Girona y la Costa Brava: un recorrido por la comarca salada
Perfecta fusión de mar y montaña, la Costa Brava nos invita a adentrarnos en rincones casi intactos, donde las olas y las pequeñas calas nos deparan numerosas sorpresas visuales
A lo largo de la historia, el agua ha sido el punto de unión entre paisajes tan diversos como la montaña, la llanura y la costa. Nada mejor que ‘perderse por la Costa Brava’ para constatar como la arena de ‘calas recónditas’ se encuentra a pocos kilómetros de volcanes centenarios y ‘acantilados de vértigo’. Así es la provincia de Girona, un destino único para vivir experiencias inolvidables. Aquí una selección de diez rincones de belleza perenne para dirigir la brújula de nuestro viaje.
Sant Francesc
De camino entre Blanes y Lloret ya se percibe el encanto indómito y sereno al mismo tiempo tan característico de la Costa Brava. Entre el ‘Jardín Botánico Marimurtra’, fundado por Carl Faust en 1928 y que cuenta con más de 3.000 especies exóticas, y los jardines ‘Pinya de Rosa’, creados por Ferran Rivière de Caralt el 1945 y con una ‘colección única de cactus’, aparecen, camufladas entre pinos y agaves, dos playas de ensueño, la de Sant Francesc y la de Treumal, algo más al norte y de dimensiones más pequeñas.
Santa Cristina
“Santa Cristina es uno de los puntos más dulces, más equilibrados, mejor y más graciosamente situados de esta Costa”, escribía el célebre Josep Pla en su memorable ‘Guía de la Costa Brava’ (1941). Se refiere a la ermita de Santa Cristina, del siglo XVIII. Debajo, la cala del mismo nombre, la única playa catalana que puede presumir de haber sido ‘pintada por Sorolla’. “Su pendiente es tan suave, sus arenas tan finas, las flores que crecen, tan extraordinarias; la vegetación tan lozana, que toda ella respira un tipo de idealismo femenino” proclamaba el también escritor Joaquim Ruyra.
Tossa de Mar
Caracterizada por la silueta de las murallas medievales de la Vila Vella (Villa Vieja), Tossa conserva, todavía a día de hoy, el ‘encanto de sus calles estrechas’ a tocar de la ‘Platja Gran’ que nos llevan, bordeando las murallas y los múltiples restaurantes establecidos a sus pies, hasta la pequeña playa de ‘Es Guijarral’, antiguo puerto de la población. Saliendo de Tossa se encuentran tres playas de una gran belleza: cala Bona, cala Pola y cala Giverola.
Palamós
Palamós es el principal puerto comercial de las comarcas gerundenses. Grandes cruceros internacionales hacen escala y su ‘lonja de pescado’, ahora automatizada, todavía evoca aquellas subastas a viva voz que tenían lugar hace cincuenta años. Recientemente, el Ayuntamiento de la localidad ha recuperado en forma de ruta turística la estancia que ‘Truman Capote’ hizo en Palamós. El escritor llegó en 1960 gracias a los consejos del escritor Robert Ruark y de la actriz Madelaine Carroll, y se alojó inicialmente en el Hotel Trias. Capote se enamoró del ‘suquet de peix’ (cazuela de pescado y marisco) y de la tranquilidad, lo que le permitió terminar su gran novela: ‘A sangre fría’.
La playa de ‘Es Monestrí’ es más desconocida y no acostumbra a sufrir las aglomeraciones de la ‘Platja Gran’. Al otro lado del ‘castillo medieval’ se encuentra ‘Platja s’Alguer’, conocida por unas antiguas barracas de pescadores de distintos colores y el camino de ronda que sigue hasta la playa de ‘Es Castell’.
Tamariu
Popularmente se dice que Tamariu fue el último pueblo en rendirse al turismo. A pesar de que actualmente está ya bastante urbanizado, todavía conserva el encanto del que fue un pueblo de pescadores. Más hacia el norte se puede ir hasta ‘Aigua Xelida’, una ‘idílica cala de pocos metros rodeada de pinos y rocas’.
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Aiguablava, Platja Fonda
Estamos ante un ‘tramo exquisito de costa’, tanto por las montañas que parecen tumbarse directamente sobre el mar como por algunas edificaciones de remarcable arquitectura tocando la ‘Platja Fonda’. Esta última es una de las más escondidas y singulares de toda la costa, puesto que queda cerrada por detrás por un acantilado casi vertical y solo se puede bajar a ella mediante una escalinata artificial.
L’Estartit
Entre el Ter y el pico de Roca Maura, donde empieza el macizo del Montgrí se encuentra L’Estartit, con su amplia y tranquila playa que, a una milla mar adentro, tiene por vecinas las ‘Illes Medes’, un archipiélago dominado por las islas la ‘Meda Gran’, la ‘Meda Petita’ i ‘El Carall Bernat’. “La ‘Illa Gran’, de dieciocho hectáreas, había sido poblada en el siglo XIX por una guarnición militar, pero en el siglo XIX quedó deshabitada. Actualmente es una de las ‘grandes reservas de flora y fauna’, muy apreciada por los submarinistas.
Ampurias y Sant Pere Pescador
Las ‘ruinas de las antiguas ciudades griega y romana’ son uno de los lugares más visitados de la Costa Brava, junto al pueblo de Sant Martí d’Empúries y de las playas de arena fina de los alrededores que, a partir de la llamada casa Forestal enlazan con la enorme extensión de las de Sant Pere Pescador.
Cadaqués
“Parece un pueblo construido a medida, entre la montaña del Pení y el mar, hecho de casas blancas y compactas, dentro de un paraje rocoso, mineral, desértico, donde apenas crecen viñas y olivares”, escribía el famoso autor catalán Josep Pla. Su iglesia, con un precioso altar barroco, se eleva sobre los tejados en una imagen que ha cautivado muchos artistas, el más ilustre de todos ‘Salvador Dalí’, que definió Cadaqués con una frase sencilla y contundente: “Es el pueblo más bonito del mundo”.
Cadaqués es el resultado de una historia que protagonizan ‘campesinos y pescadores, coraleros y marinero’, así como la burguesía que tenía y tiene en este pueblo la casa de veraneo.
El Port de la Selva
Si algún pueblo de la Costa Brava merece el nombre de “pequeño pueblo de pescadores” es, sin duda, El Port de la Selva. Sus casas blancas están tan cerca unas de las otras que parecen buscar juntas abrigo contra la tramontana, viento que azota fuerte en este tramo del litoral catalán.
Con una bonita bahía que forma un puerto natural, todavía la pesca representa un factor importante de la economía local. La playa es grande y, debido al viento, ‘muy popular entre los windsurfistas’. Cerca del pueblo, en dirección al ‘Cap de Creus’, se encuentra la bonita Cala Tamariua. Además, muy cerca se puede subir en coche hasta el espléndido monasterio de Sant Pere de Rodes, uno de los más importantes de la época románica en Cataluña.
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