Los tesoros de Arcos de Las Salinas

Arcos de las Salinas se prepara para inaugurar Galáctica, un espectacular centro de difusión y práctica de la astronomía.

Galactica
Galactica / Javier Callejas

Arcos de las Salinas es un pequeño pueblo turolense de calles antiguas y estrechas, quinientas casas, cien habitantes, una iglesia barroca un tanto ajada, dos bares, una tienda, un hotel y un horno moruno donde algún día volverá a cocerse pan. Como muchos otros pueblos de su entorno, las sierras de Gúdar y Javalambre, Arcos de las Salinas está lleno de tesoros: se puede pasear, respirar, comer, dormir y vivir con tranquilidad, ver azores, verderones y abubillas, oír a los chotacabras, escuchar el rumor del río que sube entre los pinares y, sobre todo, ver las estrellas.

Cuenta con uno de los cielos más limpios del planeta. Sin contaminación lumínica –se acaban de instalar en el pueblo bombillas que causan el mínimo impacto al observador–, a mil metros de altitud, con un clima seco, de pocas lluvias y menos niebla. Fue el sitio elegido para instalar –en el pico más alto de los que rodean el pueblo, el Pico del Buitre– el Observatorio Astrofísico de Javalambre, que rastrea el espacio para detectar la energía oscura y cartografiar el universo. Y ahora se prepara para la inauguración de un proyecto precioso: Galáctica, un centro de difusión y práctica de la astronomía abierto a niños, adultos, curiosos y astrónomos aficionados. Por fuera, parece una nave espacial, un platillo volante cómodamente instalado en el lomerío. Por dentro, cuenta con nueve cúpulas, un telescopio solar, dos telescopios nocturnos, tres telescopios semiprofesionales y espacio previsto para acoger y montar los telescopios de los visitantes.

Una maravilla que a muchos permitirá ampliar sus conocimientos del cielo y a otros sencillamente admirarlo. Vivimos en un país que ha gastado algunos recursos –tampoco muchos– en proteger los espacios naturales, pero que apenas ha invertido en conseguir que la contemplación del cielo fuera posible tal y como lo fue para nuestros abuelos. De ahí que haya que celebrar cada vez que un lugar se preocupa por cuidar el fascinante espectáculo que nos ofrecen la noche y las estrellas. Gracias, Arcos de las Salinas, feliz despegue de Galáctica.

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