Ait Ben Haddou, el pueblo de película a las puertas del desierto de Marruecos

Son numerosas las kasbashs -viviendas tradicionales construidas en adobe, paja y madera- que pueblan la región de Ourzazate, ubicada al sur de Marruecos. Todas ellas únicas y rodeadas de los impresionantes paisajes de esta zona del país. 

A los pies del Atlas y a las puertas del desierto del Sáhara, el pueblecito ilusorio de Ait Ben Haddou acoge algunas de las más fascinantes y populares. Sencillas casas asentadas a las faldas de una montaña, como si de una fortificación tallada en ella se tratase, configurando uno de los mejores ejemplos arquitectónicos de este tipo de edificaciones, que son motivo más que suficiente para viajar a Marruecos y recorrer la “Ruta de las Mil Kasbashs”.

La impresionante silueta de este pueblo, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987, ofrece un viaje al pasado. No es de extrañar que haya sido el plató elegido para rodar numerosas series y películas. Gladiator, Lawrenre de Arabia, La momia, 007: Alta tensión o Juego de Tronos son algunas de ellas. Y es que, muy cerca, a las afueras de Ourzazate concretamente, se encuentran los ya algo decadentes estudios de cine Atlas, que atestiguan el importante pasado cinematográfico de esta región marroquí.

Para adentrarse en Ait Ben Haddou hay que cruzar un puente rústico sobre el río Ounila y luego acceder por una de sus tres puertas. En el interior se pueden diferenciar las diferentes clases que aquí habitaban. Como ejemplo, cerca del río se acomodaban la sociedad más pudiente, en edificios de cinco alturas. Asimismo se aprecian las diferentes torres de vigilancia.

Ascender por las laberínticas callejuelas que dirigen a la cima es perderse en el tiempo. Un pasadizo entre casas con siglos de historia que acercan la vida cotidiana en el desierto y muestra cómo vivían las familias hace siglos. Algunas han sido transformadas en tiendas de artesanía y productos locales, otras son restaurantes con agradables terrazas en sus azoteas. El punto más elevado de Ait Ben Haddou sorprende con panorámicas de los valles en tonos ocre y los picos nevados del Atlas.

Este espectacular fuerte en adobe debe su nombre a Ben Haddou, su fundador que se estableció en este lugar en el año 757, aunque las edificaciones que se contemplan en la actualidad datan del siglo XVII, momento en que la localidad volvió a adquirir relevancia por su posición estratégica, en la ruta comercial entre el Sáhara y Marrakech para las caravanas procedentes de Sudán.

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