Una turista dicta sentencia sobre España y desata la polémica: "lo hacéis mejor que en Italia"
Lo que opinan los extranjeros cuando pisan nuestro país: sorpresas, clichés que se desmontan y un inesperado elogio nacional por parte de una turista italiana.

Muchos de vosotros ya estáis familiarizados con nuestro formato de Instagram Viajeros Responden. Cada pocas semanas, nos lanzamos a la calle a preguntar a los viajeros todo tipo de anécdotas e impresiones. En nuestra última edición, atacamos a los visitantes extranjeros para preguntarles qué es lo que más les sorprende de España, o dónde está el mayor contraste con su país.
Las respuestas, como era de esperar, son tan variadas como los acentos de quienes las pronuncian. Hay quien se maravilla con lo evidente —la comida, el clima, la vida en la calle— y otros lanzan observaciones más insospechadas que nos hacen darnos cuenta de nuestras particularidades.
En uno de los últimos vídeos, una turista italiana dejó caer una frase que generó un pequeño terremoto en nuestros orgullosos corazones ibéricos: "Lo hacéis mejor que en Italia". Lo dijo convencida, sin rastro de ironía, y el tema era más serio de lo que parecía.
La italiana lo tiene claro: mejor que en Italia
La italiana se refería al tráfico y a la forma de conducir por las ciudades. Para ella, en comparación con lo que vive en su país, España es un ejemplo de orden, vigilancia y respeto por las normas. Y no es la única que lo ha notado. Nuestro propio director digital, entre risas, confirmaba: “Eso es verdad”. Aunque a veces casi disfrutemos protestando por lo mal que conduce el vecino, parece que si miramos hacia el este salimos ganando.
En Italia no es raro que alguien aprenda a conducir con un primo, un padre o incluso por su cuenta. Las autoescuelas no son tan frecuentes y el carné se puede obtener con bastante facilidad. De hecho, en algunas ciudades (Nápoles, te estamos mirando a ti) hay malas lenguas que afirman que es posible "comprar" permisos sin pasar por el examen. A esto se suma el hecho de que no existe la figura de la policía de tráfico: los agentes de la autoridad solo se personan si se les llama, por lo que la vigilancia es mínima, las multas escasean y los límites son más bien sugerencias.
Allí, adelantar por la derecha es habitual, las líneas continuas son decorativas y las aceras un espacio compartido con motos y coches. Además, las normas que sí existen son más laxas que en España: un semáforo en rojo no obliga a la detención, sino al paso con precaución; y el cinturón trasero es opcional.
En cambio, en España, donde sacarse el carné implica meses de teoría, práctica y desembolso, la presencia de la Guardia Civil de Tráfico impone una autoridad que se nota, incluso para quienes nos visitan.
Ahora bien: todo depende de qué se entienda por conducir mal. Si bien las normas de circulación en Italia son más bien sugerencias, lo cierto es que los italianos pueden presumir de un gran control del vehículo –no olvidemos que por su sangre corre el amor por el motor– y los accidentes son poco habituales.
Más allá del tráfico, los turistas también destacan otros detalles curiosos. Un chino confesaba con asombro que aquí no está mal visto beber una cerveza a las dos de la tarde, mientras que en su país es muy poco habitual beber alcohol entre semana. Una mexicana lamentaba no encontrar chile en ningún lado (“me ofrecen pimienta o mostaza, ¡eso no pica!”), una estadounidense se reía del exceso de jamón (“está por todas partes”) y otra señalaba lo difícil que es encontrar un restaurante donde se nos dé de cenar antes de las 8:30.
Eso sí, no todo son halagos: otra turista mencionó que hablamos demasiado rápido, que interrumpimos sin parar y que resulta casi imposible seguirnos en una conversación. Pero hasta el viajero más pausado tiene que reconocerlo: incluso eso, en el fondo, parece parte de nuestro encanto.
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