¿Te gusta la idea de un safari oceánico? En Tofo lo tienes a tu alcance

El canal de Mozambique une las costas de este país con las de Madagascar. A esta altura, las aguas del océano Índico se tornan de colores paradisíacos al acercarse al litoral, alentadas por el clima tropical y subtropical que domina esta zona.

A lo largo de los 2470 kilómetros de costa de Mozambique encontramos estas condiciones, pero es en el tercio sur, en dirección a Maputo – la capital -, donde se dan algunos de los puntos más espectaculares. Uno de ellos es Tofo, un pueblecito de tradición pesquera que se ha convertido en uno de los centros mundiales del avistamiento de animales marinos, en especial el tiburón ballena, el pez más grande del planeta.

Aterrizamos en estas tierras del cono sur africano para embarcarnos en un safari oceánico a la altura de las mejores experiencias viajeras.

Uno de los mejores lugares del mundo para contemplar el tiburón ballena

La proyección del globo terráqueo en un mapa nos lleva a engaño y tenemos la impresión de que entre Maputo y el pueblo de Tofo nos separa una relativamente pequeña distancia. Por el contrario, más de quinientos kilómetros se interponen ante nosotros, por carreteras que no favorecen una marcha rápida. Otra opción recurrente es la de aterrizar en Vilanculos, situada al norte en la línea costera, reduciendo significativamente el trayecto en autobús hasta llegar a nuestro destino.

Tofo está situado casi en la punta de una península que forma la bahía de Inhambane. Se trata de una pequeña población de calles de arena que se ha convertido en los últimos años en un centro turístico internacional enfocado en la vida marina.

El hecho de que haya mantas gigantes y tiburones ballena permanentemente viviendo en estas aguas durante todo el año hace que las probabilidades de toparse con uno de estos enormes animales sean muy altas. Animales que son los dos grandes atractivos de Tofo y los que le han otorgado fama mundial.

Gracias a estos dos símbolos de la vida oceánica y a la presencia de otras grandes especies en determinadas épocas del año, como ballenas jorobadas, delfines o tortugas, este pequeño pueblo se ha convertido en el punto de acceso predilecto de esta parte del Índico para lanzarse a realizar un sugerente safari oceánico.

Los safaris consisten en salidas en lancha durante dos o tres horas a la búsqueda de estos grandes animales en las aguas, siendo posible cuando se avistan, incluso, el poder bucear junto a ellos.

Muchas otras actividades

Pero Tofo no solo se limita a los safaris oceánicos. Sus largas playas nos invitan a la relajación y a disfrutar de kilómetros de arenales y vistas impresionantes, mientras que sus aguas son objeto de deseo permanente de los amantes del surf, al igual que el cercano Tofinho, otro pequeño asentamiento que se sitúa junto al pueblo principal, que además es un excelente punto desde el que contemplar unos amaneceres de ensueño.

Y si somos más de puestas de sol o no queremos madrugar, podemos desplazarnos hasta Barra Beach, otro arenal situado unos pocos kilómetros al norte, en la misma punta de la península, donde los atardeceres son muy apreciados por los turistas.

Es precisamente esta playa a la que se suele acudir para practicar el esnórquel, aprovechando las aguas más calmadas y la presencia de una infinidad de animales marinos de pequeño tamaño y todo tipo de peces.

Más allá de Tofo, si tenemos la suerte de contar con algunos días más o si nuestra población de retorno es Vilanculos, no está de más embarcarse desde este punto hacia el archipiélago de Bazaruto, uno de los lugares imprescindibles de Mozambique.

Seis islas – producto de la acumulación de arena por el río Limpopo - que forman un Parque Nacional creado en 1971, abarcando un gran dominio de espacios naturales protegidos de una enorme riqueza faunística y coralina. Aquí, las playas de arena blanca inmaculada y las aguas cristalinas alcanzan cotas de máxima belleza, siendo además un lugar de gran importancia para el avistamiento de ballenas jorobadas.

La isla de Bazaruto, de grandes dunas, es la mayor en tamaño, pero otras más pequeñas como la de Benguerra esconden un verdadero tesoro de diversidad natural, con los icónicos dugones, que son el animal más simbólico de esta zona. Mucho más reducida, la isla de Santa Carolina es, sin embargo, una joya de tentadoras playas paradisíacas y profundos canales, también conocida como «Isla Paraíso».