12 datos imprescindibles sobre la Catedral de Santiago que todo buen santiagués debería conocer

Está ahí desde hace siglos, pero quizás por formar parte del paisaje cotidiano se le presta menos atención. Lo que para muchos es rutina, para otros es una joya monumental con atractivo de sobra para que los viajes kilométricos no importen.

El mayor templo románico de España, la Catedral de Santiago, esconde un sinfín de secretos que, picheleiros o no, nunca está de más recordar.

Ahí van algunas claves para descifrar los enigmas del templo cuando el recorrido se realiza sin conocer demasiado sobre su historia.

Una catedral es una gran iglesia utilizada también ocmo sede de un obispado. Su origen proviene de 'cátedra', que significa silla, debido a que el obispo tiene en ella su silla.

A lo largo del día acoge muchas misas y, en la de Compostela, tienen especial relevancia las que se celebran para el peregrino, esos viajeros llegados desde diferentes puntos del mundo a través del Camino de Santiago.

La de Compostela atesora las reliquias de uno de los 12 apóstoles de Cristo, llamado Santiago el Mayor. Desde más de mil años es la meta de millones de peregrinos de diferentes países.

Hay otro aspecto que hace peculiar a la seo: los Años Santos. Se celebra cada vez que el 25 de julio, festividad del Apóstol, cae en domingo. Coincidiendo con la efeméride, se abre la Puerta Santa.

Su parte más antigua tiene más de mil años, pero los acontecimientos que le dieron origen se remontan mucho más atrás. Todo empezó cuando uno de los apóstoles, Santiago el Mayor, fue ejecutado en Palestina en el año 44.

Sus seguidores quisieron enterrarlo lejos de allí y se embarcaron en un viaje rumbo al fin del mundo. Finalmente recibió sepultura en un monte mágico llamado Libredón. Su tumba quedó en el olvido hasta que una noche de hace 1.200 años se produjo su descubrimiento.

El rey se percató del peso histórico de las reliquias y mandó construir una iglesia que, poco a poco, a medida que aumentaba la afluencia de peregrinos, fue incrementando superficie. En 1075 se ponen las primeras piedras de la Catedral actual.

Escultor y arquitecto de renombre durante la segunda mitad del siglo XII, al Maestro Mateo se le atribuye el diseño de los últimos tramos de las naves y el Pórtico de la Gloria, la joya de piedra que preside la entrada oeste.

Con notable influencia en el románico gallego, se trata de un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste formado por la cripta inferior, el propio pórtico de tres arcos y la galería de la tribuna, en la perta superior del templo, equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria.

Esta Catedral fue muy grande para su tiempo. El interior mide de oeste a este 94 metros de largo y de otros 63 de norte a sur. Es el mayor templo románico de España. La altura máxima de las naves es de 20 metros y llega a 32 en la cúpula.

La explicación está en el triforio, ese pasillo con arcos que recorre el perímetro de las naves en altura. Se cuenta que cuando los peregrinos medievales llegaban en masa y encontraban completos los albergues de la ciudad, se alojaban temporalmente allí arriba esperando la misa.

Hay 16 capillas, además de la cripta del Apóstol, la cripta del Pórtico de la Gloria y una parroquia independiente, la Corticela. Algunas forman parten del Museo de la Catedral y contienen las reliquias, las tumbas de los reyes de Galicia y el tesoro.

Con 350 años, el altar mayor es majestuoso. Presidido por Santiago vestido de peregrino, sobre el conjunto se alza el espectacular baldaquino sostenido por ángeles y coronado por el escudo de España. Es el foco que absorbe toda la atención porque aquí se celebra la misa del peregrino (con botafumeiro incluido) y se realiza el abrazo al Apóstol.

Es el nombre que le atribuyó un arzobispo medieval a la Torre del Reloj, una obra que se erigió con fines defensivos. Visible desde diferentes puntos de la ciudad, tiene la misma altura que las torres del Obradoiro. Da cobijo a la campana de mayores dimensiones de la seo: pesa 6.433 kilos.

Está en la praza da Quintana y solo resulta visible durante la noche. Hay que acercarse en silencio, despacito, hasta el pie de la Torre del Reloj, y mirar con atención hacia la derecha del Pórtico Real.

Ahí se refleja la sombra de un antiguo caminante atrapado en la niebla de los tiempos. Lleva sombrero, bastón y capa, como los peregrinos medievales. Aunque es una anécdota muy extendida, se trata en realidad de la sombra de la columna que sostiene el cable del pararrayos.

Recibe este nombre porque durante casi un siglo estuvo en obras y los talleres (obradoiros) de canteros trabajaron sin descanso picando y tallando el granito. Su esfuerzo ha valido la pena y un majestuoso telón barroco de los siglos XVII y XVIII cubre la catedral románica. No en vano, la fachada se ha convertido en la foto más icónica de Compostela.

Una vez que se ha conocido el templo por dentro, merece la pena realizar una visita a las cubiertas. El tour arranca en el Palacio Arzobispal de Gelmírez y, después de superar los estrechos escalones de la Torre de la Carraca, recala en ese balcón privilegiado que regala vistas de todas las plazas y del casco histórico en su conjunto.