Secretos de 6 recónditas fortalezas de los templarios

Viajamos a tiempos de reyes, reinas, abadesas, princesas, caballeros, monjes, guerreros, y trovadores. Un plan diferente y lleno de misterio donde rebuscar en los entresijos de aquellos monjes, guerreros y templarios, que la tierra se tragó. Algunos fueron construidos, y otros conquistados, pero todos, resultan fascinantes, misteriosos y llenos de secretos. A pesar de que solo existieron un siglo, cada día están más en boga.

Castillo de Miravet, Tarragona
Castillo de Miravet, Tarragona / amoklv

Esta senda entre fortalezas de murallas intactas, y muchísimo misterio, nos lleva a una época repleta de caballeros, reyes, de justas, de abades, de damas, trovadores, y monjes guerreros. Las más fascinantes, las de mayor encanto, y las más enigmáticas, son las fortalezas Templarias, por ello nos hemos ido en busca de los más recónditos castillos templarios. Estos baluartes eran el centro del poder, el nido de grandes luchas internas, y de pequeñas cortes que dominaban todo su entorno. Estaban a caballo entre fortalezas militares y conventos, y suponían el epicentro de la supremacía, la cultura y la religión.

Murallas de Ávila, Castilla León, España
Murallas de Ávila, Castilla León, España / Juan-Enrique / ISTOCK

Desde su fundación durante la Primera Cruzada en 1119, en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, como se llamaron en su inicio, se autoimpuso la misión de defender los Santos Lugares, y a los peregrinos cristianos que por aquellos lares transitaban. Desde entonces, su poder fue aumentando década a década en Tierra Santa y en la Europa occidental, hasta que llegaron a constituir un estado dentro del estado, donde solo rendían cuentas, a través del Gran Maestre, al Papa. Estos guerreros, hábiles y resistentes, ostentaban una excelente capacidad estratégica y organizativa.

Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén
Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén / Bernhard Richter / ISTOCK

Pero también poseían una enorme dimensión espiritual, eran monjes guerreros que fusionaban su actividad militar con unos estrictos votos de pobreza, castidad, piedad y obediencia. Llevaban una vida de austeridad extrema al servicio de la defensa del cristianismo. Tras su creación en Jerusalén, la orden se instaló en la Europa occidental, y de forma muy notable, en la península ibérica, donde lucharon contra el Islam a través de su participación en la llamada Reconquista. La Orden del Temple llegó a tener ochocientos castillos por toda Europa, más de 6 000 caballos, miles de casas, y hasta una flota de barcos, cuya desaparición sigue siendo todo un misterio.

Solo en nuestro país tuvieron más de 100 castillos, muchos desaparecidos, otros en ruinas, y varios imponentes, de los mejores conservados del mundo. En España se recrea como en ningún otro lugar del mundo, el espíritu de estos monjes batalladores a través de los lugares en los que se desarrolló su historia. Los casi dos siglos de su existencia han legado un riquísimo patrimonio de iglesias y castillos por casi la totalidad de la Península ibérica. El mundo templario, que a pesar de su breve existencia, está siempre de moda, apareció en el siglo XII, y resultó fulminado a principios del XIV.

Castillo en ruinas, Soria
Castillo en ruinas, Soria / Evan Frank / ISTOCK

Uno de sus más famosos baluartes, que parece sacado de un cuento de princesas, y con su germen sobre un antiguo castro celta, es el castillo templario de Ponferrada, quees Monumento Nacional. Su patio de armas con sus dos torreones, y sus más de 8 000 metros cuadrados, destinados a proteger a los peregrinos del Camino Francés, resultan soberbios. Menos conocido es el castillo templario de Burguillos del Cerro, una de las fortalezas más imponentes de Extremadura, por sus magníficas torres, su patio de armas y su la torre del Homenaje.

De origen musulmán, y reconstruida por completo en el siglo XIII, fue una de las fortalezas donadas por Fernando III de Castilla y León a la Orden del Temple en 1 240. Imprescindible el castillo templario de Caravaca, que tras la sublevación de los mudéjares, Alfonso X de Castilla y León lo donó a la Orden. Estas fortalezas son el legado del Temple en el que se atisba su grandeza. Guerreros y santos, así como ascetas a la vez que banqueros, su misticismo y austera existencia sigue siendo impenetrable. Ir en su búsqueda, supone un plan diferente para una pequeña escapada. Nosotros hemos encontrado 6 de las más fascinantes, que te van a sorprender.

Castillo Templario de Monzón. Huesca

Castillo templario de Monzón, Huesca
Castillo templario de Monzón, Huesca / Tomás Guardia Bencomo / ISTOCK

Los templarios tomaron el castillo oscense en 1.143, y lo adaptaron a la función de fortaleza militar y convento, por lo que su interior guarda arquitectura románica de origen templario. De todos los baluartes templarios, este pasó a la historia porque en el los caballeros de la Orden educaron al futuro rey Jaime I el Conquistador, que, cuando llegó a ser rey, recurrió a los templarios para conquistar Valencia.

Más tarde, el castillo fue asediado durante año y medio por las fuerzas reales de Jaime II de Aragón, quien a pesar de su defensa del Temple, tuvo que incoar el proceso contra la Orden dictada por el Papa. El castillo fue defendido por el último Gran Maestre en el reino de Aragón y sus 36 caballeros, hasta que se rindieron al rey.

Castillo Templario de Peñíscola. Castellón de La Plana

Castillo Templario de Peñíscola, Castellón de La Plana
Castillo Templario de Peñíscola, Castellón de La Plana / aluxum / ISTOCK

Esta imponente fortificación, en origen una alcazaba musulmana, fue transformada más tarde por los monjes guerreros, cuando tomaron posesión de Peñíscola en 1.294, gracias a un acuerdo con el rey Jaime II de Aragón. El conjunto, Monumento Histórico Artístico, es magnífico, y pese a los daños que sufrió durante la Guerra de la Independencia, está magistralmente conservado. Sin embargo, el castillo se hizo famoso porque fue la residencia pontificia de Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, durante muchos años, y hasta su muerte.

Castillo Templario de Jerez de los Caballeros. Badajoz

Castillo Templario de Jerez de los Caballeros, Badajoz
Castillo Templario de Jerez de los Caballeros, Badajoz / THEPALMER / ISTOCK

El castillo del siglo XIII, y excelentemente conservado, se asienta sobre el potente cerro por el que se extiende la localidad pacense de Jerez de los Caballeros. Fue donado a la Orden del Temple por el rey Fernando III de Castilla y León en vísperas de la conquista de Sevilla. Los caballeros templarios asentaron en ella la capital de la más amplia de sus encomiendas en toda España, que se extendía, sin interrupción, entre los terrenos de los concejos de Badajoz y Sevilla. Permaneció a la orden hasta su disolución.

Castillo de Miravet. Tarragona

Castillo de Miravet, Tarragona
Castillo de Miravet, Tarragona / amoklv / ISTOCK

Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar templaria de toda Europa. Fue donado por Ramón Berenguer IV a la Orden del Temple en 1153, junto con un gran término territorial en el que se incluían otras fortalezas menores. Como casi siempre, los monjes guerreros lo adaptaron para darle la doble función de monasterio y fortaleza. Cuando Clemente V ordenó la detención de todos los miembros de la Orden, el castillo quedó en manos los caballeros Hospitalarios Su imponente conjunto, Bien de Interés Cultural, está rodeado por una muralla de 25 metros de altura, desde donde el curso del Ebro resulta fascinante.

Castillo Templario de Alcañices. Zamora

El Castillo de Alcañices se encuentra situado en una villa fortificada por los templarios entre 1126 y 1312. Las construcciones del Temple en esta villa, y en la comarca en general, tienen que ver con la encomienda concedida y mantenida por los reyes de León a lo largo de los siglos XII y XIII, y de la que se conservan, dentro de la villa, varios torreones. Fue el escenario de la firma, en 1294, de un acuerdo fronterizo entre los reinos de Castilla y Portugal, el llamado Acuerdo de Alcañices. Y a sólo 20 kilómetros de Alcañices se levanta el Castillo de Alba de Aliste, cuya función no fue tanto la de proteger la zona de ataques musulmanes, sino de las incursiones portuguesas, lo que contravendría la misión de los templarios, raras veces implicados en conflictos que enfrentaran a los cristianos.

Castillo Templario de Granyena. Lérida

Este castillo fue la primera fortificación de la orden del Temple en tierras catalanas. Aunque las noticias sobre su existencia se remontan a mediados del siglo XI, fue en 1 130 cuando Ramón Berenguer III lo donó, con todas sus rentas, vasallos y pertenencias, a los monjes, que permanecieron en él hasta su desaparición. Durante el siglo XIX parte del castillo se empleó como cementerio y, durante la Guerra Civil, se excavaron trincheras en la zona. Se conservan restos de lienzos de muralla, así como de una sala y una gran puerta rematada por un arco de medio punto.

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