Jamaica tras los pasos de Bob Marley
Recorremos la estela del padre del reggae cuando este icono universal cumpliría 75 años
Nada hay más ligado a la isla de Jamaica que la imagen de Bob Marley, el músico que universalizó la magia del reggae hasta convertirla en un grito que trasciende a la propia música. Un género de ritmo pegadizo, cadencia suave y letras comprometidas, al que la Unesco, hace apenas dos años, agració con el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El motivo: su contribución a gestar, desde las raíces africanas, la identidad de este territorio caribeño al que también se asocia con el ron y los rastafaris.
En 2020, este icono universal cumpliría 75 años de no ser porque el destino quiso que aquel fatídico 11 de mayo de 1981 se lo llevara la muerte. Pero casi 40 años después, su recuerdo sigue vivo en todos los rincones del mundo y su música, aquella que hunde sus orígenes en los cantos de los esclavos traídos desde el continente negro para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, es mucho más que la eterna banda sonora del país que lo vio nacer.
Ruta con ritmo
Puede parecer exagerado, pero nada puede evitar que su voz se escuche hasta en los más recónditos rincones de este territorio del tamaño de Asturiasplagado de madejas de rastas y gorras de lana tricolor. Jamaica es Bob Marley y viceversa.Tal es la devoción a su figura que el 6 de febrero, el día de su nacimiento, se considera fiesta nacional.Por eso los pasos del padre del reggae se pueden seguir fácilmente en una ruta con mucho ritmo.
Empezando por Kingston, la capital, que es el lugar donde empaparse de esta música tal y como nació en el gueto de Trenchtown: con sesiones interminablesen plena calle. Una ciudad no siempre muy apreciada, en la que conviven múltiples contrastes: la gente más rica y la más pobre, las mansiones coloniales del centro histórico y las chabolas de los suburbios, los restaurantes más refinados y los bares de madera pintados con colores chillones.
Museos y playas
En Kingston es donde late la vida cultural. Y no sólo en las salas de conciertos sino también en la National Gallery, en la que se exhibe lo mejor del arte jamaicano. Aquí, claro, también está el Museo de Bob Marley, donde se desgrana la vida y milagros del autor de Redemption Song. A día de hoy sigue siendo el lugar más visitado de la isla.
Seguir los pasos del músico pasa por frecuentar cualquiera de las playas de la isla, donde sus temas resuenan como en bucle en los múltiples chiringuitos. Especialmente en la kilométrica Seven Mile, tal vez la más famosa, emplazada en la localidad de Negril. También en el Ricks Café, el mítico bar que, pese al nombre, nada tiene que ver con Casablanca. Un local de estilo ibicenco donde no hay tarde en que no se celebre un concierto con sus canciones eternas.
La casa donde nació
Pero si hay un lugar en el que sentir a Marley más vivo que en ningún otro punto de la isla, este es su pequeña aldea, llamada Nine Miles y oculta bajo los frondosos picos de Santa Ana, al norte de Jamaica. Allí, al término de una carretera sinuosa que se abre paso entre plantaciones de café y árboles tropicales, se oculta su casa, a la que muchas veces evocó después cuando estaba lejos: «Crecí en las montañas, en el mismo lugar que trajo al mundo a mi madre y a mi abuelo. Un pequeño pueblecito al que los lugareños siguen llamando con el mismo nombre inmemorial…».
Muchos son los que vienen a visitar esta vivienda precaria que mantiene intacto el aspecto original, tal cual era cuando aquel niño correteaba por sus calles de tierra sin sospechar que se convertiría en una leyenda.
El lugar donde descansa
El lugar donde descansaEsta casa que fue declarada Monumento Nacional por el gobierno jamaicano es un lugar de peregrinación para sus fans. En ella no sólo pueden hallarse algunos de los motivos que inspiraron sus canciones sino también un museo con sus fotos, sus discos de platino y toda la mercadotecnia que envuelve a su figura.
Además, aquí descansa el plato más fuerte: el mausoleo de estilo etíope donde está enterrado el que fuera, más que un icono del rastafarismo, un profeta de los desheredados. Junto a la tumba de su madre yace el cuerpo inerte de Bob Marley, embalsamado y de pie, acompañado de su guitarra, una biblia, un balón de fútbol... y algunas hojas de marihuana.
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