¿Cuál es el Palacio Real más impresionante de Europa?
Si hay algo que todos ellos comparten es el lujo y belleza de su arquitectura y las ricas joyas artísticas de su interior. Paseamos por las grandes estancias y jardines de los reyes y reinas de las monarquías más icónicas del viejo continente.
Palacio Real de Madrid (España)
Además de ser una de las paradas obligadas para cualquier turista que llegue a la capital, es el palacio real más grande de Europa Occidental (con una superficie de casi el doble que la del Palacio de Buckingham), y uno de los más grandes del mundo. Este Palacio Real, que aunque oficialmente es la residencia de los Reyes de España no ejerce como su vivienda habitual, fue construido por orden de Felipe V entre 1738 y 1759, y cuenta con una extensión de 135 000 metros cuadrados y 3.418 habitaciones. ¡Casi nada!
Palacio Real de Amsterdam (Holanda)
Actualmente, el Palacio Real de Amsterdam es uno de los cuatro palacios oficiales del Rey Guillermo Alejandro y la Reina Máxima. Sin embargo, esto no siempre fue así ya que durante durante el Imperio Napoleónico, se convirtió en el palacio real del hermano de Napoleón Bonaparte, Luis Bonaparte. Uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad holandesa, que comparte protagonismo con otras atracciones como disfrutar de un paseo en bici por las calles de Amsterdam o recorrer sus numerosos rincones ajardinados poblados de tulipanes.
Palacio de Amalienborg de Copenhague (Dinamarca)
No se trata de un solo palacio, sino de cuatro, situados alrededor de la plaza presidida por la estatua de su fundador, el rey Frederick V. De estilo rococó, los cuatro edificios, construidos a mediados del siglo XVIII, fueron diseñados por Nicolai Eigtved y son uno de los mejores ejemplos de la arquitectura danesa. Aunque en un principio fueron creados como residencias de algunas familias de la aristocracia, tras un incendio a finales del siglo XVIII en lo que entonces era el palacio real de Dinamarca, Amalienborg fue el nuevo lugar elegido para acoger a la realeza.
Palacio Real de Estocolmo (Suecia)
Con 1.430 habitaciones y salas es el centro de la monarquía sueca, aunque desde el siglo XIX la familia real haya utilizado como residencia habitual el palacio de Drottningholm, más alejado del centro de la ciudad. El Palacio Real de Estocolmo, también cuenta con algunas exposiciones permanentes y museos, así como la antigua sede de la Biblioteca Nacional de Suecia. Es uno de los edificios más representativos de Estocolmo que sustituyó a la antigua fortaleza de Tre Kronor (Tres Coronas), que fue destruida por un incendio en 1697.
Palacio Gran Ducal de Luxemburgo
En este caso el Palacio Gran Ducal no acoge a una familia real, como en el resto de ejemplos, si no que ejerce como residencia oficial del Duque y la Duquesa de Luxemburgo. Es una mansión señorial del siglo XVI en el corazón del casco histórico de la ciudad, por lo que recibe gran parte de la atención de los turistas, a la vez que para los nativos encarna un símbolo de identidad nacional. Con una imponente fachada flamenca-renacentista y esbeltas torres y torretas, nadie diría que durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, el edificio sufrió graves daños en el interior, que posteriormente fueron subsanados.
Castillo de Vaduz (Lichtenstein)
El Castillo de Vaduz es, sin duda, una de las maravillas arquitectónicas más desconocidas del continente europeo. Se trata de una construcción del siglo XII, que sufrió varios cambios y reformas en los siglos XVII y XX y que hoy es la residencia oficial del príncipe Juan Adán II de Liechtenstein. Su peculiar localización para ser el hogar de la familia real, en plena naturaleza y entre montañas, lo hacen aún más especial, ya que es uno de los dos Castillos existentes en Liechtenstein, el otro es el de Gutenberg. Además, este lugar de cuento alojan una gran colección de arte privado.