Basilea, la suiza más cultural y deslumbrante que vibra junto al Rin

A orillas del animado río Rin, en la frontera natural de Suiza con Alemania y Francia, Basilea cautiva a los viajeros que llegan a ella, una de estas enamoradas es la ilustradora Alicia Aradilla. Un viaje único y muy especial en el que descubrió como Basilea entrelaza su historia con la escena vanguardista que ofrecen su arquitectura y sus innovadores museos, sorprendiendo con unas inmensas ganas de compartir cultura y diversión.

Otoño es una época estupenda para descubrirla, debido a las agradables temperaturas y a la gran cantidad de propuestas que ofrece, con una agenda cargada de conciertos, exposiciones y otros eventos. A finales de noviembre, los más de 100 puestos de su reconocido mercado navideño se suman a la imparable agenda, llenando de alegría y luz las plazas de Bafüsserplatz y Münsterplatz. El momento ideal para degustar los numerosos dulces y otras delicias culinarias locales, acompañadas de vino caliente y amenizadas con música en directo, es durante el puente de diciembre, unos días mágicos donde disfrutar de la escapada perfecta.

Cada celebración o fiesta en Basilea cuenta con un dulce representativo. Durante la feria de otoño, celebrada desde hace más de 550 años, durante la última semana de octubre y la primera de noviembre, está muy presente el Magenbrot, un pan de especias glaseado. Una delicia que podemos degustar en los mercadillos navideños de toda la ciudad, aunque no es el único dulce presente y es que el Brunsli, una galleta de chocolate y nueces, es típico de Basilea.

En Carnaval y Cuaresma, los Fastenwähe, o pretzels suizos espolvoreados con comino, toman el protagonismo. Y es que la tercera ciudad de Suiza presume de una rica tradición en la elaboración de confitería de alta calidad. De hecho, en ella se encuentra la fábrica más antigua de galletas Läckerli del país, elaboradas con miel, almendras y fruta confitada.

Descubriendo Basilea a través del pincel de Alicia Aradilla

Las ilustraciones de Alicia por las armoniosas calles de Basilea nos adentran en su apasionante historia, de más de 2.000 años de antigüedad, y nos muestran su arquitectura de contrastes. Desde el encantador casco antiguo, adornado por más de 200 fuentes de agua potable, fuente de Gemsberg, y casitas del siglo XV, hasta las Torres Roche, el edificio del recinto ferial de Basilea o el Campus Novartis, mecas de la arquitectura moderna.

La puerta Spalentor es la entrada más imponente de las tres que aún se conservan de la muralla levantada en el año 1400. Su torre de planta cuadrada recibía los productos que llegaban desde la Alsacia. Estrechas callejuelas de cuento guían hasta el Ayuntamiento, sede del gobierno y del parlamento de Basilea. Con una llamativa fachada roja decorada con pinturas, domina Marktplatz. La plaza es uno de los puntos de encuentro de la vida local gracias a su mercado diario de productos frescos. 

A unos pasos, la Catedral (Münster), construida entre los años 1019 y 1500 con piedra rojiza y tejas verdes, mezcla los estilos románico y gótico. Junto al monumento más simbólico de Basilea, las aguas del Rin integran la vida cotidiana de Basilea. Sentarse frente al río a la caída del sol, pasear por su orilla, atravesarlo en un curioso transbordador de cable o dejarse arrastrar por su suave corriente durante los meses más cálidos son algunas de las experiencias con las que premia esta icónica vía fluvial. Aunque, para admirarla en toda su plenitud, habrá que acercarse hasta el puente Mittlere Brücke, desde donde conseguir una de las perspectivas más espectaculares de Basilea. Al otro lado del puente se ubica Kleinbasel, un barrio de moda repleto de coquetos restaurantes, bares y tiendecitas.

Moverse por Basilea en tranvía es una opción estupenda para explorar todos sus rincones. El transporte es de uso gratuito con la BaselCard, tarjeta que se obtiene sin coste al reservar cualquier alojamiento en la ciudad. De esta forma, será fácil llegar hasta la Fundación Beyeler. Diseñada por el arquitecto italiano Renzo Piano, y rodeada de naturaleza a las afueras de Basilea, ofrece una perfecta fusión entre arte y arquitectura con obras clásicas y contemporáneas que se exhiben en exposiciones temporales.

Pero esta urbe vibrante cuenta con otros importantes museos, unos 40 en total, situándose como una de las ciudades que reúne más arte y cultura de Europa, y del mundo.