4 territorios para sentir los campos de lavanda

Hay una tierra de olor a esencia y a lavanda, de abejas y plantas aromáticas, de horizontes infinitos y cielo cristalino. En Guadalajara, muy cerca de Madrid, como un regalo, se extienden unos páramos y valles generosos, unas tierras hermosas que en verano se tiñen de perfume y de color morado. Son los vastos campos de lavanda que florecen en La Alcarria y que en nada tienen que envidiar a los franceses. Esta tierra de alcarreña vive en julio un auténtico festival de color que no te puedes perder.

Campos de lavanda
Campos de lavanda / Irene Gonzalez

Vinculadas a la historia de la humanidad desde el Neolítico, las abejas recogen, transforman y combinan el néctar de los campos de lavanda de la Alcarria. El mes de julio es el periodo de máxima floración de las casi mil hectáreas de plantación de lavanda que rodean la comarca. Entre castillos medievales, cuevas, iglesias románicas, fuentes, pantanos y campos de lavanda, recorremos 4 territorios fascinantes, absolutamente irresistibles en este mes veraniego. Paseamos por Torija, Brihuega, Campos de Malacuera y Cifuentes para activar los cincos sentido.

Torija
Torija / Irene González

Torija

Torija, en las cercanías de Guadalajara y junto al arroyo de la Vega, es la puerta entre Castilla y Aragón. En tiempos estuvo totalmente cerrada por una muralla, que contaba con tres puertas de acceso la villa, de la que quedan interesantes vestigios cerca del castillo. El más llamativo, es la barbacana, hoy convertida en un precioso mirador hacia el valle. Recorrer el casco antiguo de Torija es hacer un viaje a épocas remotas. Su magnífica Plaza de la Villa es un espacio abierto, pavimentado con cantos rodados y rodeado por soportales y capiteles alcarreños del siglo XVI. Su Castillo ha marcado la historia de la villa y de todos los pueblos de alrededor. Del siglo XV, y construido por la familia Mendoza, tiene un interesante patio de armas y una esbelta torre del Homenaje. Dejó de estar habitado en el XVI y solo en ocasiones especiales albergó personajes tan ilustres como Carlos V o Felipe II. Hoy alberga el museo dedicado a Viaje a la Alcarria del nobel Camilo José Cela. Muy interesante es su Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción del siglo XVI.

Brihuega
Brihuega / Irene González

Brihuega

La bella Brihuega, enclavada en el valle del Tajuña, es un auténtico jardín rodeado de una exuberante y olorosa huerta, el contrapunto a la austera Alcarria Baja. Además de ser un vergel, también posee un importante conjunto monumental, por lo que ha sido declarada Conjunto Monumental Histórico Artístico. Hace ya mucho tiempo, Brihuega era un pueblo de ganaderos y agricultores, con un toque industrial gracias a la Real Fábrica de Paños. Entre murallas, sus empedradas calles nos transportan a su rico pasado medieval. Sobre una colina rocosa está el Castillo de Piedra Bermeja, construido sobre un fortín árabe y al que se accede por la puerta de la Guía. Junto a él, la bella Iglesia Santa María de la Peña es gótica del siglo XIII. En la plaza del Coso está la Real Cárcel de Carlos III hoy oficina de Turismo y, frente a ellas, unas interesantes cuevas árabes del siglo X, un auténtico laberinto desde el que se podía salir al exterior de las murallas. No hay que perderse el Convento de San José, las iglesias de San Felipe y San Miguel, las Fuentes y, sobre todo, disfrutar de la arquitectura popular.

Campos de Malacuera
Campos de Malacuera / Irene González

Campos de Malacuera

La riqueza de la comarca está en su tierra. Y una de las mejores zonas para visitar esta explosión de color púrpura son los campos de Malacuera. Saliendo de Brihuega hay que tomar la carretera CM-2005, dirección Malacuera-Olmeda del Extremo. Pasado 1 kilómetro, hay que desviarse a la izquierda y seguir por la carretera GU- 925-Malacuera, y en el kilómetro 7,7 se empiezan a ver, a oler y a escuchar los campos de lavanda. Si el color impacta, el trabajo de millones de abejas afanadas en cada flor ofrece una sinfonía que se funde con la fragancia de la apreciada lavanda. Una gran alfombra morada y azul, con una esencia embriagadora, supone un espectáculo único para los sentidos. De estos campos sale el 10 por ciento de la producción mundial de esencia de lavanda. Hace unos años, en época de recolección se organizaba un festejo con motivo de la cosecha y, lo que comenzó siendo una fiesta familiar, se ha convertido en todo un evento en la comarca. Ahora, antes de la siega se puede disfrutar de numerosas actividades, como paseo en globo, exposiciones, conferencias y conciertos en reconocimiento a esta aromática planta. Otra zona ideal para disfrutar de estos maravillosos campos en flor es la zona de Villaviciosa.

Cifuentes
Cifuentes / Irene González

Cifuentes

Ya en el siglo XIII la villa aparece como referencia a las cien fuentes, los manantiales del río Cifuentes, afluente del Tajo. Cifuentes fue señorío de Doña Mayor Guillén de Guzmán, la amante de Alfonso X El Sabio y madre de Beatriz de Castilla, una de sus hijas predilectas. Más tarde pasó a ser propiedad del Infante Don Juan Manuel, sobrino del rey Sabio. En lo más alto de la villa está la impresionante Iglesia del Salvador, románica-gótica del siglo XIII, en cuya fachada oeste tiene su magnífica portada románica de Santiago. Y justo enfrente, sobre un cerro está el Castillo construido en el siglo XIV por el señor de la Villa, el Infante Don Juan Manuel. Muy cerca de la Iglesia del Salvador está el Convento de Santo Domingo, que albergaba en el siglo XVII a los frailes dominicos. Tras la Desamortización fue Juzgado y Cárcel, y hoy acoge la biblioteca municipal, el centro cultural y el centro de Recepción de Visitantes. Entre el Castillo y la Iglesia está la Plaza Mayor del XVI, típico foro castellano muy llamativo por su planta triangular. Cifuentes tiene un interesante barrio judío, que incentivó la economía de la zona, y una interesante arquitectura civil como la Casa de los Gallos, la Casa de la Sinagoga, o la de Jovellanos.

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