Valdeón, en busca del Valle Encantado

En el corazón de la Reserva de la Biosfera Picos de Europa se encuentra el Valle de Valdeón, que con sus encantos y generosa naturaleza, hechiza desde el primer momento

Riaño en los Picos de Europa
Riaño en los Picos de Europa / Irene González

La Reserva de la Biosfera Picos de Europa es un terreno fiero y casi infranqueable, no es de extrañar que fuera el último refugio de los valientes cántabros en su lucha contra el emperador romano Augusto. Entre picos, peñas, riscos y escarpes, que conforman la mayor formación caliza de la Europa Atlántica, se esconde una de las Reservas consideradas como las mejores del mundo por sus ecosistemas ligados al bosque atlántico. La Reserva de la Biosfera Picos de Europa es tierra de montañeses, de hayedos, de travesías, de ascensiones, y de costumbres ancestrales.

Esta tierra leonesa se encuentra en las entrañas de los Picos de Europa, y por su orografía, armoniza la conservación de los recursos naturales con el bienestar de sus escasos y dispersos habitantes. En el corazón de la Reserva se encuentra el Valle de Valdeón, que con sus encantos y generosa naturaleza, hechiza desde el primer momento. A la increíble belleza de sus cumbres se suma la riqueza de su fauna, donde el oso es uno de los protagonistas de este Valle encantado.

Estas cumbres han sido inicio obligado de los primeros montañeros, y también de ilustres escaladores que abrieron camino para acceder a sus emblemáticas cimas. Estamos en un terreno indómito que puede presumir de ser el corazón de los Picos, pisamos el valle más abrupto, estamos en tierra de águilas, en el cauce del bravo río Cares, en las entrañas de los Picos de Europa.

Aquí es imprescindible recorrer el paraje del monte de Corona, donde se alza magnífica la Ermita del mismo nombre. Cuenta la tradición que en este lugar fue coronado el rey Don Pelayo, y como toda leyenda, seguro que es cierta. Como toda tierra mágica, la ermita de Corona cuenta con leyenda propia, que afirma que a finales de 1 500 el Valle de Valdeón sufrió una gran sequía, así que las gentes del Valle le pidieron agua a la Virgen de Corona que se la concedió en forma de lluvia. Los fascinantes hayedos del Valle de Valdeón se prolongan hasta la comarca de Riaño, formando uno de los mejores bosques de haya de toda la Península.

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