Así eran las vacaciones de Gloria Fuertes en la Costa del Sol: era uno de sus lugares favoritos del mundo

De origen madrileño y humilde, la poeta Gloria Fuertes encontró en algunos puntos de Málaga un lugar de recogimiento y tranquilidad para sus vacaciones.

Gloria Fuertes veraneó en la Costa del Sol durante sus últimos veinte años de vida
Gloria Fuertes veraneó en la Costa del Sol durante sus últimos veinte años de vida / Istock / GordonBellPhotography

"Llevo seis semanas mirando al mar. Leo, escribo algo, paz, silencio. Mi habitación sobre el mar parece un barco. Voy sin nadie. Navego a la nada", dicen los primeros versos del poema titulado 'Verano 1992' que escribió Gloria Fuertes en uno de sus múltiples viajes a la Costa del Sol. De sangre madrileña, concretamente de Lavapiés, la poeta -a quien no le gustaba la palabra poetisa- se consideraba una enamorada de Málaga y todo lo que implicaba para ella.

La biografía de Gloria Fuertes es tan larga como prolífica fue su carrera. Nació en el año 1917 y murió en 1998, convertida en un icono de la literatura infantil y juvenil, pero con un hueco muy bien hecho también en la narrativa y la poesía adultas. Publicó su primer poema a los 14 años con el nombre de 'Niñez, juventud, vejez...', a los 15 ya recitaba sus propios versos en Radio España de Madrid y a los 16 publicaba su primer libro de poemas, 'Isla ignorada'.

Una historia de amor hacia un lugar

Bien entrada la edad adulta adquirió fama como personaje público y fue entonces cuando se conoció su carácter entrañable y pacífico. Durante sus dos últimas décadas de vida, descubrió una nueva pasión que quizá siempre había estado latente pero nunca había aprovechado debido a que su vida se desarrollaba en el interior de la península. Por aquel entonces, comenzó a pasar sus vacaciones en tres puntos de Málaga que la enamoraron: Estepona, Fuengirola y Rincón de la Victoria.

El paseo marítimo de Fuengirola en Málaga

El paseo marítimo de Fuengirola en Málaga

/ Istock / Thomas Demarczyk

Aquellos que la conocían sabía que la primera vez que llegó a Málaga lo hizo huyendo de una tremenda tristeza que la invadió en el momento en el que su compañera de vida, Phyllis Turnbull, falleció tras más de veinte años juntas. El profesor Alvar la invitó a la Costa del Sol por primera vez, para asistir a unos cursos de filología clásica que se celebraban en la ciudad. El mundo volvió a abrirle los ojos y le dio una segunda vida, con Málaga como segunda casa.

En la capital visitó el restaurante El Pimpi, que por aquel entonces estaba recién abierto y que hoy conserva en sus paredes la fotografía en la que la poeta posaba junto a los míticos barriles. Allí creó un pequeño grupo de artistas, jóvenes pintores y poetas malagueños, que acudían todos los viernes a una pequeña tertulia que llegó a bautizarse como los Viernes de Gloria. Se juntaban algunas personalidades como Jorge Guillén o Dámaso Alonso.

Lugares que dejan marca en las personas y viceversa

Como en todo lo que hacía, Gloria Fuertes dejó una marca imborrable en su querida Málaga, al tiempo que la ciudad lo hacía en ella y le ayudaba a superar uno de los golpes más fuertes de su vida. Uno de sus rincones estrella durante esos años fue el Hotel Rincón Sol, donde siempre solía pedir la habitación 410. En la cuarta planta, con vistas al mar y una terraza desde donde apreciarlas. Se levantaba tarde, pero su rutina era la misma: desayuno en la habitación o en el restaurante, baño en el mar, comida, sobremesa y vuelta al cuarto a escribir.

Cada uno de los lugares en los que veraneó la enamoraron por sus diferentes atractivos. De Fuengirola sus siete kilómetros de playas de arena, su castillo morisco, sus mercados y festivales, su oferta de entretenimiento o su ajetreo de día y de noche. De Estepona su ubicación entre el mar y la montaña, la tranquilidad de sus calles, sus preciosas casas blancas o la familiaridad del entorno. De Rincón de la Victoria también sus playas y, sobre todo, el anonimato que le ofreció en sus últimos años de vida.

La calle Gloria Fuertes en Estepona, Málaga

La calle Gloria Fuertes en Estepona, Málaga

/ Wikicommons. Panarria

No fue la primera ni será la última vez que Málaga y su entorno conquistan a quien lo visita por primera vez. En aquella época, en torno a la década de 1970, la zona era muy distinta. Aún no contaba con la infraestructura o la oferta cultural que tiene hoy en día. Sin embargo, la presencia de Gloria Fuertes hacía que su encanto aumentara. Aunque la gente no la conociera como poeta, la conocía como una persona campechana y cercana, que tanto amó la tierra como la tierra a ella, donde algunas calles llevan su nombre y los vecinos recuerdan todavía su paso por ellas.

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