Un paseo por Soria entre leones y gladiadores
Recorremos las huellas que dejaron los romanos en la más heroica de nuestras provincias
Fragorosas batallas, asedios infinitos, resistencias alentadas por la valentía y el orgullo. Con estos ingredientes se cocinó uno de los episodios más valiosos de la historia occidental: el que convirtió a Soria en uno de los territorios más heroicos de nuestra geografía al plantar cara al todopoderoso Imperio Romano en su larga conquista de la Hispania.
Hoy, mucho tiempo después, se puede seguir la huella que este periodo dejó esparcida a lo largo y ancho de las tierras sorianas. Porque muchos no saben que esta provincia tan desconocida (incluso a veces tan olvidada) atesora un patrimonio histórico descomunal trazado, sobre todo, por la herencia arquitectónica y artística gestada en la Antigüedad.
La libertad, ante todo
Soria, habitada en aquel entonces por pueblos celtíberos (los arévacos y los pelendones), peleó para defender su cultura, sus costumbres y su dignidad incluso con la propia vida. Su opción ante la dominación de los romanos no fue otra que la de apostar por la libertad con todos los medios a su alcance.
Emprender una ruta en busca de las huellas de la cristianización del territorio soriano es rebobinar hacia aquellos tiempos de circos y anfiteatros, de leones y gladiadores, de túnicas y bacanales.
Una ciudad heroica
¿Quién no conoce la historia de Numancia? Aquí, en esta ciudad cuyo rastro hoy puede contemplarse en el Cerro de la Muela, aquellas tropas que se creían invencibles encontraron una feroz resistencia. Tanta, que hoy su nombre está ligado a este concepto. Defensa numantina, por ejemplo, se dice en el mundo deportivo.
El caso fue que Escipión, avalado por un ejército descomunal, decidió someter el lugar y se topó con el tesón del pueblo. Trece meses duró el cerco a los bravos numantinos, que resistieron en condiciones infrahumanas, exhaustos de hambre y enfermedades. Y antes de caer en manos enemigas, decidieron incendiarse y sembraron así su leyenda.
Ciudades y pueblos
Entre las primeras (más allá de Numancia) tenemos a Uxama, hoy reconvertida en la bella El Burgo de Osma, y a Tiermes, a la que se conoce como la “Pompeya soriana” por su buen estado de conservación. Ambas dejan adivinar su esplendor pasado, cuando fueron importantes núcleos comerciales y administrativos. Urbes romanas de manual, con todo tipo de avances y hasta obras maestras de ingeniería hidráulica.
Pero también hablamos de villas o asentamientos rurales. Propiedades agrarias que fueron mutando en residencias aristocráticas pertenecientes a las familias poderosas del Imperio. En Soria existe un buen puñado de restos de esta suerte de haciendas campestres: Vildé, Los Villares, Los Quintanares… Pero hay uno que cobra una especial relevancia: la villa romana de La Dehesa, a las afueras del pueblo Cuevas de Soria y a 15 minutos de la capital.
Más rastros
El Imperio anheló siempre el territorio soriano puesto que, como encrucijada de caminos, tenía un alto valor estratégico, además de un suelo fértil (con excelentes pastos para el ganado y fructíferos huertos) atravesado por ríos de aguas frescas. Por eso la provincia se dibuja hoy con yacimientos arqueológicos que proceden de ciudades romanas superpuestas sobre castros celtíberos.
A las ya mencionadas hay que añadir la casi desconocida Augustóbriga a los pies del Moncayo y los bellos rastros que atesora Medinacelli: desde los mosaicos desperdigados por la ciudad hasta el majestuoso Arco de Triunfo (por el que entraban triunfantes los generales desde sus cuadrigas tiradas por caballos), que es uno de los más relevantes de Europa.
Localiza los mejores chollos para visitar esta bella ciudad en nuestra exclusiva sección de ofertas y coge tu código descuento Groupon para ahorrar siempre que quieras en hoteles, visitas guiadas y mucho más.
Síguele la pista
Lo último