Albarracín, la ciudad inconquistable
La localidad turolense de Albarracín es el escenario de “La Ciudad” (Ediciones B), la segunda entrega de la trilogía medieval del escritor e historiador Luis Zueco, tras la exitosa novela “El Castillo”. El autor comparte con VIAJAR los atractivos y los secretos de este pueblo de leyenda.
Albarracín es una localidad amurallada de poco más de mil habitantes, que encabeza la mayoría de las listas de los pueblos más bonitos de España y nunca falta en las que recogen los mejores de toda Europa. Este enclave turolense conserva toda su esencia medieval, toda su autenticidad. Con sus calles estrechas y empinadas; sus casas que se cierran a medida que ganan altura, con disposiciones a veces imposibles; sus interminables murallas que ascienden y bajan por los cerros que rodean la población; su espléndida catedral; su alcazaba musulmana; sus iglesias y ermitas, y sus castillos. Albarracín y su entorno fueron, durante el período andalusí, un pequeño reino de taifas. Su nombre proviene del linaje que la gobernaba, al-Banu Razin, la ciudad de los hijos de Razín. De esta fascinante etapa se conservan dos importantes testimonios: la torre del Andador, en lo más alto de la población, y la antigua alcazaba de los Banu Razin.
La taifa pasó por cesión a una familia cristiana de Navarra, los Azagra, que mantuvieron la independencia del Señorío de Albarracín frente a los poderosos reinos de Castilla y de Aragón hasta finales del siglo XIII. Toda una peculiaridad dentro de la historia medieval española. Albarracín se aprovechó siempre de su inexpugnable situación, encaramada a una mole de roca modelada por el río. Una población indómita, independiente y desafiante, donde el tiempo decidió detenerse, quizá abrumado por su belleza. A las defensas naturales, Albarracín sumó su impresionante complejo defensivo para resistir asedios y ataques, y hoy en día todo ello es todavía posible de admirar cuando la visitamos.
Comer y dormir
Restaurante La Taba
Travesía de la Catedral, 9
Con una cocina que busca la convivencia entre lo tradicional y las últimas tendencias gastronómicas, con productos de calidad del territorio.
Restaurante El Buen Yantar
Junto a la Plaza Mayor
Se ha convertido, en su corta trayectoria, en una apuesta segura para todos aquellos que visitan Albarracín. Un restaurante con encanto, acogedor y muy tranquilo, donde se puede degustar la comida de siempre, con la base de productos naturales de la región: ternasco de Aragón, jamón de Teruel y queso de la zona.
Bar El Molino del Gato
Ubicado en un antiguo molino del siglo XVI. Es un bar muy singular que ofrece un ambiente ideal para charlar o tomar una copa.
La Casona del Ajimez
Calle San Juan
Dispone de seis habitaciones que rememoran las tres culturas que convivieron en Albarracín. Cuidado en los detalles y excelente servicio son sus características.
Hotel La Casa del Tío Americano
Situada extramuros de la cuidad, en el barrio de los Palacios, sus terrazas proporcionan una extraordinaria panorámica de la localidad. En su restauración se han utilizado los materiales tradicionales, respetando volúmenes y distribución. Dispone de seis habitaciones con mucho encanto y preciosas vistas.
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