Costa da Morte, o la Costa del Marisco...
La Costa da Morte es territorio de buen comer, con una despensa natural bien surtida de carnes, pescados y verduras. Pero aquí se viene en busca de su producto estrella: el marisco.
La Costa da Morte ocupa la franja costera entre Malpica y Finisterre, 200 kilómetros de playas interminables, calas y acantilados bañadas por el poderoso Océano Atlántico. Una costa bella y peligrosa para la navegación, con sonados naufragios y unos fondos marinos donde se acumulan valiosos pecios romanos, galeones, bergantines, fragatas... de ahí el sobrenombre de Coast of Death (Costa de la Muerte) que le pusieron los ingleses cuando se hundió su buque escuela Serpent frente a la Punta do Boi (cabo Vilán).
Esta es una ruta por la Galicia mágica que a nadie deja indiferente, tiene de todo y para todos. Para los andarines, la ruta de los siete faros. Para los historiadores, monasterios, dólmenes (Dombate y A Pedra Moura), castros (Borneiro), el hórreo de Carnota con sus 35 metros de largo, pazos, castillos... Para los románticos, leyendas, meigas y traviesos duendes. Y para todos, una excelente cocina. Una cocina sencilla y de producto, donde mariscos y pescados son los reyes de la mesa. Para acompañar, los albariños y ribeiros gallegos, dos vinos excepcionales.
El rico y variado ecosistema marino de esta costa hará las delicias de los amantes de la buena cocina: percebes de O Roncudo, longueirón de Fisterra, nécoras, centollos, langostas, cigalas, berberechos, mejillones, almejas, pulpo, algas, lubina, merluza, rape, raya, congrio, lamprea, angulas.. son los ingredientes de las mejores recetas de esta comarca. Para los carnívoros nunca falta la ternera gallega y el porco celta, y para los vegetarianos, las huertas de los valles del interior y los vegetales marinos, una extraordinaria despensa natural bien surtida, la más deseada por los cocineros.
Comenzar la ruta mirando a las islas Sisargas desde el comedor de As Garzas es todo un acierto. Caco hace una cocina esencial, sencilla, con técnicas modernas y presentaciones vistosas, todo en función del producto. En su carta hay platos tradicionales, reinterpretaciones muy personales de algunos clásicos y platos modernos y arriesgados. Fantásticos los mejillones en escabeche y los arroces caldosos de pescados. La carne es un producto casi testimonial en su casa.
Siguiendo la línea de la costa llegamos a Mar de Ardora, un agradable lugar con vistas a la ría y parada obligada para saborear su excelente lubina. Es una cocina gallega con toques personales y producto de proximidad. Hay que probar el pastel de marisco y el pulpo deconstruido; es un buen lugar para comer.
El restaurante Zúrich, en Laxe, es para muchos la mejor marisquería de la costa. Su especialidad es el salpicón de bogavante de la ría y el marisco puro y duro: percebes, centollos, vieiras, berberechos, cigalas... y chuleta de ternera gallega. Tiene la opción del socorrido tapeo para una comida más informal.
O Fragón ha ganado mucho con su nueva ubicación en San Martiño de Arriba, con maravillosas vistas al monte y a la ría y una sabrosa cocina elaborada con enorme respeto por la tradición, con producto de proximidad y todo acompañado con vinos de una excelente bodega.
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