5 viajes que todo el mundo debería hacer antes de los 40 años

Si la frase “no importa el destino, sino el trayecto” nunca ha tenido sentido para ti, este es el momento de que lo haga. No significa que sea lo mismo viajar a las playas de Sanxenxo que a la región de los Cárpatos en Transilvania. Ni a las playas azules de Kaş, en Turquía. Tampoco es lo mismo viajar a Urimqi, la ciudad más remota de China. Esa frase es realmente una verdad a medias que quiere decir que, cuando se aprecia el recorrido, el destino final cobra otro significado.

Dándole una vuelta al símil de que la vida es un viaje, que lo es (una cosa no quintal la otra), los 40 son la etapa en mitad del recorrido. Que el camino siga o no igual, no importa tanto como que el final se sienta cada vez más cerca. Los siguientes viajes han sido seleccionados en contraposición a esa idea. Son recorridos que demuestran que todo sigue igual o, de no hacerlo, no guarda relación con que la tierra haya dado una vuelta más al sol. Son viajes para que hagas tuyos e integres como parte de tu vida. Como parte de ti. Una forma de ver que el mundo sigue girando, contigo dentro.

Para los amantes de los viajes en tren, este recorrido es el más espectacular de Portugal. De ella puedes esperar unas vistas espectaculares de los meandros del Duero, en los que el vagón parece adentrarse en algunos puntos del trayecto.

Después de varias paradas en pequeñas estaciones pintadas de blanco, tocará adentrarse en estrechos cañones, llenos de bancales y terrazas donde abundan los viñedos. El último tramo hasta Pinhão, tiene parada obligatoria en Regúa, donde están algunas de las bodegas más míticas de la zona. Con el siguiente tren, llegaremos finalmente a nuestro destino, en este viaje por una de las comarcas más impresionantes de Portugal.

Que bien podría ser el Camino de Santiago o la Ruta de la Plata, pues lo importante es la mochila, las zapatillas y el paisaje que vas dejando atrás. Por cuenta propia, la ruta del Canal de Castilla es un viaje con sabor propio.

Se recorrerán las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid al lado del único canal navegable de España, un trayecto de varias etapas que en total suman más de 200 km navegables. Si cuentas con poco tiempo, se recomienda hacer la etapa del Ramal sur, de solo 54 kilómetros. Es la más frecuentada y pasa cerca de las ciudades de Valladolid y Palencia, lo que da la oportunidad de visitarlas.

Este pequeño pueblo a hora y media en coche desde Madrid es uno de los más bonitos de la Alcarria de Guadalajara. Parecerá extraño proponer un sitio así para superar la crisis de los cuarenta, pero este lugar fue capaz de marcar a personajes como el Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela, que escribió de la Alcarria: “un hermoso país al que la gente no le da la gana”. Manuel Leguineche, el célebre periodista que dió la vuelta al mundo, eligió un pueblo de la Alcarria para pasar sus últimos años, lo que debería bastar para convencer de que este lugar tiene algo especial.

Si estabas empezando a ver un patrón en los destinos anteriores, olvídalo. Este lugar se encuentra en América, en la frontera entre Perú y Bolivia y es famoso por ser el lago más alto del mundo. Es un lugar místico, ligado fuertemente a la mitología Inca, que destaca también por sus majestuosos paisajes y fauna diversa.

Hay alojamientos desde 25 euros la noche, desde los que podrás descubrir las ruinas que pudieron ser el origen de la civilización Inca, según cuenta la leyenda. Es un lugar para descubrir y para descubrirse. Para aquellos que no se consideran personass místicas, es uno de esos lugares que pueden hacerte cambiar de opinión.

Esta ciudad situada en el extremo sur de Croacia es considerado el destino de fiesta más seguro de toda Europa y un recordatorio de que eres lo que haces y no la edad que tienen.

Por supuesto, esta preciosa ciudad cuenta con un casco antiguo amurallado e impresionante, que se impone sobre el Adriático desde lo alto de sus acantilados. Es precisamente el espectro que va desde los tranquilos paseos bajo la luna a una fiesta dentro de una fortaleza medieval en el Club Revelin, lo que hace de este lugar el sitio perfecto para redescubrirse y reconectar con uno mismo.