Muérdago, estrellas y sostenibilidad, por Mariano López
"La sostenibilidad avanza, emite emociones y atrae viajeros que aprecian la calma y el valor de las cosas auténticas"
La Torre del Visco (nombre con el que se conoce al muérdago en la Franja de Aragón) es un precioso hotel habilitado en torno a una antigua atalaya medieval que sigue disfrutando de las mejores vistas al bosque, al río y al silencio de la comarca del Matarraña, descrita con acierto como la Toscana española. Su directora y propietaria, Jemma Markham, licenciada en Historia, experta en música clásica, dejó Londres hace años en busca de belleza y armonía, espacios y sonidos que encontró en Teruel. Jemma es la responsable, junto con su marido, de la transformación de la antigua hacienda de la atalaya en un hotel boutique, el único de Aragón que pertenece a la cadena Relais & Chateaux.
La conocí hace poco con motivo del III Congreso Mundial de Turismo Rural Sostenible que se celebró en la capital de las Cinco Villas, Sos del Rey Católico. En el congreso, Jemma explicó y defendió los pasos que su hotel ya había dado para acercar su gestión a la sostenibilidad. Una palabra -sostenible- que puede que ya nos fatigue de tanto como la usan quienes solo se la han apropiado como adjetivo, empresas que pretenden haberse convertido en sostenibles solo por haber añadido esta palabra a sus presentaciones, sin un solo dato que avale su autenticidad.
Afortunadamente, en el congreso de Sos se dieron muestras de todo lo contrario. Alojamientos rurales, como el de Jemma, que buscan el bienestar de sus huéspedes, y, a la vez, el de sus empleados y el de sus vecinos. Con avances concretos: huertos propios que sirven a sus restaurantes, experiencias que incentivan la tradición y la economía locales, programas que eliminan el uso de plásticos y combaten el desperdicio de alimentos. La sostenibilidad avanza, emite calidad, imaginación y emociones y atrae viajeros que aprecian la calma y el valor de las cosas auténticas, experiencias de lujo como mirar de noche a las estrellas. Desde la terraza de alojamientos rurales que, como el de Jemma, ya están pisando firme, sin engaños, en el necesario camino de la sostenibilidad.
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