Ciudad del Cabo: un paseo por todos los secretos de África

Moderna y antigua. Africana y europea. Urbana y salvaje. Los contrastes de la ciudad sudafricana la convierten en un lugar idóneo donde adentrarse en los secretos del continente y dejarse llevar por su cultura mestiza.

Un recorrido por Ciudad del Cabo, la ciudad de los contrases sudafricana.
Un recorrido por Ciudad del Cabo, la ciudad de los contrases sudafricana. / Istock / spooh

Tiempo atrás, la peor pesadilla del viajero era encontrarse encerrado con un niño gritón en un vuelo de larga duración. En un vuelo, por ejemplo, de 13 horas y 45 minutos, como el que conecta París y Ciudad del Cabo —en la actualidad, no hay vuelos directos entre España y Sudáfrica, por lo que este ejemplo es válido para viajeros españoles, que tendrán que hacer escala en la capital francesa—. Afortunadamente, esos tiempos quedaron atrás. Tablets y smartphones provocan en los niños revoltosos un resultado similar al de los narcóticos. Es inquietante ver como durante horas y horas permanecen embelesados (y silenciosos) frente a una pantalla. Gracias a este efecto colateral de las nuevas tecnologías, uno puede dedicar su tiempo a leer con tranquilidad sobre la fascinante historia de Sudáfrica.

Vista aérea de Ciudad del Cabo

Vista aérea de Ciudad del Cabo

/ Istock

Lank, lank gelede... Hace mucho, mucho tiempo... Así comienzan los relatos tradicionales en afrikáans, uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica —junto a ndebele, pedi, sotho, swati, tsonga, tswana, venda, xhosa, zulu e inglés—. Al hablar de Sudáfrica, entonar ese “érase un vez” cobra un doble sentido. En el país africano se han encontrado restos fósiles de estromatolitos —arrecifes microbianos— de hace 3.500 millones de años, lo que les sitúan entre las evidencias de vida más antiguas del planeta. Otro ejemplo de la importancia del país en la evolución de la humanidad se aprecia en sus abundantes pinturas rupestres. Solamente entre Ciudad del Cabo y el río Zambeze hay más de 30.000 ejemplos localizados. Es más, en 2018 se encontró al este de Ciudad del Cabo una piedra con el dibujo más antiguo del que se tiene registro: 73.000 años. Ahí es nada. Es cierto que se trata únicamente de unas pequeñas líneas realizadas con pigmentos ocres —que, curiosamente, recuerdan al símbolo del hashtag—, pero su importancia histórica es inmensa.  

Mirador de la Table Mountain desde el Victoria & Albert Waterfront.

Mirador de la Table Mountain desde el Victoria & Albert Waterfront.

/ Pablo Fernández

Cuando uno visita por primera vez Ciudad del Cabo, este legado ancestral no es evidente al primer vistazo. Es más, algunos viajeros occidentales perciben cierta familiaridad en el paisaje, señalando similitudes con la costa californiana, tan popular gracias al cine y la televisión. La playa capense de Maidens’ Cove, por ejemplo, parece sacada de Malibú, con sus largos paseos de arena fina colindantes con montañas salpicadas de lujosos chalés. Sin embargo, a pesar de este aire de modernidad desenfadada, Ciudad del Cabo es la ciudad más antigua del país. Establecida oficialmente por colonos holandeses el 6 de abril de 1652, se concibió como estación de paso en las largas travesías marítimas de los europeos hacia India y acabó erigiéndose en puerto estratégico del comercio internacional. 

Edificio de la universidad de Stellenbosch.

Edificio de la universidad de Stellenbosch.

/ Pablo Fernández

Ciudad del Cabo es la única localidad con más de un millón de habitantes del país en el que los ciudadanos negros no son mayoría. Pero conviene no llevarse a engaño, la capital del estado de Western Cape lleva el mestizaje en la sangre. Literalmente. Existe un grupo étnico local, conocido como “mestizos del Cabo”, en el que se ha registrado la mayor variedad genética del mundo: 25 % procedente de la etnia khoesan del sur de África, 20 % de India, 19 % de grupos africanos de lengua niger-kordofaniana, 19 % de Europa, un 8 % de Asia... Ciudad del Cabo no solo tiene un colorido paisaje natural, sino también cultural y social. 

Estatua de un pingüino en el V&A Waterfront

Estatua de un pingüino en el V&A Waterfront

/ Pablo Fernández

La buena vida

Hay muchos tipos de viajeros. Algunos prefieren llevar los deberes hechos y tratan de adquirir previamente la mayor cantidad de información posible para disfrutar del destino. Otros, sin embargo, se limitan a dejarse llevar. En el punto medio, dicen, está la virtud. Más allá de su cautivador pasado, es cierto que Ciudad del Cabo posee una pronunciada faceta frívola y hedonista, lo que la convierte en el paraje ideal para abandonarse a los placeres sensoriales. Donde mejor se aprecia este joie de vivre es en el Victoria & Alfred Waterfront, el jaranero distrito comercial y de ocio de la ciudad. Situado en el puerto, cuenta con unas vistas privilegiadas de uno de los parajes más fotografiados de todo África: la Table Mountain. La trascendencia de esta montaña de cima plana es tal, que su conocido contorno aparece en la bandera oficial de la ciudad. 

Maidens'Cove.

Maidens'Cove.

/ Pablo Fernández

El V&A Waterfront cuenta, además, con otro punto de gran interés: el museo MOCAA (Museum of Contemporary Art Africa), el principal centro artístico de su clase en todo el mundo. Inaugurado en 2017, con un espacio expositivo de 9.500 metros cuadrados, el edificio ocupa un antiguo silo de maíz de 57 metros de alto. Sin desmerecer su interesante colección, contemplar su grandioso patio interior ya merece la visita. 

Museum of Contemporary Art Africa (MOCAA)

Museum of Contemporary Art Africa (MOCAA)

/ Pablo Fernández

Una vez vista la Table Mountain desde el nivel del mar del V&A Waterfront, resulta recomendable subir a su cima en el teleférico y disfrutar de las vistas del puerto desde las alturas, como si de un juego de espejos se tratara. Esta montaña pertenece a un parque natural —el Table Mountain National Park— de 221 kilómetros cuadrados, donde sobresale otro paraje que se ha convertido en destino de peregrinación para todo tipo de viajeros: el Cabo de Buena Esperanza (Cape of Good Hope). Este punto, conocido por los antiguos marinos como Cabo de las tormentas (Cape of Storms), es un impactante lugar rodeado de acantilados amenazantes donde los barcos comienzan a virar hacia el este para circunnavegar el continente africano y dirigirse hacia India. Todo el parque natural está plagado de joyas naturales, pero conviene fijarse en una flor cuya importancia puede pasar inadvertida para los despistados. La protea rey, flor nacional de Sudáfrica, es un arbusto con flores de gran dimensión, y aspecto un tanto marciano, que crece en la Tierra desde hace 300 millones de años —lo que la convierte en una de las especies más antiguas que se conocen—. 

Vista de la ciudad desde la Table Mountain.

Vista de la ciudad desde la Table Mountain.

/ Pablo Fernández

Otro aspecto que suele pillar desprevenido al viajero poco informado es la presencia de pingüinos en la zona. Boulders Beach, localizada a las afueras de la ciudad, y también perteneciente al parque nacional, agrupa realmente tres playas conocidas como The House of the African Penguin. La comicidad de estos animales se ve incrementada ante la familiaridad con que se comportan ante la presencia de humanos ansiosos por hacerse un selfie con ellos. Desgraciadamente, esta especie, conocida como pingüino africano, está en peligro de extinción y en la actualidad tan solo se encuentra en Sudáfrica y la vecina Namibia.

Pingüino africano en Boulders Beach.

Pingüino africano en Boulders Beach.

/ Pablo Fernández

Tras tanta naturaleza, siguiendo la doctrina del término medio, resulta recomendable abandonarse momentáneamente a placeres más mundanos. Y los vinos de Sudáfrica, apreciados en todo el mundo, subyugan fácilmente a los espíritus más débiles. A poco más de 50 kilómetros de Ciudad del Cabo se encuentra Stellenbosch, segunda localidad en importancia en la provincia y una joya urbanística en la que rezuma abundancia. Además de albergar una prestigiosa universidad, es el hogar de numerosas bodegas señoriales —no en vano, se la considera la principal región vitivinícola del país—. Además de variedades clásicas como cabernet sauvignon, merlot y pinot noir, los productores locales emplean la cepa sudafricana por excelencia: la pinotage. Dos recomendaciones para probarla: acompañando a un tradicional braai —barbacoa en afrikáans— o con un cata maridada con chocolate. Tras cualquiera de las dos opciones conviene tomarse un descanso reparador y así continuar el viaje con ánimos —y sin dolor de cabeza—.    

León en la reserva privada Shmwari.

León en la reserva privada Shmwari.

/ Pablo Fernández

Pasos de cebra

Sería un pecado visitar Sudáfrica y no disfrutar de los grandes animales salvajes. La reserva natural más importante del país, y también del continente, es el parque Kruger. Se encuentra en el noreste, justo en el polo opuesto de Ciudad del Cabo —no hay que olvidar que el país tiene unas dimensiones considerables; es dos veces más grande que Francia—. Existen, no obstante, otras opciones más cercanas e igualmente interesantes. Incluso es posible disfrutar de una experiencia más exclusiva en reservas naturales privadas. Y aunque los gastos pueden aumentar, hay que considerar que el coste de la vida es ligeramente inferior a Europa. La reserva Shamwari, una de las más populares y lujosas, ocupa un territorio de 250 kilómetros cuadrados y ofrece un servicio de cinco estrellas. 

León en la reserva privada Shamwari.

León en la reserva privada Shamwari.

/ Pablo Fernández

Cuando uno se embarca en un safari, no hay que dejarse llevar por la obsesión de ver los Big Five —esto es: búfalo, elefante, león, leopardo y rinoceronte—. También puede admirar los Small Five —escarabajo rinoceronte, búfalo tejedor, hormiga león, tortuga leopardo y musaraña elefante—. E incluso a los Ugly Five —hiena, cigüeña marabú, buitre, jabalí y ñu—. Para disfrutar al completo del viaje conviene dejar atrás ideas preconcebidas y mostrase abierto a la sorpresa. Normalmente son los pequeños detalles los que nos cautivan. Es en el contraste, entre lo pequeño y lo grande, entre lo nuevo y lo antiguo, donde reside el encanto de Sudáfrica. 

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