Para regalarse la vista: te traemos los mejores miradores de las Islas Canarias
Paisajes increíbles que se nos acercan durante el confinamiento
Los griegos las consideraban el paraíso y nos les faltaba razón. Las llamaban Islas Afortunadas o de los Bienaventurados, en señal de la recompensa que les esperaba a aquellas almas que habían tenido un buen comportamiento en vida.
Emergiendo de las aguas del océano Atlántico, las Islas Canarias son uno de los archipiélagos que tradicionalmente se atribuyen como parte de esas Islas Afortunadas que los clásicos consideraban una especie de lugar de ensueño parecido al Edén.
En estos momentos de confinamiento en los que nuestra imaginación vuela más que nunca y nuestra mente ansía transportarse hasta esos paraísos terrenales, acercamos aquí algunos de los miradores más espectaculares de las Islas Canarias para que nos regalen vistas increíbles desde las alturas que nos permitan viajar en nuestras ensoñaciones por tierra y agua a través del ancho mundo.
Mirador de la Peña (El Hierro)
Comenzamos la lista con uno de los miradores más renombrados de las Islas Canarias, fruto de la creación del genial y polifacético artista César Manrique.
Emplazado a 700 metros de altitud al norte de la isla de El Hierro, se trata de una sublime construcción de dos plantas con espacios ajardinados que consigue mimetizarse con el entorno a la perfección, otorgándonos el placer de admirar las impresionantes vistas de la inmensidad del valle de El Golfo.
Mirador del Río (Lanzarote)
Otra de las joyas de las Islas Canarias y de la obra de César Manrique, esta vez en su Lanzarote natal. El Risco de Famara sostiene a más de 400 metros de altitud otro de los ejemplos arquitectónicos del célebre creador.
Las vistas del archipiélago de Chinijo al frente, con La Graciosa a la cabeza, junto con la enorme caída del precipicio, así como las formas curvas del edificio y su uso de la luz solar, hacen de este mirador un lugar asombroso.
Mirador del Balcón (Gran Canaria)
La carretera GC-200 a su paso por el Parque Natural de Tamadaba nos invita a hacer un alto en el camino para sobrecogernos con una de las vistas panorámicas más espectaculares de todo el archipiélago.
Asomándose al borde del precipicio, este mirador nos permite disfrutar de toda la línea costera con la característica sucesión de acantilados conocida como «la cola de dragón», así como de la inmensidad del océano en todo su esplendor.
Mirador de Abrante (La Gomera)
Diseño y originalidad se dan la mano en un mirador compuesto de un edificio y una plataforma en el que la gran protagonista es esta última, una pasarela de cristal suspendida en el vacío que nos proporciona una experiencia de vértigo y unas vistas fuera de lo común.
Varios metros en los que nuestros sentidos se ponen a prueba mientras recorremos su superficie a varios cientos de distancia del fondo del valle de Agulo, con el océano y la isla de Tenerife como telón de fondo.
Mirador de Cumbres del Norte (Tenerife)
También conocido como Mirador de Chipeque, esta atalaya tinerfeña situada a más de 1800 metros de altitud nos permite deleitarnos con un mar de pinos o las vistas del Teide al fondo y, si tenemos suerte, con el mayor reclamo de este punto de la carretera TF-24 que conduce al Parque Nacional: un mar de nubes que se extiende frente a nuestras miradas sobre el valle de la Orotava.
Mirador del Salto del Enamorado (La Palma)
Llegamos a La Palma para alcanzar un punto situado entre barrancos desde el que se descubren a nuestros ojos magníficas panorámicas del sector nororiental de la isla.
Al margen de la belleza de las vistas, el mirador es famoso por la trágica leyenda del Salto del Enamorado, representada por una escultura que homenajea la bonita historia de amor del pastor enamorado que, tratando de conquistar a una campesina, desafió el precipicio intentando saltarlo con una vara y encontrando un fatídico final a tal difícil hazaña.
Mirador de Morro Velosa (Fuerteventura)
Llegamos al último de nuestros miradores saltando – esta vez sin vara – hasta Fuerteventura, donde nos espera otras de lasextraordinarias muestras del talento de César Manrique.
Situado en la Montaña Tegú, a casi 700 metros de altitud, este punto elevado nos permite otear una buena parte de la isla, con asombrosos y genuinos paisajes agrestes donde la aridez nos ofrece colores sorprendentes.
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