Santiago de Compostela en cualquier momento

La ciudad gallega es el final del Camino de Santiago y una excusa perfecta para disfrutar de una escapada por el norte de España.

Plaza de Fonseca
Plaza de Fonseca / ISTOCK

Declarado Patrimonio de la Humanidad, el casco antiguo de Santiago de Compostela es un laberinto de calles adoquinadas donde perderse no resulta fácil si tomamos como referencia su impresionante Catedral, una joya arquitectónica construida entre el 1075 y 1211.

Construida en estilo románico, gótico y barroco, la Catedral de Santiago de Compostela es una visita obligada se sea religioso o no. Aquí cada viernes a las 19:00 se lanza el botafumeiro en un espectáculo que deja ojiplático a todo el que lo ve. Y es que el botafumeiro, un incensario gigante que sobrevuela el techo del templo, llega a alcanzar casi los 70 km por hora mientras esparce el humo por toda la Catedral. Tras ver este espectáculo, nadie puede dejar la Catedral sin visitar sus cubiertas y contemplar desde lo más alto toda la ciudad. Además, si se es peregrino, tu ruta no finaliza si no se abraza al santo.

Pero Santiago es más que su Catedral y su Hospital de los Reyes Católicos. Palacios, iglesias, callejas y plazas llenan sus casco histórico creando una red asombrosamente bella de edificios donde el granito es el protagonista desde la Edad Media.

Además, jardines y parques son remansos de paz donde poder pasear y relajarse. En este sentido, el parque de la Alameda nació para este menester en el siglo XIX y ofrece unas vistas privilegiadas del casco viajo.

Para descansar de tanto paseo, Santiago de Compostela cuenta con una gran cantidad de bares y restaurantes donde probar su magnífica gastronomía donde el pulpo y el ribeiro son los reyes.

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