Barcelona, tras los pasos de Picasso

Para Picasso, Barcelona es la ciudad donde todo empezó y a la que siempre quiso regresar. Esta es la ruta de los lugares que enamoraron al genio malagueño en su juventud, en los que forjó su talento y cuya influencia se dejó sentir para siempre en su obra.

Panorámica Barcelona
Panorámica Barcelona / Aleksandar Pasaric

La ventaja de comenzar nuestra ruta desde el Hotel Pullman Barcelona Skipper, no es solo que podemos empezar el día paseando a orillas del mar, sino que nos permite con un corto paseo llegar a la primera parada del recorrido que coincide, precisamente, con el primer lugar donde residió la familia Ruiz Picasso. En el paseo de Isabel II, en el número 4, se encontraba la pensión en la que se hospedaron a su llegada a Barcelona en 1895.

Hotel Pullman Barcelona

A un paso de la playa, con vistas sobre el Pez Dorado de Frank Gehry y el Mediterráneo.

/ D.R.

La elección de este alojamiento no podía ser más conveniente, ya que está a tiro de piedra de la que entonces era la Escuela de Bellas Artes de la Llotja, el lugar en el que el padre de Picasso comenzó a dar clases de dibujo y en el que el joven Picasso se matriculó para aprender de los clásicos de la pintura. En este edificio de más de seis siglos de historia que posee un exterior neoclásico, pero esconde un corazón gótico, nos podemos imaginar a un Picasso de tan solo 13 años, recién llegado a la ciudad, sentado al lado de un joven de 18 que se convertiría para él en casi un hermano mayor, el también pintor Manuel Pallarès. La pareja de amigos crecen juntos, llegan a compartir estudio en la céntrica calle de La Plata y disfrutan buscando la inspiración en cualquier sitio de la capital, desde el claustro de la catedral de Barcelona a los burdeles que muchos años más tarde retrataría en el cuadro que inauguró el cubismo: Las señoritas de Avignon.

Barrio gótico de Barcelona

El paseo nos llevará por el barrio Gótico y el Borne.

/ ISTOCK

Si esta es nuestra obra favorita de Picasso, merece la pena hacer una parada en nuestro paseo por el centro y acercarnos en metro hasta el monasterio de Sant Pau del Camp en El Raval. En su claustro, que bosquejó múltiples veces, no solo encontramos una preciosa muestra de arte románico medieval, sino que podemos viajar directos a la obra más célebre del malagueño gracias a que una de las representaciones de Eva que aparece en sus capiteles sirvió de inspiración para una de las figuras del famoso cuadro. Aprovechando la cercanía al metro del monasterio y de este a nuestro hotel, es un buen momento par regresar al Pullman Barcelona Skipper y recuperar fuerzas tomando unas tapas o un menú en su restaurante TenDiez o, por qué no, haciendo uso del servicio de habitaciones.

Restaurante Tendiez, Barcelona

Un alto en el camino en el restaurante Tendiez.

/ D.R.

La pausa es necesaria para retomar nuestro recorrido en un punto más alejado, en la calle Montsió número 3, lugar en el que se encontraba el café modernista Els Quatre Gats (que ahora se encuentra más o menos recreado en el número 5), un local inaugurado en 1897 y que Rubén Darío describió como un remedo del célebre Chat noir parisino. Entre sus cuatro paredes Picasso y su círculo más cercano lograron cumplir el leitmotiv de su vida en aquel momento: pasarlo bien, hablar sobre arte y trabajar. Allí el creador del Cubismo se codeó con los maestros de la pintura y las figuras más destacadas de la intelectualidad del momento y en sus paredes colgaron los cuadros de la primera exposición que realizó en toda su vida: una colección de retratos de sus amigos que dibujo al estilo de Ramón Casas. Un trabajo que llamó la atención del propio Ramón Casas… y del dueño del local, que le pidió a Picasso que diseñara sus menús.

El Fris del Gegants de Pablo Picasso

El Fris del Gegants de Pablo Picasso y Carl Nesjar se encuentra en la fachada del Colegio de Arquitectos, en pleno centro de Barcelona.

/ Edifice/CORBIS

Abandonando la calle Montsió, podemos encaminarnos hacia la Plaza de la Nova 5, muy cerca de la catedral, para disfrutar de la decoración del Colegio de arquitectos de Cataluña. Los tres monumentales frisos de esta fachada que representan fiestas populares catalanas fueron dibujados por Picasso. Finalmente llegamos al actual Museu Picasso de Barcelona, que se inauguró en 1963 con el nombre de Colección Sabartés y que reúne más de 4.000 obras del artista. Desde el día de su inauguración el centro posee los fondos que la hermana de Picasso había conservado en su casa Barcelona, incluyendo la célebre etapa azul. Pero además el propio artista hizo una selección de las obras que había elaborado en Francia y las cedió al museo, incluyendo su serie de Las Meninas y múltiples grabados. Tras una visita a su increíble colección permanente se impone volver al Hotel Pullman Barcelona Skipper para disfrutar de un último placer “picassiano”: el de contemplar desde el bar de su impresionante terraza las mismas azoteas barcelonesas que el pintor retrató tantas veces en su juventud en busca de las luces del atardecer y la calma. Con estas vistas es fácil comprender por qué para él todo comenzó en Barcelona.

Terraza Hotel Pullman, Barcelona

Terraza con vistas al atardecer y a los tejados de Barcelona. 

/ D.R.

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