Cuenca, capital española de la gastronomía

El mes de noviembre pasado se hizo pública la decisión adoptada por la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET). El jurado elegía a Cuenca para tomar el relevo como Capital Española de la Gastronomía al pueblo gaditano de Sanlúcar de Barrameda. Y es que la oferta gastronómica de esta localidad es extraordinaria, estando basada en una cocina tradicional, austera y sencilla, en total conexión con el entorno, tanto el natural como el monumental.

La conquense es una cocina “diferente y deliciosa”. A estos calificativos contribuyen las aportaciones más actuales, caracterizadas por el vanguardismo y por productos de primera calidad.

Platos que enamoran

La gastronomía de Cuenca es una de las más ricas y variadas de España. Entre los platos más conocidos de la región se encuentran el morteruelo, el ajo arriero, las gachas manchegas y los zarajos. Además de estos tres platos que son los más típicos, podemos encontrar gazpacho, caldereta, migas, potajes y elaboraciones con caza mayor, como venado y jabalí. También hay elaboraciones con trucha y bacalao, obtenidos de los propios ríos que rodean la ciudad.

El morteruelo es un guiso elaborado con carne de caza, que se sirve caliente con pan. El ajo arriero es un plato de pescado que se elabora con bacalao y ajo. Las gachas manchegas son un plato hecho a base de harina, aceite de oliva, ajo y pimentón. Los zarajos son una especie de brochetas de tripa de cordero que se fríen a la parrilla. Además, Cuenca es famosa por sus quesos, como el queso manchego y el queso de La Mancha. Los variados pastos de la provincia proporcionan un completo alimento para las ovejas, que aportan un excelente queso en todas sus modalidades.

Un apunte especial merecen las carnes de caza que son un manjar representativo de la gastronomía de la zona. Abundan las especies como la perdiz, que se come escabechada o con un tradicional guiso de judías, la liebre o el conejo, también muy presentes en la mayoría de platos que el viajero puede encontrar en bares y restaurantes. De caza mayor se cocina el venado y el jabalí, sobre todo en las zonas del interior de la sierra.

Entre los postres, el preferido del público es el alajú. Se trata de un dulce con forma de torta, elaborado a base de miel, especias finas, pan rallado y tostado y almendras. Puede acompañarse de resolí, un licor cuyo envase se inspira en las famosas casas colgadas. Se trata de un licor de origen musulmán que originalmente solo se consumía en Semana Santa pero que ahora se encuentra durante todo el año. Está elaborado a base de crema de café, coñac y anís. Aseguran que tiene virtudes digestivas, de ahí que sea la mejor opción para poner fin a una verdadera comida o cena representativa de la gastronomía de Cuenca.

Un entorno único

Pero su excelente gastronomía no es el único atractivo. El casco histórico de Cuenca es uno de los conjuntos monumentales más sorprendentes de España. Se trata de edificios construidos en un acantilado, con vistas que quedarán grabadas en la memoria del viajero. Los edificios más impresionantes son la Catedral de Santa María y las Casas Colgadas, que sobresalen del acantilado y que son el símbolo de la ciudad. Hay que recordar que el casco histórico de Cuenca es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1996.

La provincia de Cuenca es un destino ideal para los amantes de la naturaleza. En esta región se encuentran el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y la Reserva Natural de la Laguna del Hito, que son dos espacios protegidos. Ofrecen la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en su estado más puro, con rutas de senderismo y paisajes impresionantes.

Cuenca también es famosa por su artesanía, especialmente por la cerámica. En la provincia se encuentran numerosos talleres y fábricas que producen cerámica de alta calidad, con diseños tradicionales y modernos. Se ha convertido en un símbolo de la región, y es un recuerdo perfecto para llevar a casa después de una visita. Atractivos no le faltan. Gracias a esta distinción, se convertirá en el destino más suculento de toda España. Solo cabe desear una cosa a quienes lo elijan: ¡Buen provecho!