Vivir como dioses en Bali

espejos de arroz

Como en un juego de espejos, las terrazas de arroz reflejan las verdes laderas del interior de Bali. Se puede ver a las campesinas, hoz en mano bajo su cónico sombrerito de paja o "payung", faenar embarradas hasta la rodilla con ayuda de sus búfalos de agua.

/ Alvaro Leiva

No solo de playas viven las islas tropicales, y Bali menos que ninguna. Y es que encasillar al destino más visitado de Indonesia como un escondite en el que relajarse al sol es quedarse muy corto. Haberlas claro que las hay. Extensas y de atardeceres de película como la archiconocida Kuta, tan a rebosar de vendedores y surfistas durante el día como de ambiente fiestero al caer la noche, o, para quienes prefieran arenales menos masificados, las rebosantes de villas y hoteles de lujo Nusa Dua, Sanur, Jimbaran o Seminyak, flanqueada esta última por los restaurantes y las tiendas más exclusivas.

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