Las 10 esculturas más originales del mundo
Le Passe-muraille, de Jean Marais
Este es el escritor francés Marcel Aymé, fallecido en 1967, intentando atravesar un museo en el barrio parisino de Montmartre. En realidad se trata de un homenaje a su libro Le Passe-muraille, que publicó en 1943, y que se ha llevado al cine y hasta se han hecho cortos de animación sobre él. En él se habla de un hombre llamado Monsier Dutilleul, que vive en Montmartre, y que tiene la habilidad de atravesar paredes. Y aunque al principio no sabe cómo utilizar su don, acabará encontrando varias formas de hacerlo… Lo más curioso de todo no es el argumento del libro, sino que la escultura la realizó el actor Jean Marais, quien protagonizó películas de Cocteau y Visconti, entre otros geniales directores. Marais compaginaba su trabajo como actor con el de pintor y escultor. Realizó en bronce esta escultura homenaje a su amigo Marcel Aymé, cuya mano hoy está desgastada por el uso después de que todo el que se la encuentra se la estrecha porque dicen que trae buena suerte e inspiración.
Monumento al funcionario desconocido, de Magnús Tómasson
Es en Reikiavik, la capital de Islandia, donde el funcionario desconocido tiene una escultura (con un gran trozo de roca que oculta su torso). Su creador es el también islandés Magnús Tómasson, quien la realizó en 1993. Al principio estaba en otro lugar, pero más tarde fue colocada junto al lago TJörnin, en una zona más visible en pleno centro histórico de la ciudad.
Hombre colgado, de David Cerný
Colgado al principio de la calle Husova de Praga. Allí se encuentra Sigmund Freud, bueno, la estatua que de él realizó el artista checo David Cerný en 1997 y que ha viajado por varias ciudades del mundo. Conocida con el nombre de Viselec (verdugo en checho), algunos dicen que el artista quiso reflexionar sobre la llegada el siglo XXI y utilizó a un intelectual del siglo pasado para reflejar ese posible abismo: colgado con una mano de una viga y con la otra en el bolsillo. ¿Cómo interpretaría su propia escultura el padre del psicoanálisis?
Black Ghost, de Svajunas Jurkus y Sergejus Plotnikovas
Black Ghost. Más miedito da esta escultura que sale de las aguas del río Danes upe justo enfrente del castillo de Klaipeda, ciudad de Lituania. Lleva una garrota y un farol en la mano y está cubierta por una capa que impide que le veamos la cara. Al parecer, no somos los únicos asustados. La escultura, llamada Juodasis Vaiduoklis (El fantasma negro) lleva aterrorizando a los niños lituanos desde 2010. Fue entonces cuando la crearon los artistas Svajunas Jurkus y Sergejus Plotnikovas basándose en una leyenda del siglo XVI. Esta contaba que uno de los guardias del castillo de Klaipeda se encontró con una figura encapuchada cerca de la orilla del río que le advirtió que la ciudad no tenía suministros suficientes de grano y madera para el futuro. La cuestión es que le creyeron y cuando llegaron los años del hambre y la escasez, lograron sobrevivir gracias al consejo del fantasma.
Architectural Fragment, de Petrus Spronk
En Swanston Street, una de las calles principales de Melbourne, está situado este Fragmento arquitectónico (así se llama la escultura, Architectural Fragment) y hay que tener cuidado para no tropezarse con él. Creado por el artista Petrus Spronk en 1992, en su friso puede leerse la palabra biblioteca en pan de oro y es que esta pieza de acero de una civilización perdida está justo enfrente de la Biblioteca Estatal de Victoria.
Headington Shark, de John Buckley
¿Qué pasaría si un tiburón atravesara tu tejado? Es lo que les pasó a los habitantes de la casa del número 2 de New High Street en Headington, Oxford, en 1986. Con 200 kilos de peso y 7,6 metros de largo, este tiburón está hecho de fibra de vidrio pintada. Ideado por el escultor inglés John Buckley y construido por el carpintero Anton Castiau durante tres meses, el tiburón conmemoraba el 41 aniversario de la bomba atómica que cayó en Nagasaki. Hoy en día la casa se puede alquilar en Airbnb por unos 217 euros la noche y es toda una atracción en Oxford, pero cuando la colocaron en 1986 hubo polémica. El ayuntamiento de Oxford intentó que la desmontaran: primero, por motivos de seguridad, y luego, por no haber pedido los permisos para alterar la vivienda de ese modo.
Transcendence, de Keith Jellum
En este caso, en vez de un tiburón atravesando un tejado, se trata de un salmón atravesando una pared. Hablamos de la escultura llamada Transcendence, de Keith Jellum, situada en un edificio de Portland, en Oregón (Estados Unidos). Para no desentonar con el lugar, el salmón está justo en Salmon Street y encima de una marisquería (Southpark Seafood).
The Kelpies, de Andy Scott
Un kelpie es el nombre escocés para un caballo de agua, una especie de espíritu del agua que habita los lagos y estanques de Escocia. Estos dos kelpies están situados en la localidad de Falkirk, en el parque The Helix junto al canal Forth and Clyde, y fueron creados por Andy Scott en 2014. Están realizados en láminas de acero, miden 30 metros y pesan más de 300 toneladas cada una. De hecho, son las esculturas equinas más grandes del mundo y se puede entrar dentro de ellas. Hay un tour organizado en el parque The Helix que lo permite.
De man van Atlantis, de Luk Van Soom
El hombre de la Atlántida. Este es el nombre de la escultura realizada por el artista belga Luk Van Soom en 2003 y situada en Bruselas, en una glorieta en el Boulevard de Waterloo. A medio camino entre un mono, un pato y un buzo, la estatua parece hacer referencia a Evenor, uno de los primeros habitantes de la isla mítica de Platón, nacido del suelo. Sin embargo, su escultor le da otro significado: considera que la tierra habitable escaseará pronto y que no es extraño que tengamos que volver al agua, por lo que una parte de la población mutará en criaturas parecidas a los peces.