Ni el Park Güell, ni la Sagrada Familia: el lugar más bonito y pintoresco de Barcelona es todavía un secreto
La impronta única de este lagar ha llamado la atención por considerarse como una peculiar zona en el centro de Barcelona. Su arquitectura y disposición únicas le han valido el sobrenombre de "el pequeño Nothing Hill".

Barcelona es una de las ciudades arquitectónicamente más ricas y diversas, llena de monumentos icónicos que se estudian en las universidades y repleta de edificios monolíticos que atraen cada año a millones de personas. Sin embargo, muchos de estos lugares han perdido ese encanto que las caracterizaba precisamente por la masificación que han sufrido en la última década.
En el pasado año 2024, la ciudad recibió a un total de 15,5 millones de turistas, una cifra que se mantiene estable respecto a años anteriores y que, sin embargo, sigue suponiendo un volumen problemático para la ciudad. Lugares como la Sagrada Familia, el Parque Güell o la Pedrera concentran el grueso de estas cifras mientras que otros lugares más recónditos se mantienen incólumes ante las hordas de visitantes. Este es uno de estos lugares.
Un paseo de comedia romántica
Situado en el barrio de Sant Martí de Provençals, cercano al el Clot, se encuentra una calle peatonal que sorprende por sus pequeñas viviendas de un piso colocadas en hilera que cautivan a los viandantes con sus colores.
Tanto es así que desde la prensa española se ha puesto el sobrenombre a este barrio del pequeño Nothing Hill, en referencia al pequeño barrio londinense donde se grabó la famosa película de Julia Roberts y Hugh Grand. Al igual que este, se trata de una zona disonante con el bullicio y ajetreo de una gran ciudad, pese a encontrarse en el centro de esta.
Las casas, aunque diferentes unas de otras, cuentan siempre con un solo piso, con patio interior y ático. Se trata de un tipo de vivienda de principios de siglo típico de las afueras de las ciudades. Hoy, por el contrario, se encuentran relativamente cerca del centro de Barcelona, a escasos 13 minutos en transporte público de la Sagrada Familia. El lugar se llama Passatge d'Antoni Gassol, una calle de apenas 100 metros con la que visitar la Barcelona del pasado.
¿Quién está detrás del Passatge?
En el año 1899, mientras Gaudí finaliza el Portal del Rosario en su obra magna, nacía en Monistrol de Montserrat (Barcelona) el que sería uno de esos arquitectos modernistas que definiría alguno de los rincones de la ciudad. Su nombre era Manuel Puig Janer, autor de obras notables como el Pabellón de Santa Victoria, la casa Martín Ventosa o la Iglesia de Santa Eulalia de Provençana.
Este proyecto, sin embargo, fue concebido como una serie de viviendas unifamiliares para los trabajadores en una fábrica textil y estaba inspirado en el estilo de casas que se erigieron entre los siglos XVIII y XIX en la ciudad. Estas fueron construidas entre los años 1911 y 1929, siendo hoy en día consideradas como edificios históricos. Por encima de todo, es un ejemplo de conservación del mobiliario humano por su importancia histórica y social y uno de los lugares más pintorescos en los que perderse por Barcelona.
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