Siete paseos por la naturaleza para andar con niños

Es tiempo de echarse a andar. Y lo mejor es encontrar bellos y cómodos espacios naturales donde hallar el mejor camino para recorrer con niños. Ahí van siete ideas en otros tantos parques protegidos de la geografía española.

Cazorla
Cazorla / ISTOCK

Una pasarela por las aguas recién nacidas del Guadalquivir

El mayor pulmón verde de España está en Jaén. Es el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Solo la Selva Negra de Alemania le gana en extensión. En la sierra de Cazorla nace el Guadalquivir, el río mayor de Andalucía. Cuando aún es un arroyo de aguas rápidas y limpias se despeña por la Cerrada del Utrero. Un conjunto de estrechas pasarelas discurre paralelas al cauce. Es un camino emocionante, seguro y sin dificultad alguna. En época de lluvias es posible contemplar la cola de caballo que dibuja la cascada de Linarejos.

Un monasterio, un castillo y un poblado medieval

Hay un lugar en Cataluña, en la provincia de Girona, que es un pueblo, un monasterio y un castillo a la vez. Es Sant Pere de Rodes y se alza frente al Mediterráneo, sobre la localidad costera de Port de la Selva. Desde estas montañas las vistas son impagables. Hay que subir hasta allí en coche, estacionarlo a la entrada del conjunto monumental y recorrer en cómodos senderos los caminos que unen el monasterio con el castillo de San Salvador de Verdera y el poblado medieval de Santa Cruz de Rodes.

Sant Pere de Rodes
Sant Pere de Rodes / ISTOCK

Las riberas del Eume

Hay quien asegura que las Fragas del río Eume están habitadas por duendes que salen al encuentro del caminante cuando este se aparta del camino. Y es que el sendero que une la localidad coruñesa de Pontedeume y el monasterio de San Juan de Caaveiro está considerado uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa. Hay varias formas de subir hasta el monasterio. El camino es llano y cómodo, bordea el río y es posible hacer el regreso en autobuses contratados en la partida.

Una ermita frente a las aguas del Cantábrico

San Juan de Gaztelugatxe es una de las ermitas más bellas de España. Está en la localidad vizcaína de Bermeo, en la cima de un pequeño islote. Hay que tomárselo con calma: son cuatrocientos peldaños hasta la cima de la iglesia, a través de un indescriptible roquedal unido a la península y azotado por las aguas del Cantábrico. Una vez arriba las vistas son impagables y a las puertas de la iglesia hay una pequeña cuerda para tocar la campana y anunciar que al fin hemos llegado.

San Juan de Gaztelugatxe
San Juan de Gaztelugatxe / ISTOCK

El Tajo a la altura de Monfragüe

El Tajo es el río más largo de España. Nace en los Montes Universales turolenses y se pierde en tierras de Cáceres antes de entrar en Portugal y desembocar en Lisboa. A mitad de camino entre Plasencia y Trujillo se extiende el Parque Nacional de Monfragüe, el santuario verde de la Extremadura salvaje. La pequeña localidad de Villarreal de San Carlos acoge el centro de visitantes y un conjunto de senderos circulares. Son cómodos y rara vez superan los quince kilómetros. Andar por ellos es conocer la vegetación de la zona y ver volar a las rapaces que anidan aquí.

Camino a Guadarrama

Cercedilla y Navacerrada son dos de los pueblecitos con más encanto al norte de Madrid. Del primero parte un sendero sombreado por altos pinos conocido como la Calzada Borbónica. El camino se interna por la Sierra de Guadarrama y sube hasta el puerto de la Fuenfría, pero antes atraviesa la calzada romana que unía desde el siglo I después de Cristo hasta el siglo XVIII las dos mesetas peninsulares. Son nueve cómodos y deliciosos kilómetros, perfumados por los altos árboles y la brisa de la alta montaña.

Guadarrama

Sierra de Guadarrama.

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A pie y en barco por la Albufera

Es uno de los parques naturales más singulares de España. Está a un paso de la playa de Valencia, está salpicado de senderos sin pendiente alguna y es posible cuando las fuerzas flaqueen pasear en barco desde el poblado de El Palmar por las aguas calmas del lago. Después de tanta aventura nada mejor que volver al pueblo y tomar asiento en una de sus tradicionales cabañas donde cocinan la auténtica paella valenciana.

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