El Chocó Andino, la séptima Reserva de la Biosfera de Ecuador
Su alta concentración de especies endémicas lo han convertido en uno de los 25 puntos calientes biológicos del planeta.
El Chocó Andino de Pinchincha ha sido nombrado nueva Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Así, esta zona natural se suma a la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, junto con otras seis zonas ecuatorianas anteriormente reconocidas: Galápagos, Yasuní, Sumaco, Podocarpus – El Cóndor, Macizo del Cajas y Bosque Seco.
La nueva zona protegida tiene una extensión de 286.805 hectáreas y se distribuye entre los cantones de Quito, Pedro Vicente Maldonado y San Miguel de los Bancos. Se compone de ocho tipos diferentes de ecosistemas, 20 bosques protectores y un área protegida, la Reserva Geobotánica Pululahua.
Situado a tan sólo 45 minutos de Quito, el Chocó Andino se presenta como un espacio natural excepcional, en el que la vida salvaje y las dinámicas humanas han sabido complementarse en perfecta armonía. El clima andino ha propiciado la aparición y convivencia de diferentes tipos de bosque, los cuales, normalmente aparecen en espacios geográficos aislados. Estas condiciones tan especiales han conseguido reunir a lo largo de este territorio unas 9.000 especies de plantas vasculares, 270 especies de mamíferos, 210 de reptiles, 200 de aves y 130 de anfibios. En esta densa concentración de flora y fauna emblemática, destacan el oso de anteojos, el zamarrito pechicnegro, el gallo de la peña, olingos, tucanetes, loros, tangaras, tigrillos e infinidad de anfibios y reptiles.
Las reservas de biosfera están compuestas por ecosistemas terrestres, marinos y costeros, reconocidas por el Programa sobre el Hombre y la Biosfera de la UNESCO. En cada una de ellas se fomentan soluciones para conciliar la conservación de la biodiversidad con el uso sostenible, el desarrollo económico, la investigación y la educación. En el caso del Chocó Andino, las diferentes ciudades aledañas -Quito o Los Bancos-, se mantienen gracias a servicios ecosistémicos como fuentes de agua potable, producción agroecológica y generación de energía eléctrica.
Para las cerca de 400.000 personas que componen las comunidades aledañas a estos bosques, además, el crecimiento de la densa vegetación sirve de barrera protectora frente al riesgo de aluviones y movimientos masivos de tierra. Por otro lado, los bosques constituyen una importante fuente de ingresos para la población, que vive principalmente de las actividades turísticas, del cultivo de caña de azúcar o de la ganadería. Este nombramiento servirá para poner en marcha un proyecto territorial para la conservación y la sostenibilidad de la riqueza biológica de este lugar.
Con esta última declaración, la lista de reservas naturales nombradas por la UNESCO asciende a un total de 686.
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