Si tienes uno de estos apellidos, probablemente desciendas de un zar ruso

Tras la Revolución Rusa de 1917, muchas familias de la nobleza rusa, incluidos descendientes de los zares, huyeron de su país. Europa fue su destino principal, y aunque la mayoría se estableció en Francia, Reino Unido o Alemania, algunos llegaron a España, donde dejaron su huella. Si tienes uno de estos apellidos, poco comunes, a priori, podrías estar relacionado con la realeza rusa.

El apellido más icónico de la Rusia imperial es, sin duda, Romanov. Esta dinastía gobernó el país desde 1613 hasta 1917, cuando la Revolución Rusa forzó su exilio. Algunos descendientes de los Romanov lograron escapar y establecerse en Europa, incluyendo España. La gran duquesa María Vladímirovna, actual pretendiente al trono ruso, ha vivido en España durante años, lo que ha acercado a esta familia a la historia española reciente.

Los Obolensky son una familia noble cuyo linaje se remonta a la época medieval rusa. Tras la caída del Imperio Ruso, algunos miembros de esta familia emigraron a varios países de Europa, y una de sus ramas se estableció en España. Este apellido ha mantenido su relevancia y es posible que encuentres descendientes de esta familia con vínculos en la península ibérica.

La familia Gagarin, otra de las casas nobles más antiguas de Rusia, también tuvo que abandonar su tierra natal tras la Revolución. Los Gagarin, además de su linaje real, se hicieron famosos por sus logros en ciencia y cultura, y al igual que los Obolensky, algunos de sus descendientes residen en España o en otros países europeos. Tener este apellido podría vincularte no solo con la nobleza, sino también con una de las familias más ilustres de Rusia.

El apellido Yusupov es sinónimo de poder y riqueza en la historia rusa. Félix Yusupov, miembro destacado de esta familia, fue conocido por su participación en el asesinato de Rasputin, una figura clave en la corte del último zar, Nicolás II. Tras la Revolución, los Yusupov emigraron a Europa, y algunos de sus descendientes han residido en España. Aunque no fueron zares, su cercanía al poder los convirtió en una de las familias más influyentes de la nobleza rusa.