Pueblos del norte encantadores
Panticosa
Los numerosos picos que superan los 3 000 metros de altura o sus innumerables peñas con excepcionales vistas son algunos de los alicientes para recorrer este pueblo del Valle de Tena. Su Iglesia de la Asunción, del siglo XIII, su puente de Caldarés y todos sus rincones resultan un gran aliciente para recorrer este paraíso entre montañas. Imprescindible ascender hasta el balneario de Panticosa donde relajarse o nadar en su piscina a cielo abierto entre montañas, no tiene precio.
Muxía
Muxía se ha convertido en la meta de los peregrinos que quieren hacer un camino más allá de Santiago. Y es un acierto porque el paisaje donde se alza el Santuario de la Virgen de la Barca, con el violento oleaje de fondo, convierte a Muxia en un lugar único en el mundo. El faro de Punta da Barca completa una experiencia perfecta. Sus idílicas y salvajes playas son exclusivas, así como su gastronomía, que en esta localidad de pescadores, ofrece la mejor materia prima del planeta.
Bermeo
En Bermeo, donde desde las fachadas de los edificios hasta los cascos de los barcos, todo es color, hay que callejear y subir a la Torre Ercilla. Este pueblo encantador posee el monte Gaztelugatxe, un lugar de ensueño y uno de los grandes tesoros del País Vasco. Su puente y los 241 peldaños de ascenso hasta su ermita consagrada a San Juan transportan directamente a otro planeta. En lugar se recreó el castillo Rocadragón de Juego de Tronos.
Olite
En el corazón de Navarra está Olite, un municipio medieval que luce orgulloso el Palacio Real. De estilo gótico, fue hogar de los reyes navarros hasta bien entrada la Edad Media. Aunque no es el único protagonista, su conjunto histórico aglutina magníficas iglesias como la de Santa María la Real, y de San Pedro, así como las misteriosas galerías medievales que recorren el interior de la tierra.