La ruta literaria más confusa del mundo
El hotel del Borgo está en venta. Quizá le reemplace el castillo que imaginó Stoker para el Príncipe de los Vampiros.

Desde La Odisea, al menos, han sido muchas las novelas que han inspirado grandes viajes. Drácula, la mejor novela de todos los tiempos, según Óscar Wilde, también tiene su ruta. Pero, de momento, no puede ser más confusa.
A mediados de los 70, un grupo de viajeros estadounidenses recorrió Transilvania sin que pudieran encontrar la más mínima referencia al texto de Stoker. Sorprendidos, los viajeros contactaron con el director de Turismo de Bistrita, Alexandre Misiuga, y le preguntaron por qué Transilvania ignoraba al más famoso de sus personajes. Misiuga les explicó que tanto la novela como las películas sobre el famoso conde estaban prohibidas, habían sido consideradas “decadentes” por el régimen comunista. Los viajeros se marcharon, decepcionados, pero Misiuga se quedó con la idea. Trató de levantar unhotel con forma de castillo en el paso Tihuta del desfiladero del Borgo. Pero a la obra le faltó financiación y nunca fue un castillo, no pasó de caserón. En su sótano se habilitó una cripta con un ataúd de madera. A los turistas interesados en Drácula se les organizaba una visita a la cripta que finalizaba con la salida brusca del ataúd de un camarero envuelto en una capa negra. Una turista francesa falleció de un ataque al corazón, a consecuencia del susto que le produjo el camarero disfrazado de espíritu del conde.
El hotel del paso del Borgo nunca tuvo éxito entre los turistas. Los viajeros interesados en la ruta de Dráculaprefieren el castillo de Bran, en Brasov. Un castillo que sí cuenta con torres puntiagudas, pero que no guarda relación alguna con la novela ni con la historia de Vlad Dracul y su hijo Vlad Tepes, el personaje que quizá inspiró la sed de sangre del príncipe de los vampiros.
Ahora, el hotel del Borgo está en venta. Quizá dentro de unos años se reemplace por el castillo que imaginó Stoker, en un lugar aún dominado por la nieve, los lobos y la niebla, entre montañas donde aún se agitan las supersticiones. Entonces sí, habrá un lugar en Transilvania en el que coincidan los mapas y la literatura. La ruta auténtica del conde Drácula.
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