7 secretos para disfrutar de los Picos de Europa
Posada de Valdeon
Muy cerca del Puerto, en el centro del mismo Valle, está Posada de Valdeón, donde se ubica el Ayuntamiento del Valle y la Junta Vecinal del Real Concejo de Valdeón. En este pueblo montañés, que conserva su antigua arquitectura tradicional de teja y madera, es un deleite perderse por sus rincones, o degustar su mundialmente famoso queso azul artesanal de Valdeón en cualquier tasca o bar. Con Indicación Geográfica Protegida, gran parte de la producción de este exquisito manjar, es demandada en Estados Unidos, Australia, Singapur y gran parte de Europa. También hay que hacer un alto en la Iglesia de Santa Eulalia que posee pinturas al fresco del XVI, y una magnífica pila bautismal de una sola pieza del XII.
Caldevilla de Valdeón
Esta Villa se encuentra en el extremo más alejado del centro del Valle. Es curioso que la pequeña Caldevilla comparta parroquia con Soto de Valdeón. Pero lo que más llama la atención en Caldevilla es el gran número de hórreos que posee, ya que se pueden encontrar hasta 13. También es llamativa su enmarañada estructura urbana, de casas muy próximas, lo que confiere a especial encanto. Muy interesante la Casa del Pueblo, donde se conserva la campana que antaño utilizaban los vecinos para comunicarse. La Casa del Pueblo se dividía en dos partes; el Toril, la cuadra donde guardaban el toro destinado como semental, y la Junta, el lugar de reuniones.
Soto de Valdeón
Aquí se ubica la venerada parroquia de San Pedro, con una elegante bóveda de crucería y un retablo renacentista. En Soto de Valdeón destaca la Ermita de la Virgen Blanca que porta el escudo heráldico del primer párroco, allá por el siglo XVI, más conocida en el Valle como la Capilla. Soto tiene los hórreos más antiguos construidos a dos aguas y con tablones en sentido horizontal. La villa cuenta con 17 de estas construcciones típicas de madera y teja, ensamblados sin piezas metálicas, que se destinaban a almacenar y conservar las cosechas secas, con las que afrontar los rigores del invierno. También posee un interesante molino de piedra y canto de rio.
Prada de Valdeón
Las casas de Prada son de arquitectura tradicional, y están construidas muy concentradas sobre calles estrechas. Lo que más llama la atención en Prada es una estupenda colección de 15 hórreos, que no hay que dejar de visitar porque en toda la comarca están declarados Monumento, desde 1 979. Su antiguo molino aún funciona con la fuerza del agua de río Arenal, el afluente más importante del Cares. Prada posee un soberbio entorno de bosque y praderas, enmarcados por las moles calizas de los Picos de Europa. La más cercana es la Torre Friero de casi 2 500 metros de altitud, un lugar ideal para pasear. Entre los muchos senderos que parten de Prada, destacan el del Mercadillo y el de Montó. La gran singularidad de la Villa es la importante colonia de mariposas, donde se han localizado hasta 80 especies diferentes, lo que representa casi el 36 por ciento de toda la riqueza de la península y de Baleares.
Cordiñanes
Los Llanos de Valdeón es el único pueblo que no tiene elevaciones próximas. Aquí se encuentran once de los típicos hórreos de la zona, algunos muy interesantes y visitables en los que se pueden ver los aperos de labranza de otros tiempos, y los utensilios cotidianos, muy necesarios para sobrevivir en los duros inviernos del Valle. Cordiñanes se encuentra a escasos kilómetros del inicio de la Ruta del Cares, muy cerca del Mirador del Tombo donde se erige una escultura, a tamaño natural, del emblemático rebeco. Entre Cordiñanes y Caín se localizan un conjunto de actuaciones humanas muy interesantes. En ellas destacan las zonas de Barrejo y la Peguera, donde se encuentran enterramientos medievales, necrópolis adosadas y paralelas, de lascas con orientación Sur, en la margen derecha del Cares. También entre Cordiñanes y Caín se localiza la Ermita de la Virgen de Corona y, enfrente, el Chorco de los Lobos, ambos en el inmejorable marco del Monte Corona. Caín es el pueblo de menor altitud, pero uno de los que mejor conserva sus construcciones de piedra, teja y madera.
Riaño
Y de vuelta a León, sin duda alguna, hay que hacer un alto en Riaño, el paraíso de los Fiordos Leoneses. La construcción del pantano trajo gran desolación a la zona porque nueve pueblos de este maravilloso Valle quedaron bajo las aguas. A pesar de ello, Riaño ha conservado magistralmente la historia y la memoria de todos ellos. Un paseo por la Villa es un libro abierto que muestra hórreos, chozos de pastores, potros de herrar, el corro de lucha leonesa, el campanil del Concejo, y la mágica Iglesia románica Nuestra Señora del Rosario del siglo XIII y que fue trasladada piedra a piedra desde el pueblo de La Puerta, antes de que quedara bajo las aguas. Imprescindible el Museo Etnográfico que refleja fielmente cómo era la vida y las costumbres de los pueblos sumergidos. Y realmente impresionante el paseo en barco por el Pantano de Riaño, un recorrido entre los glaciares más bellos de Europa.