La misteriosa 'isla de la muerte' escocesa que estuvo prohibida durante medio siglo
Tras la Segunda Guerra Mundial fue declarada altamente peligrosa y se consideró que no podía habitarla nadie.

Cientos de leyendas azotan el mundo para asustar a los más vulnerables o atraer a los más valientes. Como el monstruo del lago Ness -o del lago Ness español- que ha aproximado a más gente de la que ha repelido en busca de un ser sobrenatural parecido a un dinosaurio. Aunque para algunos se trata de cuentos para niños, otros lo ven como una historia muy real. Pero hay lugares en los que, lo que pareciera un mito, es, ni más ni menos, una realidad verdadera.

Un reportero de la BBC, Fyfe Robertson, visitaba la isla escocesa de Gruinard en 1962 y narraba que allí "la llaman la isla de la muerte, la isla misteriosa, y con razón", añadiendo que "no es uno de esos cuentos antiguos tenebrosos o una superstición de las Tierras Altas". La explicación de ese sobrenombre se remonta a la Segunda Guerra Mundial, al año 1942, cuando un grupo de científicos de la Oficina de Guerra se hizo con la isla y comenzó a realizar experimentos secretos.
Operación Vegetariana
Tan restringido estaba el conocimiento de lo que se hacía allí, que todavía en la época en la que acudió Robertson, veinte años más tarde, muy poca gente sabía exactamente de qué trataban aquellas actividades. Lo que se sí sabía es que supuso una auténtica catástrofe ambiental, que quedó altamente contaminada y se prohibió su acceso hasta 1990, cuando el gobierno la consiguió declarar segura.
Fue siete años después cuando salió a la luz la verdadera motivación de los científicos británicos: convertir el ántrax, una infección bacteriana mortal, en un arma de guerra. Se bautizó como Operación Vegetariana y el plan consistía en infectar tortas de linaza para después arrojarlas desde un avión sobre el territorio enemigo, la Alemania nazi, para que el ganado lo comiera y contrajeran ántrax, del mismo modo que lo harían quienes ingirieran la carne de estos animales.
A punto de una catástrofe mundial
Los efectos de esta bacteria tardan en aparecer, pero son espeluznantes y se tornan en letales muy pronto. Si el plan se llevaba a cabo, diezmaría la población de la región en menos que canta un gallo, sin necesidad de enfrentarse en el campo de batalla. Pero antes debían comprobar si funcionaría y aquella isla, alejada de todo núcleo de población y con mucho espacio al aire libre, era el lugar perfecto. Casi cien ovejas fueron sacrificadas causando resultados devastadores.

Aunque se produjeron cinco millones de tortas de linaza infectadas con ántrax, gracias al avance de la invasión aliada de Normandía el plan se abandonó, aunque Reino Unido ya contaba con un arma de destrucción masiva. Estos datos se conocieron gracias a que el gobierno descalificó una película que había sido rodada por los propios militares comentando los detalles del experimento, bajo la dirección del jefe del departamento de biología de Porton Down, Paul Fildes.
La realidad supera a la ficción
La enorme potencia de esta bactería hace que persista durante décadas incrustada en el suelo después del brote, llegando a matar animales bastante después de la realización de los experimentos. Incluso el agua de la lluvia que se filtraba al mar era letal. Es por ello que el gobierno declaró la zona como demasiado peligrosa para que la habitaran animales o personas. Los militares pusieron la "isla de la muerte" en cuarentena indefinida.

La isla de Gruinard fue el primer lugar de Reino Unido donde se llevaron a cabo estas pruebas y, por desgracia, no fue el útlimo. Tampoco fue Reino Unido el único país que llevó al límite la capacidad de destrucción humana más allá de las armas convecionales. Este maravilloso lugar quedó oculto por casi medio siglo, demostrando que, en muchas ocasiones, la realidad supera con creces a la ficción.
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