Segunda década por Mariano López

La NASA asegura que no habrá fin del mundo en 2012. Los científicos siempre tienen razón.

Mariano López
Mariano López

Comienza el Año de la Liebre en China, un año propicio para equilibrar los desmanes del anterior, reparar los zarpazos del Tigre. La tradición china cree en el eterno retorno de los años y los días, en el equilibrio que muestran las estrellas cuando completan su agitado y predecible círculo en el firmamento. La salud es equilibrio, la energía es equilibrio; el amor, también. La tradición china no cree que el nuevo año será mejor que el anterior: cree que nosotros seremos mejores de lo que fuimos solo si aprendemos del mensaje que está escrito en el viaje de las estrellas. Así debería ser este año nuestro viaje: calmado, reflexivo, hogareño, familiar. Pero no estamos en China. El calendario cristiano sí cree en la flecha del tiempo y agradece que vayamos dibujando los pilares del futuro. Ahora, con la crisis, las predicciones han reducido su optimismo, los extraterrestres son tipos agresivos y malvados, y apenas hay relatos que aventuren escenarios para las próximas décadas, asumiendo el riesgo de estar muy equivocados. 2010: Odisea 2 suponía que a estas alturas ya seríamos capaces de colonizar Europa, una de las lunas de Júpiter. Regreso al Futuro II imaginaba que, en 2015, los automóviles funcionarían gracias a la combustión de basura. Y Blade Runner dibujaba para 2019 su visión de Los Ángeles, con el policía Deckard enfrentado a los replicantes fugados de las colonias exteriores. La NASA ha elegido a Blade Runner como una de las diez películas de ficción científica mejores de la historia, junto con Gattaca, Contact y Parque Jurásico. Las peores, para la NASA, son Armageddon, El Núcleo (The Core) y, la peor de todas, 2012, una crónica de la destrucción del mundo por un impacto extra de neutrinos en el año previsto por los mayas. El diagnóstico de la NASA es firme: no habrá fin del mundo el próximo año. Los científicos siempre tienen razón. Viajar alarga la vida, dice Stephen Hawking en su último libro, El Gran Diseño, en el que plantea un universo lleno de lugares que nos esperan para decidir no solo nuestro futuro sino también nuestro pasado. Le llama "multiverso", universo múltiple. Es una imagen cósmica, pero fácilmente trasladable a este lado de la galaxia. Nuestros mejores sueños pueden estar en algún lugar del multiverso contenido en los límites de la Tierra, esperándonos. Hay que buscarlos ya, hay que viajar ahora, en este año chino de la Liebre.

En cuanto al futuro, yo espero no quedarme con las ganas de ver cómo se cumplen, al menos, dos predicciones: la derrota de la selección inglesa de fútbol por un equipo de robots (asegurada para la próxima década por British Telecom) y el lanzamiento de la nave estelar para turistas. La crisis también ha afectado al turismo espacial. La primera lanzadera turística, bautizada Enterprise, no despegará este año y las 400.000 personas inscritas tendrán que esperar hasta que finalice la década. Pero quién sabe. El multiverso de Hawking inspirará, seguramente, los nuevos programas de la NASA.

En la NASA respetan El Gran Diseño y saben que el coautor del último libro de Stephen Hawking es Leonard Mlodinow, uno de los físicos que mejor pueden responder, hoy, con Hawking, a las preguntas de por qué existimos, por qué hay algo en lugar de nada, y, al mismo tiempo, el escritor que más viajes intergalácticos ha imaginado. Fue el guionista de Star Trek: la nueva generación. Como escribió Arthur C. Clarke, el guionista de 2001: Odisea en el espacio: "La física avanzada, en el límite, no se distingue fácilmente de la magia".

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