Los paisajes españoles que parecen sacados del Lejano Oeste
Pintorescos parajes que resultan inverosímiles dentro de nuestras fronteras.
Como si de un escenario de película se tratara, algunos de los paisajes que podemos encontrar a lo largo y ancho de la geografía española nos evocan lugares propios del Lejano Oeste norteamericano, trasladándonos imaginariamente a alguna de las escenas del celuloide hollywoodiense. Paisajes sorprendentes y llenos de belleza que, en ocasiones, podríamos pensar que no corresponden al territorio comprendido en nuestras fronteras.
Barrancas de Castrejón y Calaña
La provincia de Toledo alberga un paisaje increíble que ha sido popularmente comparado con el Gran Cañón del Colorado por sus características. Conocido habitualmente por el nombre de «Barrancas de Burujón», constituye una formación de cárcavas arcillosas de color rojo y gargantas de gran desnivel que se encajan a lo largo del río Tajo a su paso por los municipios de Albarreal de Tajo, Burujón y Puebla de Montalbán.
Cárcavas del Pontón de la Oliva
El valle del río Lozoya cuenta con un lugar fantástico muy cerca de la famosa presa de Pontón de la Oliva, una de las más antiguas de la península.
Ya en la provincia de Guadalajara, las rocas arcillosas se han ido erosionando formando todo un conjunto de chimeneas de hadas que son toda una sorpresa para la vista cuando se tiene la suerte de llegar hasta él. Partiendo desde la presa, un sendero conduce hasta este espectacular lugar que se asemeja al famoso Valle de la Muerte de Estados Unidos.
Hoya de Guadix
La depresión formada en el norte de la provincia de Granada, al abrigo de las Cordilleras Béticas, es el producto de un largo proceso erosivo que ha dado lugar a un insólito paisaje de cárcavas en un ambiente árido que nos hace trasladarnos a lugares lejanos. Los municipios de Guadix, Benalúa y Purullena son los que presentan los paisajes más impresionantes.
En el caso de Guadix, la facilidad para el modelado de estos terrenos ha permitido que sus habitantes hayan construido viviendas trogloditas aprovechando estos escarpes, utilizando las laderas de las cárcavas y logrando unas construcciones muy adaptadas al clima de la zona.
Bárdenas Reales
El paisaje semidesértico de las más de 40000 hectáreas que forman las Bárdenas Reales, en el sureste de la Comunidad foral de Navarra, es digno de película. Los materiales que forman este sector han ido modelándose y transformándose en formas fascinantes. Barrancos, cerros y cabezos – las formaciones más características de la zona – hacen de estos parajes un espacio natural justamente catalogado como Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
La Bárdena Blanca, con el Monumento Natural de Castildetierra como punto más icónico, cuenta con los barrancos y cabezos más espectaculares.
Desierto de los Monegros
A caballo entre las provincias de Huesca y Zaragoza, esta región natural homónima a la comarca se sitúa en el valle del Ebro formando un ecosistema único en Europa, dadas sus atípicas características climáticas para la latitud a la que se encuentra. Gracias a esas condiciones especiales se ha constituido todo un insólito conjunto paisajístico de gran riqueza, con formas geológicas muy llamativas.
A menudo comparado con las Bárdenas Reales, el Desierto de los Monegros es un espacio por descubrir con una naturaleza impresionante que nos deja ejemplos tan deslumbrantes como el paraje de Jubierre, donde podremos disfrutar de formaciones imposibles como los tozales, en especial los de La Cobeta y el de Colasico, los más célebres de todos ellos.
Desierto de Tabernas
Dejamos para el final el que tal vez sea el paisaje más conocido de la lista, dada su popularidad a raíz de convertirse en uno de los principales escenarios de las «películas del oeste» a partir de mediados del siglo pasado.
Habiendo vivido su auge cinematográfico en las décadas de los 60 y 70, este paraje natural almeriense se caracteriza por las escasas lluvias y el ambiente semidesértico, dando lugar a toda una serie de sorprendentes formaciones y paisajes típicos de estos ecosistemas y materiales en los que los barrancos, las cárcavas o los cañones se suceden ininterrumpidamente.
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