Segovia, más allá del acueducto y el cochinillo

El 6 de diciembre se cumplen 25 años desde que Segovia fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La efeméride ofrece otra buena ocasión para buscar encantos de la ciudad castellano-leonesa más allá del cliché del Acueducto romano y un buen cochinillo.

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Un largo paseo a orillas del río Clamores, que se extiende a los pies del núcleo monumental de Segovia, es el comienzo ideal para una visita a la ciudad del Acueducto. Alejada de los circuitos turísticos, esta zona verde ofrece, sin embargo, una perspectiva inmejorable de la Catedral, la Judería y, sobre todo, el Alcázar, a cuyos pies desemboca la Cuesta de los Hoyos, un bonito sendero que sigue el curso fluvial. Desde el final de este camino hasta el casco viejo hay un paseo de apenas un cuarto de hora.

Una vez en el centro, lo mejor es olvidarse de los muchos atractivos monumentales y dejarse llevar por cualquiera de las estrechas callejuelas, curioseando a través del portón de una magnífica casa solariega o reponiendo fuerzas en algún café con encanto. En el acogedor Zarzamora (Travesía Escuderos, 1) (1) , frente al Palacio Episcopal, tienen una amplia carta de tés y tartas caseras. Quien prefiera visitar el Alcázar con un renombrado arquitecto como guía o que el director del teatro Juan Bravo le conduzca en un paseo entre bambalinas, sólo tiene que apuntarse en el Centro de Recepción de Visitantes (Tlf. 921 46 67 21) a alguno de los recorridos singulares incluidos en los Domingos del Patrimonio, una de las iniciativas que conmemoran los 25 años como Patrimonio de la Humanidad (Más información: www.turismodesegovia.com).

Tras patear el centro durante toda la mañana, llega el momento de reponer fuerzas. La hora del aperitivo en la Plaza Mayor, especialmente durante el fin de semana, es todo un espectáculo. En Segovia se practica con entusiasmo la costumbre de la caña y la tapa, por lo que los muchos establecimientos de los soportales, así como los de las calles aledañas, se llenan a rebosar. Si toca tapa de paella, la parada en La Concepción (Plaza Mayor, 15. Tlf. 921 46 09 30) (2) se hace obligada. Otro clásico es José María (Cronista Lecea,11. Tlf. 921 46 60 17) (3), donde triunfan tanto el estupendo vino cosechero por copas como los escabechados.

Llegado el momento de elegir lugar para comer de mesa y mantel, además de los citados La Concepción y José María (más refinado el primero y tradicional con una nota creativa el segundo), es imprescindible mencionar el emblemático Cándido (Plaza del Azoguejo, 5. Tlf. 921 42 59 11) (4) , situado a la sombra del Acueducto y auténtico templo del cochinillo asado. Además, otros 16 restaurantes (incluyendo el propio Cándido) han confeccionado un Menú Gastronómico 25 Aniversario (Más información: w www.segovia25aniversario.com), que se sirve hasta el 31 de diciembre a un precio fijo de 25 euros.

Tras la contundencia de una buena comida castellana, nada mejor que estirar las piernas recorriendo la calle Juan Bravo, que une la Plaza Mayor con el Acueducto. Verdadera arteria comercial de la ciudad, esta vía cuenta con algunas direcciones interesantes. En el nº 21 (5) nos encontramos con Montón de Trigo, Montón de Paja, un híbrido entre galería de arte y tienda donde comprar bolsos hechos a mano y grabados (la mayoría consagrados a la arquitectura y el campo segoviano) a buen precio. Y unos pasos más allá, junto a la famosa Casa de los Picos, el portal del nº 29 esconde un secreto: el patio empedrado de un edificio del siglo XI, rodeado de altas columnas y en cuyo centro destaca el antiguo pozo.

Y para terminar, dos museos singulares y con nombre propio. El Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente (Plazuela de Bellas Artes, s/n) (6) expone hasta el 14 de noviembre todos los dibujos del pintor nacido en Turégano, mientras que la humilde pensión donde Antonio Machado se alojó entre 1919 y 1932 aloja hoy una casa-museo (7) : la visita ideal para despedirnos de Segovia con su imagen más poética.

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