope y Anaktuvuk Pass

Las agrupamos porque se trata de cuatro localidades de Alaska que, ahora sí, se despiden totalmente de la luz solar directa desde mediados de noviembre hasta finales de enero. No verán el sol en todos estos días, pero sí una luz que se refleja en las capas altas de la atmósfera con lo que, en consecuencia, durante algunas horas puede apreciarse un tenue destello crepuscular.

Kaktovik
Kaktovik / DMartinez-Photo / ISTOCK

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