La Viena que no conocías: del pequeño París al mercado más grande de la ciudad

Por las calles de Hofburg ya no se ven carrozas, sus palacios se han convertido en oficinas, embajadas o residencias privadas. Este y otros distritos de la ciudad son una prueba de la nueva Viena global.

Vistas desde 360º Ocean Sky en la azotea de la Casa del Mar.
Vistas desde 360º Ocean Sky en la azotea de la Casa del Mar. / Cristina Candel

Hay otra Viena que se aleja de su afamada imagen imperial, la que congrega a miles de turistas deseosos de descubrir la huella de Francisco José y su esposa Elizabeth, Sissi, en el palacio de invierno Hofburg y el de verano de Schönbrunn o a aquellos que quieren admirar toda la grandiosa arquitectura que surge en torno a la Ring, los grandes museos y sus magníficos parques repletos de estatuas. Porque Viena es cada vez más una ciudad multicultural, donde se hablan alrededor de cien idiomas, casi casi como ocurría en el pasado siglo antes de la Primera Guerra Mundial, en el centro neurálgico de Europa. Con casi dos millones de habitantes de los que un 40 % tiene un origen extranjero desde una o dos generaciones anteriores. 

Albertina Modern, el museo de arte moderno.

Albertina Modern, el museo de arte moderno.

/ Cristina Candel

El pequeño París

Para descubrir ese crisol cultural y social no hay nada como alejarse del distrito uno, el más concurrido y turístico de la capital austriaca, y pasear por otros que también seducen al visitante por su encanto y su original oferta de ocio. En los últimos tiempos el número 9, conocido como el pequeño París (Servitenviertel), entre Währinger Straße, Rossauer Lände y Schottenring, ha alcanzado tanta fama como cuando el monasterio de los Servitas abrió sus puertas en este lugar en el siglo XVII. El Servitenviertel vienés posee un encanto extraordinario, con casas especialmente bien cuidadas y conservadas alrededor de la Iglesia de los Servitas, una construcción barroca del siglo XVII escoltada delante de su fachada por varios puestos de verduras y frutas orgánicas, miel y vino, y el mercado de alimentos orgánicos. 

Restaurante Adlerhof.

Restaurante Adlerhof.

/ Cristina Candel

A los vieneses les encanta este distrito 9 porque reina un ambiente casi provinciano con cafés, restaurantes de moda, terrazas e isletas con árboles al borde de la calle que se abarrotan de gente cuando el sol se apodera de este distrito diferente al resto de los vieneses. El Liceo Francés y el Estudio Molière se hallan en este barrio de influencia gala, pero no concentran a tantos curiosos como las pastelerías y panaderías encabezadas por La Mercerie, en la esquina de Servitengasse y Porzellangasse, con sus viejas estanterías y un bonito suelo de baldosas.

Es este un pequeño paraíso gastronómico para probar las baguettes o los cruasanes, las tartas o la quiche lorraine y si no te atraen estas delicias, a solo unos metros abren el Xocolat Manufaktur con sus maestros chocolateros y el Edelschimmel, otro animado local que propone una carta con alrededor de 80 quesos selectos para degustarlos al lado de una copa de vino o de champán. 

Viñedos en la colina Kahlenberg.

Viñedos en la colina Kahlenberg.

/ Cristina Candel

No faltan tampoco en este barrio francés los edificios históricos como el Strudlhofstiege, con sus escaleras catalogadas como obra maestra del art nouveau vienés, o el Palacio Liechtenstein, que reúne un ramillete de obras de arte europeo de cinco siglos en la que se considera una de las colecciones privadas más importantes del mundo. Pero es la consulta del creador del psicoanálisis Sigmund Freud, hoy Museo Freud, la que concentra un mayor número de visitantes en este rincón de la capital austriaca que está vinculado a la música clásica. En este distrito nació Franz Schubert y murió Ludwig van Beethoven.

El Museo Freud

Desde 1971, año de la inauguración del Museo Freud de la mano de su hija Anna, la casa del número 19 de Berggasse ya se había transformado en un lugar de peregrinación para estudiantes del psicoanálisis y enfermos de todo el mundo, pero ahora, tras su renovación en 2020, las estancias en las que Freud vivió y trabajo desde 1891 hasta 1938 se han convertido en protagonistas de la exposición en sí mismas.

Casa Museo Freud.

Casa Museo Freud.

/ Cristina Candel

Cuatrocientos veinte objetos se exponen en esta vivienda y permiten profundizar mejor en el padre fundador del psicoanálisis, una de las grandes figuras intelectuales del siglo XX. Cartas, libros y primeras ediciones de publicaciones, fotografías, antigüedades y una interesante colección arqueológica se acumulan en las habitaciones privadas de Freud que ahora sí son accesibles a los visitantes. Incluso se puede tocar el timbre de la puerta de entrada en el entresuelo de la casa e imaginar cómo pudo Freud componer en esta vivienda sus grandes obras, como La interpretación de los sueños o Sobre el psicoanálisis, al tiempo que organizaba su famosa Sociedad Psicológica (el primer grupo de trabajo del psicoanálisis) en reuniones semanales todos los miércoles dentro de la sala de espera de su clínica hasta su exilio definitivo a Londres tras huir del régimen nazi.

Con la ampliación del museo que ha duplicado casi sus metros cuadrados de superficie (de 280 a 550) se descubrieron casualmente algunas viejas capas de la pintura de las paredes y los techos, que se dejaron parcialmente al descubierto recordando el estilo de la decoración original y apareció una antigua conexión de teléfono en la sala que fue el dormitorio de Anna Freud, la hija menor del médico, mientras que en el consultorio de su padre hay restos del tapiz de la pared junto a la cual estaba el famoso sofá de los pacientes. Son detalles curiosos de un museo muy visitado donde impresionan todavía más ahora la biblioteca del psicoanálisis con 40.000 obras y el espacio utilizado en el inmueble para albergar a varias familias de judíos. En total, unas 79 personas esperaron en este lugar su deportación final. 

Un mercado callejero global

Los contrastes en la Viena del siglo XXI son cada vez más habituales. Solo con acercarse al distrito 16 se comprueba cómo Viena puede desprender un toque mediterráneo y de Oriente Medio. Entre Thaliastrasse y Ottakringer Strasse, el mercado de Brunnenmarkt se ha convertido en un nuevo atractivo de la capital con otra cara muy diferente a la imperial.

Casco antiguo de Viena.

Casco antiguo de Viena.

/ Cristina Candel

Es este un mercado que existe desde finales del siglo XVIII y ahora cuenta con 170 puestos regentados por turcos, vendedores de la antigua Yugoslavia e inmigrantes procedentes de Oriente Medio; es el más extenso que puedes encontrar en Viena y probablemente uno de los más baratos de la capital. En su recorrido puedes encontrar de todo, tiendas de mermeladas, joyerías, vendedores de frutas y verduras frescas, panaderías turcas con hornos a fuego, puestos de flores, especias, quesos o peceras con animales vivos, que se extienden en una larga calle que culmina en Yppenplatz, una pequeña plaza con árboles, grafitis y un par de restaurantes interesantes.

De camino a la ciudad vieja, el distrito 7 o de Neubau se ha convertido en otro de los predilectos de los vieneses por su ambiente tranquilo y su nutrida oferta de restaurantes, tiendas singulares, cafés con encanto y tabernas típicas. Un oasis alejado de los turistas que puedes disfrutar, por ejemplo, en Adlerhof, una antigua taberna (beisl) vienesa transformada desde 2020 en un punto gastronómico de moda adornado en sus paredes con copias de pinturas originales del siglo XVIII. Basta con probar su café y su popular tartaleta hecha con mus de pistacho, chocolate negro, pan de oro y mazapán en su antigua cocina para enamorarte de este coqueto salón con una llamativa escalera de caracol que antiguamente llevaba al sótano y ahora es una gran cesta colgante.

La iglesia ortodoxa más hermosa de Viena

Nuestro objetivo es rebasar la Innere Stadt, el primer distrito de la capital vienesa, y acercarnos al barrio 3, cuyo máximo exponente turístico es el Palacio Belvedere, donde se expone El beso de Gustav Klimt, pero saliendo del edificio por la puerta que da a la calle Rennweg otra sorpresa arquitectónica espera al viajero.

Iglesia ortodoxa rusa de San Nicolás.

Iglesia ortodoxa rusa de San Nicolás.

/ Cristina Candel

Lo normal en Viena es encontrarse con un ramillete de iglesias católicas pero en este punto, a solo cinco minutos a pie, se alza en el número 2 de Jaurèsgasse la iglesia ortodoxa rusa de San Nicolás (Russisch Orthodoxe Kirche), construida en el siglo XIX entre 1893 y 1899 para la comunidad rusa de Viena, siguiendo el estilo de las iglesias ortodoxas rusas con el aporte económico del zar Alejandro III. El templo, rodeado de varias embajadas, está dedicado a San Nicolás y al santo ruso Alexander Newskij y maravilla por sus cinco cúpulas doradas exteriores y su solemne interior al que acuden decenas de fieles en los oficios.

Albertina Modern, culto al nuevo arte 

De vuelta al distrito 1, una de las novedades museísticas de Viena es la Albertina Modern. Inaugurada en plena pandemia del COVID-19, este apéndice de la clásica Albertina anexa al edificio de la Ópera muestra la historia del arte austriaco de los últimos 80 años en una exposición permanente a través de su propia colección de más de 60.000 obras de 5.000 artistas.

El museo, que ocupa más de 2.000 metros cuadrados, se halla en la Künstlerhaus am Karlsplatz, una casa de exposiciones construida en 1865 que se conoció como la Casa de los Artistas, y fue restaurada, modernizada y ampliada entre 2017 y 2020 gracias a Hans Peter Haselsteiner. En su fachada principal destaca la estatua dedicada a Diego Velázquez, acompañada por las de Leonardo Da Vinci, Tiziano y Bramante.

Museo de Historia de Viena desde el Burggarten.

Biblioteca Nacional de Austria.

/ Cristina Candel

La figura de mármol, a la derecha del grupo, fue realizada por el artista Anton Brenek y en ella se ve al pintor vestido con su capa luciendo la Cruz de Santiago, la preciada insignia de caballero que le otorgó Felipe IV. Fue inaugurada en 1909 y mira hoy hacia la popular Karlsplatz de Viena. Claro que si de lo que se trata es de profundizar en la huella de Velázquez en Viena, la mejor opción es acudir al Museo de Historia del Arte de Viena (KHM), sito en la plaza de María Teresa, para admirar nueve cuadros expuestos del pintor sevillano: tres de la infanta Margarita, a las edades de tres, cinco y ocho años con vestidos rosa, blanco y azul, dos del rey Felipe IV, uno de la reina Isabel de Francia (primera esposa de Felipe IV), uno del infante Felipe Próspero, y uno de la infanta María Teresa y otro del príncipe Baltasar Carlos, hijos ambos del primer matrimonio del monarca. 

Museo de Historia del Arte de Viena.

Museo de Historia del Arte de Viena.

/ Cristina Candel

Seestadt, el barrio periférico más original

Viena continúa su crecimiento urbanístico no por el norte, donde sus famosos bosques y sus viñedos lo impiden, pero sí por el este. La creación de un nuevo barrio en Seestadt en el entorno de la parada final de la línea de metro U2, que ya es el distrito 22, ha significado que muchos vieneses y extranjeros se han instalado ya en uno de los proyectos de desarrollo urbano más grandes de Europa, un nuevo centro urbano a unos 20 minutos del centro, que ocupa unas 240 hectáreas.

Nueva zona a las afueras de Viena.

Nueva zona a las afueras de Viena.

/ Cristina Candel

Se trata de una ciudad inteligente que ha sido diseñada para adaptarse a todo tipo de personas y empresas. De momento ya son 4.000 las personas que viven en estos nuevos edificios, caprichosos y revolucionarios en su arquitectura, y se espera que en 2030 la población supere los 25.000 habitantes. Muchas de estas viviendas son de alquiler, con precios que se mueven entre los 7,50 y los 20 euros por metro cuadrado, y ya se han instalado 1.500 empresas y todo tipo de servicios escolares, comerciales y de salud e incluso una estación de tren que permite trasladarse a Bratislava en 30 minutos.

Wangari-Maathai-Platz.

Wangari-Maathai-Platz.

/ Cristina Candel

En este distrito, marcado por un lago artificial apto para el baño en verano, las mujeres también protagonizan los nombres de las nuevas calles y parques como la filósofa Hannah Arendt, la cantante Janis Joplin o Pippi Långstrump, la protagonista de Pippi Calzaslargas, pero la estrella del complejo es el Hotel Dormero HoHo, uno de los rascacielos de madera más altos del mundo con 143 habitaciones que ha sentado nuevas bases en el ámbito de la arquitectura sostenible. El edificio ha sido construido en un 75 % en madera y alcanza una altura de 84 metros.

Crucero por el río Donaukanal.

Crucero por el río Donaukanal.

/ Cristina Candel

Siguiendo la línea U2 en dirección a la capital no está de más bajarse en la estación Messe Prater para admirar la moderna Facultad de Económicas y Negocios en un espacio de 35.000 m2 construidos y 55.000 m2 de lugares abiertos, un total de 12 campos de fútbol que ocupan parte de lo que fue un coto de caza de los Habsburgo. El complejo, una pequeña Expo a primera vista, casi costó 500 millones de euros, después de unas obras que se alargaron tres años y medio, y ahora está ocupado por 25.000 estudiantes y 1.500 trabajadores.

Su buque-insignia es el edificio de la biblioteca, que simula una gran nave galáctica y futurista, aunque en su interior impera la funcionalidad. Lo diseñó la desaparecida Zaha Hadid, pero también trabajaron en este original campus dos creadores españoles, Eduardo Arroyo y Carme Pinós, que dejaron su huella dirigiendo los proyectos del edificio departamental D4 y la Executive Academy, respectivamente. 

Una terraza espectacular

Desde la azotea del undécimo piso de la Casa del Mar (Haus des Meeres), donde abre el bar y restaurante 360º Ocean Sky, se disfruta de la vista panorámica más completa de Viena. Se accede a esta terraza a través de un ascensor situado en la entrada en la planta baja. El edificio se construyó en la II Guerra Mundial para proteger la defensa aérea y en la actualidad es un acuario donde se exhiben peces tropicales, de agua dulce y salada del Mediterráneo, de ríos austriacos y del mundo submarino del Atlántico. Una de sus últimas novedades se encuentra en la planta séptima, donde se ha instalado un nuevo tanque de tiburones de 360 grados. Abre todos los días de 9:00 a 20:00 (oceansky.at/en). 

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