Las únicas catedrales de España que son Patrimonio de la Humanidad son únicas en el mundo

España tiene una historia arquitectónica muy rica. Por la península han pasado multitud de culturas que han dejado huella en nuestra vida actual. Un ejemplo de ello es la cantidad de Patrimonios de la Humanidad que la organización mundial de las Naciones Unidas (Unesco) ha reconocido en nuestro país. La lista suma ya 50 bienes que se entremezclan entre: culturales, naturales y mixtos. La importancia de las catedrales en España— tanto religiosamente como culturalmente— ha hecho que en esta lista encontremos 14 catedrales repartidas a lo largo de todo territorio español. Gracias a su historia, su arquitectura o su aportación cultural, estas catedrales destacan de forma individual o conjunta a otros edificios históricos y la Unesco ha sabido reconocerlo. Y tú, ¿crees que puedes nombrarlas todas? ¡Descubrámoslo!

Burgos si destaca por algo es por su catedral. Declarada Patrimonio de la Unesco en 1984, es la única catedral española que tiene esta distinción de la Unesco de forma independiente, sin estar unida al centro histórico de la ciudad. Esta icónica catedral que tardó en construirse casi tres siglos representa a la perfección la historia del arte gótico. Su impresionante arquitectura no es lo único que destaca en esta gran catedral: también maravilla la gran colección de obras maestras que alberga; tumbas, pinturas, retablos y vidrieras que dejan boquiabierto a más de uno cuando la visitan. La catedral es el único bien de la ciudad que ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, a pesar de la cantidad de cosas que Burgos tiene para ofrecer a aquel que lo visita, los burgaleses sienten un enorme orgullo por este edificio, que reconocido o no es la esencia de la ciudad.

En realidad no fue solo la Catedral de Sevilla la que en 1987 fue declarada por la Unesco como “Patrimonio de la Humanidad”. También se unieron a la lista el Real Alcázar y el Archivo de Indias, ambos edificios suman a este conjunto monumental un ejemplo magnífico de tres grandes etapas de la historia de Sevilla. Parada imprescindible en tu viaje a la capital andaluza, te maravillarás con cada parte que forma este edificio histórico: desde sus retablos y capillas hasta el característico patio de los naranjos y su postal por excelencia: La Giralda. La catedral de Sevilla es una construcción de ensueño, y fascina a turistas de todo el mundo que cada año visitan la capital para conocer el emblema que forma esta joya histórica junto al Real Alcázar y el Archivo de Indias.

Las catedrales que también son Patrimonio, pero gracias a su conjunto histórico

Dentro de su conjunto histórico también podemos decir que hay muchas más catedrales españolas que han sido reconocidas por la Unesco: En 1983 fue reconocida La Catedral de León, un año más tarde se unió la de Córdoba. En 1985 se unieron las catedrales de Segovia y Ávila. Un año más tarde, en 1986 entraron las catedrales mudéjares de Aragón, la Concatedral de Cáceres y la Catedral de Toledo. Nos vamos ahora al año 1988, donde se le dio el reconocimiento a la ciudad de Salamanca, por lo tanto, también a su catedral.

En 1993 se sumaron a esta lista las Catedrales del Camino de Santiago: Oviedo, Vitoria, Lugo, Bilbao, Mondoñedo, y la de Santiago, que fueron nombradas Bienes Culturales de la Unesco. En 1996 fue Cuenca la que sumo su catedral, y tres años después la lista se actualizó con el núcleo histórico de San Cristóbal de La Laguna, que fue declarado en 1999 Patrimonio de la Unesco y, por lo tanto, también su catedral. La última de todas estas preciosas catedrales fue la Catedral de Baeza declarada en 2003.

Podría decirse que las catedrales son una de las partes históricas más importantes de nuestro país. No solo por su arquitectura, sino por la cantidad culturas y personas que las dieron forma y consiguieron que cada vez que visitamos una de ellas nos asombremos de su legado. Sea un reconocimiento independiente o no, las catedrales de nuestro país son un patrimonio único, y tenemos la misión de salvaguardarlas para que sigan fascinando de igual manera a las próximas generaciones.