Mogarraz, el pueblo de las mil caras que viste balcones
En el corazón de la Sierra de Francia, en Salamanca, uno de los pueblos más bonitos de España esconde una obra artística sin igual y un tesoro de tradiciones.
Mogarraz es uno de esos pueblos que sabe a pueblo con mayúsculas, donde se respira ese aire genuino que nos sumerge en un viaje hacia varias décadas atrás en el tiempo, cuando las zonas rurales aún conservaban toda su autenticidad.
Situado en pleno Parque Natural de Las Batuecas y Sierra de Francia, quizás haya sido su relativo aislamiento lo que haya conservado esa autenticidad de Mogarraz, donde se ha cuidado especialmente el respeto por la vida originaria del municipio y se han mimado las tradiciones, en un claro esfuerzo de sus habitantes por preservar ese legado, protegiéndolo de un turismo masificado y fomentando la llegada de visitantes que sepan valorar ese patrimonio y lo admiren sin desvirtuarlo.
Uno de los pueblos más bonitos de España
No, no es ninguna exageración. Mogarraz es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más bonitos de España. Su excepcional trama medieval de calles estrechas, bellísimas casas serranas con típicos entramados de madera, adobe y piedra, hermosas balconadas y multitud de añejas fuentes, algunas centenarias, dan buena muestra de ello y justifican todos los calificativos que ensalzan a esta preciosa localidad salmantina.
Aún se pueden oír discurrir pequeños regueros de agua que brotan de las diferentes fuentes del pueblo, haciendo un alegato de esa típica estampa de Mogarraz con largos riachuelos fluyendo calles abajo en un espectáculo sin parangón; una estampa que a tantos renombrados artistas y escritores atrajo años atrás, quienes buscaban bucólicos rincones de la España más tradicional para inspirar sus obras y dejar volar su imaginación.
Una obra artística única: el gran tributo a Mogarraz
Los pueblos están marcados a dirigir sus destinos en función del arraigo de sus gentes, y es precisamente un oriundo de Mogarraz quien decidió hace más de una década hundir aún más si cabe sus raíces en la tierra que le vio nacer, creando una obra artística excepcional dedicada a sus paisanos que se ha convertido en una de las nuevas señas de identidad de este maravilloso enclave de la Sierra de Francia.
Florencio Maíllo es el creador de una obra de arte única, basada en un archivo fotográfico tomado en 1967 por Alejandro Martín Criado - antiguo alcalde del municipio -, quien retrató a los habitantes del pueblo que no habían emigrado por aquel entonces, para generar sus documentos de identidad.
El artista recuperó esas fotografías para crear sus respectivos retratos a gran escala sobre placas metálicas recicladas, colgándolos en las viviendas donde vivían esas personas o en la iglesia parroquial si es que no contaban con una casa en propiedad.
Fue tal el éxito que, aunque iba a tener un carácter temporal a modo de exposición, a los 388 retratos iniciales de la inauguración en 2012 le siguieron muchos más, uniéndose desde entonces otros muchos vecinos y vecinas que quisieron contar con su propia impronta en el pueblo, llegando casi a los 800 en la actualidad.
Una creación imperecedera – gracias a la técnica usada por el artista, usando óleo mezclado con cera caliente de abejas - que se ha convertido en todo un símbolo de Mogarraz y que es un verdadero tributo al pueblo y sus gentes, siendo ya conocido popularmente en muchos ámbitos como «el pueblo de las mil caras».
Donde los balcones se visten y otras tradiciones
Mogarraz es sinónimo de tradición y esmero por el cuidado de su patrimonio cultural. Un rico patrimonio que tiene entre sus más notables ejemplos una magnífica artesanía, especialmente representada por su joyería, sus bordados o sus trajes tradicionales, contando estos últimos con fama internacional debido a la complejidad y suntuosidad de sus conjuntos.
Los bordados, a su vez, son seña de identidad de este municipio y orgullo de sus habitantes, con todo tipo de objetos con motivos florales, animales, símbolos heráldicos u otros muchos diseños, que dan como resultado auténticas obras de arte pacientemente elaboradas.
Precisamente estos bordados son protagonistas de las fiestas patronales, en las que los balcones de la localidad se «visten» con estas preciosas artesanías engalanando las fachadas de las casas.Toda esta historia viva de Mogarraz se puede admirar y entender gracias al Museo Etnográfico «La Casa de las Artesanías», ubicado en una tradicional casa serrana.
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